Internacional

Obama presiona a Kabul para que gobierne mejor

La corrupción en la administración de Hamid Karzai y el tráfico de drogas, serían obstáculos para el retiro de Estados Unidos en 2011

KABUL, AFGANISTÁN.- El presidente estadounidense, Barack Obama, hizo una visita sorpresa a Afganistán, la primera desde su elección, para reunirse con su homólogo afgano, Hamid Karzai, y tratar, entre otros, el tema intensificar las medidas contra la corrupción y el tráfico de drogas en ese país asiático.

Según dijo el Consejero Nacional de Seguridad de EU, el general James Jones, Obama quería hacer entender a Karzai que en su segundo mandato al frente de Afganistán, que comenzó en noviembre pasado, hay ciertas cosas “a las que no ha prestado atención, casi desde el primer día”.

Jones hizo referencia, en concreto, a la necesidad de “un sistema basado en los méritos para el nombramiento de los funcionarios clave del Gobierno”, y a la lucha contra la corrupción y los narcotraficantes, “fuente económica para los insurgentes”.

Obama aterrizó a las 19:25 horas locales en el aeropuerto de la base estadounidense de Bagram, cercana a Kabul, en una visita tan sorpresiva que el presidente afgano apenas fue avisado con media hora de antelación, según dijo una fuente del Palacio Presidencial.

La visita tiene lugar en plena campaña de las tropas de Estados Unidos y de la OTAN para doblegar a la milicia talibán y así dejar al país en condiciones para que el Gobierno de Kabul pueda avanzar sin trabas y eventualmente mantener el orden por sus propios medios.
Desde Bagram, Obama se trasladó en helicóptero hasta el palacio presidencial en Kabul, donde mantuvo una primera reunión con Karzai, la que duró 25 minutos.

“El pueblo estadounidense está entusiasmado por el progreso que se ha hecho”, dijo Obama a Karzai frente a periodistas, tras la reunión privada en la que invitó al líder afgano a visitar Washington el 12 de mayo.

Sin embargo, Obama presionó al presidente afgano para “seguir progresando” en el frente civil, incluyendo la buena gobernanza, el combate contra la corrupción y el estado de derecho.

Karzai respondió que agradecía a los contribuyentes estadounidenses por ayudar a “reconstruir y restablecer” las instituciones civiles y el Gobierno afgano.

Además, el mandatario estadounidense dijo que viajó a Afganistán para agradecer a las tropas de su país por su “increíble esfuerzo”.
“Ésta no fue una guerra elegida. Fuimos atacados el 11 de septiembre (2001). Al Qaeda todavía tiene bases, conspira contra nuestra patria. Si los talibanes vuelven al poder, Al Qaeda podrá tener operaciones y habrá vidas estadounidenses en juego”, proclamó.

Primero ronco y luego más decidido, Obama inició su discurso al grito de “¡Vamos Bagram!”, ante grupos de soldados que grababan su arenga en sus teléfonos móviles y le escuchaban repetir que los afganos deben terminar asumiendo el control de la seguridad de su propio país.

 “Sabemos que habrá días difíciles por delante. Enfrentamos un enemigo resuelto. Pero sabemos que Estados Unidos no se rinde cuando empieza algo”.

Luego prometió a los soldados: “Nunca los enviaré” a la guerra “a menos que sea necesario”. Y se comprometió a que los militares estén respaldados “por una misión clara y la estrategia correcta, para terminar el trabajo”.

“Confío en que todos ustedes van a terminar el trabajo aquí en Afganistán. Estoy seguro de ello. Por eso envié más tropas y civiles a Afganistán poco después de asumir el poder”, agregó.

El portavoz de Karzai, Waheed Omar, dijo a Tolo TV que “el mayor objetivo del viaje fue reiterar el compromiso a largo plazo entre Estados Unidos y Afganistán, un Afganistán fuerte y estable”. Luego añadió que Obama había dicho a Karzai que Estados Unidos no abandonaría al pueblo afgano.

Telón de fondo

La red se agobia al sistema


El opio afgano financia el crimen organizado, la insurrección y el terrorismo a través del país.

Antonio María Costa, director general de la Oficina de las Naciones Unidas contra la droga y el crimen (ONUDC), evoca un “matrimonio arreglado”, entre talibanes, traficantes y funcionarios corruptos, que hacen de Marjah un verdadero bastión mafioso.

Según la agencia de la ONU, la producción de opio si bien disminuyó 10% en 2009, a seis mil 900 toneladas, el rendimiento aumentó 15%, pues los  agricultores extraen más opio de cada bulbo de amapola.

Para acabar con esta actividad, que si bien representa una de las mayores entradas de dinero al país, no es aprobada por gobiernos que combaten el narcotráfico, en Lashkar Gah, el equipo de reconstrucción provincial —dirigido por británicos y compuesto de expertos internacionales en gobernanza, justicia, y lucha contra la droga— trata de ofrecer alternativas a los agricultores del Helmand distribuyéndoles semillas de trigo, pero sin éxito todavía.

Y sobre los cultivadores de amapola, los mayores proveedores de droga del mundo, se avecina otra calamidad, pues están en medio del fuego cruzado de los talibanes y de las tropas de la OTAN y del Ejército afgano.

“Sabemos que el Gobierno inició una campaña para erradicar el opio”, comenta Haji Azfal, un campesino de Gereshk, en la provincia del Helmand, al sur de Afganistán.

“Algunos están inquietos, aún cuando sabemos que su campaña no puede llegar  a nuestro distrito porque los talibanes resistirán y les atacarán”, agrega el  campesino.

Como los productores de cereales estadounidenses o los cultivadores de arroz  tailandeses, Azfal vende su cosecha a término: 400 mil rupias paquistaníes (cinco mil dólares), para cosechar, a mediados de abril, las largas varas de flores escarlatas de cuyos bulbos se extraerá el jugo que será transformado en opio.

Helmand es el escenario de la operación Mushtarak (“Juntos”), una ofensiva  coordinada de las fuerzas aliadas y las tropas afganas, centrada en el distrito de Marjah, para terminar con los insurgentes talibanes y los traficantes de droga que controlan la zona, y para restablecer el control del Gobierno de Kabul.

Las tentativas efectuadas hasta ahora han culminado en fracaso. Ni la Policía, ni la función pública afgana, proclives a la corrupción, han conseguido imponer su autoridad en la provincia.

Las Claves

Ofensiva militar


1 Dentro de la nueva estrategia de Barack Obama, las tropas internacionales lanzaron en febrero pasado la mayor operación militar desde la caída del régimen talibán, con 15 mil soldados a cargo de desalojar a los insurgentes de algunos de sus núcleos en la provincia sureña de Helmand.

2 Esa ofensiva, centrada en el núcleo urbano de Marjah, ya bajo control de las tropas afganas, pero apoyadas por la OTAN, ha sido vista por los analistas como el prolegómeno de un ataque aún a mayor escala en la región vecina de Kandahar, otro de los bastiones insurgentes.

3 Al mismo tiempo, Karzai ha impulsado un plan de “reconciliación” para los talibanes que abandonen la lucha armada, que en principio cuenta con el apoyo de Washington, aunque la Administración de Obama sigue viendo con recelo una posible negociación con los insurgentes.
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