Internacional
Padece Centroamérica tráfico de animales
Las autoridades de Costa Rica no saben con exactitud la cantidad de especies que se trafican, pues son poco los decomisos que hacen
Con una biodiversidad acosada por factores como contaminación, deforestación, desertificación, cambios de uso del suelo, pastoreo excesivo y roturación indiscriminada de la tierra, así como deterioro de cuencas hidrográficas y bosques, el contrabando es otra creciente amenaza para especies en riesgo de extinguirse.
“No sólo se comercializan las especies, sino que hay una presión muy fuerte sobre los ecosistemas donde se reproducen y tienen su existencia. Es una situación complicada”, alertó Gerardo Paiz, subsecretario ejecutivo del estatal Consejo de Áreas Protegidas de Guatemala.
Por su parte, el costarricense José Joaquín Calvo, coordinador del programa de Vida Silvestre del Ministerio del Ambiente de Costa Rica, advirtió que “hay muchos puntos ciegos en las fronteras de Centroamérica”.
“El tráfico ilegal es por las fronteras. No tenemos información de cantidades, porque se hace poco decomiso. A 100 metros de los puestos fronterizos puede haber un punto ciego por el que sacan las especies”.
Los animales predilectos son pericos, loros, guacamayas, iguanas, culebras, sapos, ranas y arañas, narró. “Hay un mercado para todo eso y gente que se obsesiona: tienen boas, pero les gustan especies venenosas y vienen y tienen sus contactos aquí que se las consiguen”, relató Calvo, al subrayar que los proveedores viven lejos de las ciudades y cerca de áreas protegidas donde “saben que hay suficiente material”.
Sin embargo, el salvadoreño Mauricio Cermeño, coordinador ejecutivo de la Unión Ecológica Salvadoreña, ente no estatal, advirtió que la población de piezas sujetas al tráfico mermó en los últimos años. “Ya casi no hay qué llevarse”, lamentó. “Antes teníamos monos, loros, iguanas, garrobos, pero ahora prácticamente están extintas todas esas especies y ya no se ven en los mercados ni en el comercio precisamente porque no hay. Ha habido una explotación tan grave que prácticamente ya no tenemos”, explicó Cermeño a este periódico.
Contrabando cibernético
Los traficantes también operan en internet. “Estamos viendo páginas en las que se están vendiendo animales silvestres de Panamá”, reveló Idelice Añino, jefa del Departamento de Biodiversidad y Vida Silvestre de la Autoridad del Ambiente de Panamá. Al confirmar que hay una investigación en proceso contra redes de negociantes con presencia cibernética, Añino dijo a este diario que “le estamos dando un seguimiento” y “nos hacemos pasar por compradores”, lo que ha permitido localizar animales en riesgo y capturar a “algunas personas”.
Las tortugas marinas son “especies bandera” en peligro de extinción y también son objeto de comercio ilícito, por su carne, sus huevos y sus conchas, precisó. Un cargamento de 12 pares de espuelas para gallos de pelea elaborados con conchas de tortugas de carey, fue descubierto recientemente en el aeropuerto internacional de la capital panameña en un maletín en poder de un colombiano que procedía de Bogotá.
En una visita a un sitio en internet que ofrece animales de Panamá, los vendedores se presentan como “experimentados” y promueven el negocio de “todas las clases de especies de loros y huevos de loros incubados fértiles”. “Hacen una buena familia, buena compañía. Silban, imitan, cantan y son excelentes habladores con mucho vocabulario”, agrega la oferta en internet.
En las páginas electrónicas se suministran todos los datos del vendedor, con los respectivos precios, forma de contacto y fotografías de los animales, así como enlaces con otros sitios en los que se pueden encontrar más ofertas.
Cermeño aseveró que uno de los más graves problemas en aguas internacionales del océano Pacífico, frente a la costa de Centroamérica, es el impacto de la pesca de atún en particular sobre el tiburón. “Los pescadores tiran sus redes y capturan cualquier cantidad de peces, no solamente atún, sino también tiburones. La aleta de tiburón la negocian en Asia. El tiburón está protegido pero la zona es de alto riesgo para esta especie”, lamentó el experto.
El caso de Guadalajara
Todo mundo lo sabe. El tianguis del Baratillo de la ciudad de Guadalajara es un lugar en donde además de encontrar animales de juguete, los hay de carne y hueso y no sólo eso, en su mayoría son especies exóticas que están en peligro de extinción y que se venden sin control y sin permiso.
Aquí se puede encuentrar de todo, desde una cucaracha africana hasta guacamayas, tortugas, aves y hasta reptiles. Pero después de un largo recorrido, encontramos el único puesto que vende animales legalmente.
“La ley obliga a darle un trato digno y respetuoso. Quiere decir que ustedes deben de adquirir sus mascotas que vengan libre de enfermedades, libre de parásitos, que tengan su guía sanitaria, que sean procedentes de un criadero autorizado y siendo de legal procedencia van a ser animales sanos”, explicó un vendedor de animales exóticos, de nombre Armando.
A pesar de los operativos, para las autoridades es difícil detener la venta ilegal de animales, lo único que les queda es decirle a las personas que eviten adquirir este tipo de especies.
Las Cites contra el comercio ilegal
En 1963, diferentes países resaltaron la necesidad de firmar un tratado internacional contra el tráfico de flora y fauna silvestre. Así se formó la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites, en inglés), que tiene como finalidad velar por que el comercio internacional de especímenes de animales y plantas silvestres no constituye una amenaza para su supervivencia.
Actualmente 160 países, entre ellos México, forman parte de esta convención. A través de las Cites toda importación, exportación, reexportación, sólo puede autorizarse mediante un sistema de concesión de licencias.
Síguenos en