Internacional

Obama enfrenta un abanico de crisis

El desastre ecológico en el Golfo de México, el atentado frustrado en Times Square y a esto se suma la creciente amenaza del programa nuclear iraní

WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS (04/MAY/2010).- Imprevisibles y difíciles de solucionar, los problemas que llegan al escritorio del presidente Barack Obama se multiplican y le obligan a un delicado malabarismo.

Dos guerras, una crisis financiera, el desempleo elevado y una batalla agotadora sobre el sistema de salud. Y eso fue apenas el comienzo.

Ahora se agregan el desastre ecológico en el Golfo de México y el atentado frustrado en Times Square. Sin mencionar que hay otras cuestiones acuciantes como la creciente amenaza del programa nuclear iraní, el proceso de paz para el Oriente Medio, la elección de un nuevo juez para la Corte Suprema y los esfuerzos para lograr que el Congreso apruebe la reestructuración más amplia de las reglas financieras en 70 años.

Obama trata de equilibrar estos problemas mientras él y su partido se preparan para posibles pérdidas en las elecciones de medio término.

''No hay duda de que el presidente tiene mucho entre manos'', admitió el secretario de la Casa Blanca, Robert Gibbs, en su sesión informativa el lunes cuando un reportero lo presionó sobre la selección del nuevo juez para el máximo tribunal.

No hizo sino manifestar lo evidente.

Todos los presidentes modernos son bombardeados con problemas múltiples y tienen que aprender a barajarlos. Pero Obama parece estar recibiendo más de lo habitual.

''Se le vienen a toda velocidad. Y muchos son muy difíciles de encarar: no son proposiciones favorables'', dijo Stephen Hess, un experto presidencial en la Brookings Institution que trabajó en las presidencias de Eisenhower y Nixon y fue asesor de los presidentes Gerald Ford y Jimmy Carter.

''Obama, en cierto sentido, no creó ninguna de estas situaciones. Pero el público, como lo hace con todos los presidentes, lo responsabiliza por todos ellos'', afirmó Hess.

Un derrame petrolero, que vierte 200 mil galones diarios en el Golfo de México y amenaza daños ambientales mayores, se produjo semanas después que el presidente instó a expandir la perforación petrolera en el este del Golfo y abrir áreas exploratorias en el Atlántico Sur y en Alaska.

El desastre plantea serios interrogantes sobre esa iniciativa.

La opinión pública cada vez más escéptica sobre las capacidades del gobierno presumiblemente juzgará el desempeño de Obama con mayor severidad debido a las vacilaciones de su predecesor George W. Bush.

Los desafíos se vienen sucediendo.

El penúltimo fin de semana, Obama estaba en Virginia Occidental en un servicio en memoria de los 29 mineros muertos en la explosión de una mina de carbón que está investigando el FBI. De pronto hubo otra considerable explosión, esta vez en una plataforma submarina en el Golfo con un tendal de once trabajadores muertos.

Aun mientras hablaba con la prensa sobre la catástrofe del domingo durante una visita al Golfo, tuvo que ofrecer palabras de tranquilidad tras el atentado fallido en Times Square.

''Lo que tenemos es una situación en la que el presidente de Estados Unidos está lidiando con una gran variedad de problemas'', dijo el encuestador Andrew Kohut, presidente del Centro Pew de investigación. ''El descontento económico se agrava por las preocupaciones de lo que ocurrió en el Golfo y por si estamos a salvo de bombas en camiones y automóviles''.

Las crisis múltiples reverberan en los cálculos políticos de un Obama que sopesa cómo promover su agenda mientras los demócratas controlan todavía el Congreso.

El panorama no es del todo negativo. Todavía faltan seis meses para las elecciones y puede pasar mucho hasta entonces. Y la economía parece estar mejorando, si bien lentamente.

Sea como fuere, las crisis múltiples dejarán una marca indeleble en la presidencia de Obama, sugirió Thomas Cronin, un experto presidencial en el Colorado College en Colorado Springs.

Muchos candidatos presidenciales exitosos como Obama ''van a Washington para cambiar el modo de operar de Washington'', observó Cronin. ''El hecho es que cuando uno está allí, la agenda cambia y se adapta más de lo que uno quisiera. Esto vuelve a demostrar que son los acontecimientos los que configuran a los líderes más que a la inversa''.
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