Internacional
Por corrupción y asesinato, enjuician a Hosni Mubarak
Hoy arranca el proceso para juzgar al ex mandatario egipcio; podría ser condenado a pena de muerte
Llevar a un ex presidente ante la justicia puede ayudar a calmar las críticas contra los generales que ahora gobiernan Egipto y a quienes algunos manifestantes acusan de proteger a su antiguo comandante.
Algunos egipcios acamparon en El Cairo durante más de tres semanas en julio pidiendo al consejo militar en el poder desde el derrocamiento de Mubarak —el 11 de febrero— que acelere las reformas y someta al ex presidente y sus asesores a juicio por las muertes de manifestantes y por corrupción.
Muchos sospechan que los militares no quieren enjuiciar a Mubarak, ingresado desde abril en un hospital de Sharm el-Sheij, en el Mar Rojo.
“El Ejército tiene intereses en el antiguo régimen. No están haciendo nada por el pueblo. Trabajaron con Mubarak. No le harán daño, lo juro”, dijo Safa Mohamed, de 41 años, en la ciudad de Suez, escenario de algunos de los peores hechos violentos en los 18 días de insurrección popular.
Si es hallado culpable, Mubarak podría enfrentar la pena de muerte. Pero pocos esperan ese resultado, aunque algunos manifestantes lo deseen.
Una fuente cercana a Mubarak dijo la semana pasada que su abogado le dirá al juez que su cliente está demasiado enfermo para comparecer. Pero el Ministerio de Sanidad dijo que el ex líder egipcio podía moverse y podría estar presente en el juicio.
Si Mubarak no aparece, es previsible que los manifestantes reaccionen con ira.
“El juicio de Mubarak es una lección para los candidatos a la presidencia, para que sepan el destino que aguarda a los que intentan violar la libertad del pueblo o convertirse en líderes autocráticos”, dijo Essam el Erian, un veterano miembro de los Hermanos Musulmanes que ha emergido como una fuerza política de gran influencia.
El mensaje
El juicio tendrá también un gran impacto en toda la región.
“Es también un mensaje de advertencia para todos los dirigentes árabes que usan métodos como los de Mubarak contra las revueltas populares, porque si éstas triunfan correrán la misma suerte que él”, dijo el analista político Mustapha al-Sayed.
El mensaje puede haber llegado ya al líder libio Muamar Gadhafi y al presidente sirio Bashar al Assad, que no ha mostrado signos de renuncia. Tampoco han ofrecido concesiones similares a las que ofreció en vano Mubarak en sus últimos días en el cargo, cuando nombró un vicepresidente y prometió no volver a postularse.
Los estados del Golfo Pérsico también han estado observando a Egipto de cerca. Su juicio sienta un precedente incómodo para los autócratas árabes.
Académico opina
“Nadie está impune”
El juicio contra Hosni Mubarak tiene un mensaje dirigido a los actuales y futuros gobernantes del mundo árabe: “Se les puede enjuiciar por crímenes de lesa Humanidad”, subraya Dante Haro Reyes, profesor investigador de la División de Estudios Jurídicos del Centro de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
El académico, quien laboró como investigador en el Instituto Max-Planck de Derecho Público y Derecho Internacional en Europa, indica que el juicio conlleva recuperación de confianza hacia las instituciones gubernamentales y en lo referente a derechos humanos y corrientes democratizadoras: “Este tipo de cambio que ha costado sangre tiene que tener una recompensa, (Mubarak) tiene que tener un castigo simbólico”.
El ex presidente es acusado por asesinato premeditado e intento de homicidio contra los manifestantes que participaron en las protestas de la Plaza Tahrir. “Hay una serie de manifestantes que piden que se le lleve a juicio, tiene que responder, y dentro de los castigos que se dan puede acarrear la pena de muerte”, que significaría “un castigo ejemplar, que nadie está impune”.
Es difícil que Mubarak escape de la justicia, pues está en juego “la recuperación hacia la credibilidad externa, y hay exigencia por parte de la Unión Europea de que se tenga un castigo ejemplar. La sociedad está muy menoscabada y podría haber repercusiones en grupos radicales”, subraya Haro Reyes.
El pueblo egipcio espera en un corto plazo celebrar elecciones libres y justas. De ese modo, el papel del Ejército sería temporal. No obstante, “se debe tener mucha paciencia para que las elecciones se desarrollen con las columnas de la democracia; es un ideal que tienen los manifestantes. Los militares deberán ir cediendo hacia una transición, pero hay grupos fácticos en el poder y no sabemos cómo se vayan a dar las cosas”.
TELÓN DE FONDO
A la “jaula” de los acusados
Hosni Mubarak no es el primer líder árabe en ser juzgado desde que comenzó este año la denominada “Primavera Árabe”. El presidente de Túnez, Zine al Abidine Ben Ali, fue juzgado y condenado en ausencia porque huyó a Arabia Saudita. Mubarak se quedó en Egipto, prometiendo que moriría allí.
Mubarak será procesado junto a sus dos hijos, Gamal, un antiguo banquero considerado en el pasado su sucesor, y Alaa, un empresario. A juicio también irá el ex ministro del Interior, Habib al Adli, y seis de sus viceministros.
Otro acusado es un hombre de negocios cercano a Mubarak, quien fue detenido en España.
Los cargos van desde conspiración para el asesinato de manifestantes, a abuso de poder para acumular riquezas.
LAS CLAVES
El juicio
1 El juicio se realizará en la Academia de Policía, mismo complejo donde Hosni Mubarak pronunció un discurso dos días antes de estallar las protestas que fueron violentamente reprimidas.
2 Muchos egipcios estarán encantados de verlo comparecer ante el tribunal, dentro de la jaula donde se sientan los procesados en los juicios penales en Egipto.
3 Las autoridades han adoptado medidas de seguridad sin precedentes: está previsto que un helicóptero militar traslade a Mubarak al tribunal, mientras que los demás acusados serán trasladados en vehículos blindados.
4 Está previsto que asistan 600 personas, incluyendo periodistas, abogados y familiares de los acusados; el juicio será transmitido por la televisión egipcia, única cadena a cuyas cámaras se permitirá entrar en la sala del tribunal.
Piden aplicar la “ley del talión”
El pueblo egipcio está divido ante el proceso
EL CAIRO.- “Asesino” para unos, anciano enfermo para otros: los egipcios están divididos ante el proceso que inicia contra el ex presidente Hosni Mubarak.
“Es un asesino, el que ha matado debe morir”, dice Alaa Jaled, quien perdió a su hermano durante la revuelta que forzó la dimisión del presidente el 11 de febrero.
Al igual que Alaa, la casi totalidad de los familiares de los 850 muertos y seis mil heridos durante la revuelta reclaman para Mubarak la aplicación de la “ley del talión”.
Otros añoran el pasado: “Antes (de la caída de Mubarak) todo estaba mejor organizado en el país y no había violencia”, dice Mona Ahmed, propietaria de un pequeño estanco en el centro de la capital.
“Gracias a Mubarak, Egipto ha conocido la paz durante 30 años”, agrega.
Algunos militantes prefieren hablar del futuro: el proceso no es la solución, hay cosas más importantes como redactar una nueva Constitución o elegir un nuevo Parlamento.
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