Internacional
Piñera despide veleros de la Regata Bicentenario
A bordo de la ''Almirante Williams'', el mandatario presencia el desfile de los buques de 11 países
Acompañado por el ministro de Defensa, Jaime Ravinet, y el comandante en jefe de la Armada, almirante Edmundo González despidió a los veleros del puerto.
Una vez finalizada la ceremonia, Piñera destacó la labor de la Armada y el trabajo que han realizado las Fuerzas Armadas en el proceso de reconstrucción tras el terremoto del pasado 27 de febrero.
También se refirió al paquete de medidas que anunció el viernes para financiar la reconstrucción, que incluye un alza de algunos impuestos.
“En el programa de financiamiento que hemos propuesto le estamos pidiendo un esfuerzo a los que tienen más, a los que tienen más oportunidades, para poder ayudar mejor a los que tienen menos y a los que han tenido menos oportunidades”.
Además, pidió al Congreso que apruebe con celeridad los proyectos de ley de las medidas contempladas en el plan de reconstrucción y en su programa de Gobierno.
Los 11 veleros que participaron de esta regata son los buques “Libertad” (Argentina); “Esmeralda” (Chile); “Juan Sebastián Elcano” (España) y “Europa” (Holanda).
Además, “Capitán Miranda” (Uruguay); “Gloria” (Colombia); “Sagres” (Portugal); “Cisne Branco” (Brasil), “Cuauhtémoc” (México); “Guayas” (Ecuador) y “Simón Bolívar” (Venezuela).
Las embarcaciones llegaron el martes pasado al puerto de Valparaíso, a 125 kilómetros de Santiago, y durante la semana han sido visitados por más de 600 mil personas.
Las 11 fragatas ya han recalado en Mar del Plata, Montevideo, Buenos Aires, Ushuaia, Punta Arenas, considerando además el cruce del Cabo de Hornos.
Las naves continúan ahora hacia Antofagasta, puerto al que deben arribar el próximo miércoles, para luego seguir rumbo a Perú y finalizar la travesía el 23 de junio en el puerto mexicano de Veracruz.
Análisis
Es una mezcla de Sarkozy y Berlusconi
Francisco G. Basterra
Lo primero que salta a la vista del viajero que llega al aeropuerto de Santiago es un gran mural con la bandera nacional, blanca, roja y azul, con la leyenda: “Chile, levántate, tú puedes”. Las llamadas a resurgir tras el gran terremoto del 27 de febrero son constantes en cada esquina, en cada valla. Chile, sí puede. Tiene una situación económica envidiable: prácticamente sin deuda, un fondo de reserva soberano alimentado por las exportaciones del cobre, demandado sobre todo por China, de 12 mil millones de dólares, y en consecuencia crédito internacional.
Chile crecerá este año a una tasa próxima a cinco por ciento. El optimismo ciudadano es alto. Éste, es el trasfondo sobre el que se proyecta la llegada al poder, por primera vez desde hace casi medio siglo, de la derecha liberal a lomos de empresarios, tecnócratas, miembros de las familias de toda la vida, repletos de masters por Harvard, católicos practicantes, campeones del individualismo. Algunos, miembros del Opus Dei, influyente en Chile.
Al frente, Sebastián Piñera, un hombre inteligente, hiperactivo, mediático, dueño de la segunda televisión del país, que no ha vendido; acaba de lograr más de mil millones de dólares por la venta de su paquete de 26% en la línea aérea nacional LAN. Chile es el mejor país para hacer negocios de Latinoamérica. Piñera sería una mezcla de Nicolas Sarkozy, del que se declara admirador, y de Silvio Berlusconi.
Del presidente francés por su incesante no parar. En movimiento 24 horas los siete días de la semana. En una misma jornada, enseña el palacio presidencial a unos niños, recibe al número dos del Vaticano, demuele personalmente con una excavadora un hospital en ruinas tras el terremoto, y convoca al Gobierno pasada la medianoche.
Comparte con Berlusconi la peligrosa confusión entre su ejercicio público e intereses privados. No se inmuta después de nombrar al presidente del Consejo regulador de la televisión nacional, con la que compite su canal, Chilevisión. O nombra ministro de Sanidad al ex director médico de la más importante clínica privada del país, en la que también tenía un paquete accionario.
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