Internacional
Moscú apunta a viejos enemigos por atentado
El Gobierno refuerza al máximo la vigilancia en aeropuertos y estaciones ferroviarias del país, y decreta alerta en la capital
La zona de llegadas internacionales del aeropuerto Domodedovo estaba envuelta en una nube de humo, lugar donde transitaban cientos de personas al momento del estallido.
El estado de alerta máxima en Moscú entró con la orden del presidente Dmitry Medvedev de reforzar la seguridad en los otros dos aeropuertos comerciales de Moscú y en el sistema de transporte subterráneo. Canceló asimismo su viaje hoy a Davos, Suiza, donde promovería a Rusia a los inversionistas.
Medvedev prometió perseguir y castigar a quienes están detrás del ataque.
Las fuerzas de seguridad buscan a tres hombres sospechosos, uno de ellos procedente del Cáucaso Norte, según la agencia de noticias Interfax basada en fuentes de los servicios de seguridad.
La central aérea Domodedovo, considerada la más moderna de Moscú y por la que pasa la mayor cantidad de pasajeros, cerró brevemente sus operaciones después de la explosión, pero poco después reabrió.
Construido en 1964, Domodedovo se ubica a 42 kilómetros del Centro de Moscú y es el más grande de los tres principales aeropuertos que operan en la capital rusa. El año pasado prestó servicio a más de 22 millones de personas.
La Policía supone que el terrorista entró en la terminal de llegadas, donde los controles son menos rigurosos que en la de salidas, llevando un cinturón con explosivos o bien una bolsa con la bomba.
Nadie se adjudicó de inmediato la responsabilidad del acto que el Gobierno atribuye a terroristas. Sin embargo, rebeldes chechenos se han presentado como los autores de ataques terroristas anteriores en Moscú, entre ellos el de dos rebeldes suicidas que detonaron bombas en el tren subterráneo en marzo de 2010, en el que murieron 40 personas. El atentado fue reivindicado por rebeldes islamitas que luchan contra las fuerzas de Moscú en las repúblicas rusas del Cáucaso (Chechenia, Ingusetia o Daguestán).
La región está considerada como un verdadero polvorín, donde viven unos 30 millones de personas y existen más de 60 etnias diferentes. El Kremlin ha intentado diversos métodos para apaciguar el territorio desde la guerra de Chechenia, que fue su germen inicial, pero el Cáucaso del Norte sigue siendo su principal foco desestabilizador.
Marcada por las tensiones étnicas y nacionalistas desde hace décadas, la región es hoy una zona rica en hidrocarburos y yacimientos de uranio. La lucha del Kremlin en el Cáucaso está dirigida a insurgentes musulmanes, donde ya tuvieron lugar dos guerras contra independentistas chechenos.
La segunda intervención militar rusa en Chechenia hace 12 años terminó con la guerra en esa pequeña república separatista, pero la rebelión se extendió en todo el Cáucaso ruso y desestabilizó a la región.
En 1999, el entonces presidente Vladimir Putin había enviado tropas a Chechenia luego de un ataque de los rebeldes para vencer a los separatistas. La campaña logró su objetivo inmediato y le ayudó a ganar la presidencia meses después. Pero, desde entonces, la insurgencia se ha expandido a las áreas vecinas de Ingusetia y Daguestán.
Pero 12 años después, y a pesar de la imposición de un poder pro-ruso en Grozny, la rebelión abraza ahora la causa del islam radical y está llevando su lucha a toda la región del Cáucaso. Analistas creen que los rebeldes están planeando intensificar su campaña violenta mientras el país se prepara para las elecciones presidenciales de 2012.
Otros expertos estiman que la pobreza y la corrupción crean un terreno fértil para las acciones armadas y permiten a grupos islamistas reclutar con mayor facilidad a los jóvenes de la región.
El jefe del Kremlin, que ha criticado con dureza en los últimos meses al Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) y a las autoridades de la región del Cáucaso Norte por la falta de resultados en la lucha antiterrorista, criticó el hecho de que “ni de lejos se cumplen las medidas de seguridad” y ordenó que se “tomen medidas”.
El ataque expone la capacidad de Rusia para albergar con seguridad eventos internacionales como los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 y la Copa Mundial de fútbol de 2018.
Los rebeldes prometieron aumentar su violenta campaña en el corazón de Rusia en 2011, atacando blancos importantes para la economía y el transporte. También lanzaron amenazas contra los Juegos de Invierno, programados para ser celebrados en Sochi, región que algunos militantes consideran “ocupada”.
FRASES
"Hay un régimen de seguridad especial. Los organizadores (de los atentados) serán perseguidos y castigados "
Dmitry Medvedev,
presidente de la Federación Rusa.
"México reitera su rechazo al uso de toda manifestación de violencia en cualquier circunstancia, y transmite sus condolencias al pueblo y al Gobierno de Rusia "
Secretaría de Relaciones Exteriores
"Los miembros del Consejo de Seguridad reafirman que el terrorismo, en todas sus formas y manifestaciones, constituye uno de los peligros más serios para la paz "
Organización de las Naciones Unidas
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