Internacional

Muerte dudosa de paciente dispara de nuevo alarmas en Uruguay

Una doctora y una enfermera fueron detenidas tras el fallecimiento de una mujer de 99 años

MONTEVIDEO, URUGUAY (28/MAR/2012).- La detención hoy de una enfermera y una doctora por la muerte "dudosa" en un hospital de una paciente de 99 años dispararon de nuevo las alarmas en Uruguay apenas diez días después del procesamiento de dos enfermeros por el asesinato de quince pacientes en unidades de cuidados intensivos.

La detención, que ocurrió en la localidad de Colonia, ubicada a unos 180 kilómetros al oeste de Montevideo, se produjo después de que la policía recibiera una denuncia de los familiares de la supuesta víctima, una mujer de 99 años y que se encontraba en estado terminal, por las circunstancias "dudosas" de su muerte, informaron a Efe fuentes oficiales.

A lo largo del día se sucedieron las informaciones referentes al caso e, incluso, se especuló sobre la posibilidad de que se tratara de una investigación que se ocupa de un mayor número de muertes y de varios detenidos más.

Sin embargo, según informó el director de Salud del departamento de Colonia, Jorge Mota, sólo hay dos mujeres detenidas por este caso, que se encuentran prestando declaración ante la Justicia, y que exclusivamente se trata de una denuncia vinculada a esta muerte, que ocurrió a principios de marzo.

Tanto fuentes policiales como los responsables de la Salud del departamento también descartaron completamente la vinculación de este suceso con los crímenes cometidos por los enfermeros en dos hospitales de Montevideo.

Mota señaló que la denuncia contra las dos funcionarias de la salud se procesó directamente a través de la policía y que las autoridades de la Salud no tuvieron conocimiento de ella hasta la detención de las mujeres, una práctica que consideró fruto de la tensión social causada por el caso de los enfermeros.

"Lo de Montevideo se escapó de toda norma. Hay delitos cuando se provoca la muerte ex profeso, que no es lo mismo que una mala praxis o la situación no escrita que se da en todas partes del mundo, que es cuando se pide no reanimar a un enfermo terminal. En este caso todavía puede ser cualquiera de estas opciones o incluso la inocencia absoluta", apuntó Mota.

En el mismo sentido se pronunciaron responsables de la división de Crimen Organizado y del Ministerio del Interior, quienes prefirieron no manifestarse sobre la supuesta responsabilidad de las detenidas en este último deceso con el argumento de que "no se pueden atribuir todas las muertes a un acto homicida" y de que "la edad" de la víctima "también es importante".

Los responsables del Sindicato Médico del Uruguay (SMU) fueron aún más lejos y en una rueda de prensa convocada con carácter de urgencia descartaron que las dos mujeres estén siendo investigadas por homicidio y apuntaron hacia un caso "de mala praxis vinculada a la asistencia de enfermos terminales".

Mientras esto sucedía en Colonia, la Asociación de Usuarios de la Española, el hospital donde el enfermero Ariel Acevedo confesó haber matado al menos a diez pacientes, denunció en una rueda de prensa en Montevideo haber recibido otras cuatro denuncias por "muertes irregulares" sucedidas en las salas del cuidados intensivos de la institución médica.

Según apuntó la organización, estas denuncias proceden de familiares de personas que murieron entre enero y marzo en lugares donde no trabajaba Acevedo.

Estas denuncias hay que sumarlas a las cerca de 500 que otras organizaciones de usuarios de la salud uruguayas han recogido desde que saltó el caso sobre muertes irregulares en hospitales públicos y privados del país.

Acevedo, de 46 años, y Pereira, de 39 años, fueron procesados el pasado día 18 tras haber confesado varios homicidios de pacientes de unidades de cuidados intensivos.

El primero cometió los crímenes inyectándoles aire en la vena a sus víctimas en la Asociación Española y el segundo suministrándoles drogas como morfina, fenergan o dormincum, en el Hospital Maciel, también de la capital uruguaya.

Ambos justificaron los asesinatos por "razones humanitarias", pero el juez que los procesó, Rolando Vomero, descartó que en los crímenes hubiera "móviles piadosos".

El Código Penal uruguayo señala como eximente de culpa en un homicidio que su autor tenga "antecedentes honorables" y existan "súplicas reiteradas de la víctima" para que acabe con su vida.

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