Internacional

Presidenta Chinchilla, por nueva forma de hacer política

La mandataria de Costa Rica, ha anunciado otro estilo de hacer política basado en el diálogo

SAN JOSÉ, COSTA RICA (10/MAY/2010).- La flamante presidenta de Costa Rica, Laura  Chinchilla, y primera mujer en acceder a este puesto en la historia del país, ha anunciado un nuevo estilo de hacer política basado en el diálogo, para hacer avanzar el país por la senda del desarrollo económico.

“Escuchar, poner oído atento y deliberar” serán las premisas del Gobierno de esta socialdemócrata y ferviente católica de 51 años que ha consagrado su vida profesional prácticamente a la función pública y en particular, a la  seguridad.

En los cuatro años que tiene por delante prometió que “abrirá” todas las  puertas “no sólo a los partidos políticos y a los gremios sociales o  empresariales, sino a también a todos los ciudadanos que a menudo nadie  representa”.

“Es un cambio de talante desde la presidencia de la República”, destaca el economista opositor Juan Manuel Villanueva, que contrasta, a su juicio, con el Gobierno que acaba de concluir Óscar Arias, quien a los que no estaban de  acuerdo con él “los acusaba de obstruccionistas”.

Para este analista, la primera señal de su estilo la dio el mismo domingo poco después de ser investida al firmar una moratoria a la minería a cielo abierto, para extraer oro, que había sido autorizada por el anterior Gobierno pese a una férrea oposición de ambientalistas y grupos políticos de izquierda.

Desde que fue electa el 7 de febrero por una mayoría aplastante (47%) por  el Partido Liberación Nacional (PLN, centro-izquierda), Chinchilla se ha reunido con sus rivales electorales, muchos de los cuales estuvieron presentes en la ceremonia de investidura, para tender puentes.

A ello le han obligado, no obstante, los electores, que en el Congreso dejaron a su grupo sin mayoría por lo que ha tenido que acudir a uno de sus más  feroces críticos en la campaña electoral, el derechista Otto Guevara, para sellar un pacto de gobernabilidad y sacar adelante su programa de Gobierno, cuyas prioridades son el crecimiento, la generación de empleo, la lucha contra el crimen organizado, la inseguridad y la pobreza.

En un país profundamente conservador y católico, enemigo de la ostentación  y donde la respuesta “no” es impensable en el vocabulario de los ticos, que la sustituyen con algún circunloquio del tipo “le voy a quedar mal”, el estilo y los valores de la familia, la ética y la integridad que defiende esta mujer  salida de la clase media es muy bien recibido.

La asunción presidencial de Laura Chinchilla, la primera mujer en ser jefa de Estado de Costa Rica, marcó la víspera al mismo tiempo continuidad y cambio, publicó el diario local “La Nación”. La continuidad se refiere a la consolidación de la democracia de esta nación centroamericana, y el cambio significa la ruptura de la hegemonía de género en el desempeño de la presidencia, hasta ahora encomendado solamente a hombres.

Análisis

Doña Laura, ¡pura vida!

Por Orestes E. Díaz Rodríguez


Los días finales del Gobierno de Óscar Arias dejaron ver a un presidente saliente preocupado por trascender. Llegó al extremo de situar placas en obras inconclusas, de poner primeros ladrillos en proyectos que aún no se inician y de declarar que los logros de su Gobierno dejan “la mesa servida” a su sucesor.

Arias fue el artífice de conducir por primera vez a una mujer a la presidencia. “¿Bueno qué, te vas a lanzar?”, le dijo hace más de dos años a una sorprendida Laura Chinchilla, cuando en los más íntimo ella aún no había comenzado a procesar la esperanza.

Arias no está apostando a una tutela desde las sombras, es sólo la forma en que concibe la retirada un hombre cuyas señales dicen que le está costando controlar su ego.

Laura Chinchilla le está tan agradecida como segura en un par de asuntos: su Gobierno tendrá un sello propio y la mesa no está servida.

La presidenta costarricense se parece más a Michelle Bachelet que a Cristina Fernández, muestra su agradecimiento pero enfrentará los retos con voz propia.
Otra cosa será la relación con Rodrigo Arias, hermano del ex presidente con quien nunca tuvo un vínculo tan estrecho y que tiene la vista fija en el año 2014. Pero esa es una subtrama, puede esperar.

Con la firma del TLC con Estados Unidos y China, Óscar Arias montó los carriles por los que se deslizará el país en la década que comienza, pero su gestión deja importantes temas en manifiesto retroceso. La protección del medio ambiente, la seguridad y la pobreza son materias pendientes. El nivel de fragmentación política en el Congreso también creció (3.47 en 2006 a 3.78 en 2010) y Chinchilla no cuenta allí con mayoría absoluta.

Como Bachelet, Chinchilla no se dedicará a construir poder propio. Veremos una presidenta centrada en la solución de las prioridades ticas. Es posible que decaiga la  influencia directa de Costa Rica en los temas regionales. La presidenta aún no muestra la misma vocación que caracterizó a su antecesor. Pero si sus políticas internas dan resultados, llegará por su propio camino a lo segundo. Costa Rica continuará siendo un referente democrático regional.
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