Internacional
Primarias, un ensayo para destronar a Cristina
Las inéditas elecciones que se realizan hoy son para elegir las fórmulas presidenciales que competirán el 23 de octubre
Duhalde es un dirigente disidente del mismo partido de Cristina (el Partido Justicialista, también conocido como “peronista”, ya que responde a la ideología del ex presidente y símbolo argentino, Juan Domingo Perón), que ocupó la vicepresidencia del país en tiempos de Carlos Saúl Menem y fue presidente interino en los tiempos más agudos de la crisis económica de Argentina en 2002-2003.
Alfonsín es hijo del fallecido Raúl Alfonsín, quien fuera el primer presidente argentino después de la cruenta dictadura militar que tomó lugar en Argentina desde mediados de la década de los setenta hasta inicios de los ochenta. Ricardo pertenece a la centenaria Unión Cívica Radical.
Otro invitado al baile de nombres para la sucesión es Hermes Binner, precandidato del Partido Socialista y del denominado Frente Amplio Progresista. Los representantes del partido más cargado a la izquierda solamente gobiernan la provincia de Santa Fe, la cual retuvieron hace 15 días con la postulación de Antonio Bonfatti, mientras que el candidato de la presidenta, Agustín Rossi, cayó hasta el tercer puesto.
Una revisión del panorama político argentino deja una conclusión: Cristina controla más provincias que la oposición (ver mapa); sin embargo, algunos de los estados más poblados han sido recuperados por la oposición.
La victoria del liberal Mauricio Macri en la alcaldía de Buenos Aires y el ascenso del peronismo disidente con la conquista de Córdoba por parte de José Manuel de la Sota son triunfos que han hecho soñar a la oposición con mandar el proceso electoral presidencial del 23 de octubre a la segunda vuelta, por lo menos.
Por el lado oficialista, las encuestas colocan a Cristina Fernández con una ventaja, que aunque no asegura evitar la segunda ronda, de alrededor de 10 puntos porcentuales. El reto para la esposa del fallecido Néstor Kirchner es avanzar rumbo a las presidenciales, y evitar fragmentaciones o divisiones al interior.
Por el otro lado, para la oposición el desafío es formar un solo frente “anti Cristina”, que una a socialistas, radicales, peronistas disidentes y nuevos movimientos políticos, en la segunda vuelta, si éste fuera el escenario.
La jefa de Estado seguirá la jornada electoral desde la patagónica provincia de Santa Cruz, distante dos mil 800 kilómetros de Buenos Aires, adonde viajó el jueves pasado luego que su nuera perdiera el bebé que esperaba y que sería su primer nieto.
PARA SABER
El sucesor o la reelección
La reelección o el sucesor de Cristina Fernández de Kirchner será elegido el domingo 23 de octubre; en caso de que no existan 10 puntos de diferencia entre el primero y el segundo lugar, o que el primero no supere 50%, la segunda vuelta tendrá lugar 15 días después.
ANÁLISIS
Un mar de dudas
Guillermo Mugica
El debut de las elecciones primarias, abiertas y obligatorias en Argentina viene sembrado de dudas sobre su organización, pero más que nada, sobre su utilidad en cuanto a herramienta electoral que pueda definir algo trascendente.
Se sabe que el oficialismo la utilizará para demostrar que la ganadora de los comicios presidenciales del 23 de octubre será Cristina Fernández de Kirchner. Desde el radicalismo creen que una demostración de fuerza hoy servirá para que Ricardo Alfonsín entre en la segunda vuelta (balotaje) y desde allí unir todo el antikirchnerismo para ganar la Casa Rosada.
Esa simplificación reduce a las primarias a una encuesta a nivel nacional, más que a definir candidaturas presidenciales. El peronismo fue el primero en desnaturalizar este mecanismo que tiene sentido, por ejemplo, en Estados Unidos a la hora de que demócratas y republicanos decidan sus postulantes a la Casa Blanca.
Los tres precandidatos a la presidencia por el Partido Justicialista (PJ) son Cristina Fernández de Kirchner, Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saa. Sin embargo, en lugar de dirimir la interna del justicialismo en estas primarias (que sería el objetivo principal de esta nueva ley), los tres se presentan con partidos propios. El Frente para la Victoria (FPV) es el de la actual primera mandataria, Unión Popular (UP) es el del ex presidente Duhalde, y Compromiso Federal el de Alberto Rodríguez Saa, todos del Partido Justicialista (PJ). Los tres tendrán posibilidades de competir por la presidencia con sólo sacar 1.5% de los 29 millones de argentinos habilitados para sufragar.
Por lado del radicalismo, estas primarias tampoco sirvieron para que Ricardo Alfonsín de la UCR pueda competir contra Elisa Carrió, quien hace años que se fue del radicalismo arrastrando tras de ella a algunos dirigentes del centenario partido y formando la Coalición Cívica. Si bien es cierto que el cisma de los partidos dominantes del país no es nuevo y viene arrastrándose desde hace una década, tampoco las primarias, con reforma electoral, sirvieron para reunificarlos. En todo caso las primarias servirán para sacar de carrera a una serie de partidos “chicos” que, seguramente, no alcanzarán el piso de 1.5% de los votos (unos 420 mil sufragios) y cuyas boletas no estarán sus boletas en el cuarto oscuro el domingo 23 de octubre.
Es además la queja generalizada estas fuerzas políticas minoritarias. Diez candidatos a presidente competirán en las primarias. Además de los nombrados Fernández de Kirchner, Duhalde, Rodríguez Saa, Alfonsín y Carrió, se postularon Alejandro Bonacci por el Partido del Campo Popular; Sergio Pastore, por el Movimiento de Acción Vecinal; Alcira Argumedo, por Proyecto Sur; Hermes Binner, por el Frente Amplio Progresista y Jorge Altamira, por el Frente de Izquierda. Todos estos condimentos influyen para que la población fluctúe entre el desconocimiento, la indiferencia y el interrogante sobre la utilidad de su voto en las primarias, si al fin y al cabo el nuevo presidente se definirá recién en octubre.
Guillermo Mugica, jefe de Redacción de diario La Mañana de Córdoba, Argentina.
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