Internacional

Moncayo agradece por su liberación

'Lo que yo piense de las FARC no va a cambiar el rumbo de Colombia. Parecen invisibles pero ahí están', dijo el sargento colombiano

Moncayo agradece por su liberación
FLORENCIA, COLOMBIA.- El sargento colombiano Pablo Emilio Moncayo agradeció a los presidentes de Ecuador, Venezuela y Brasil; a periodistas, al equipo de las organizaciones humanitarias "Alas de Libertad", "Colombianos y colombianas por La Paz" y a la tripulación de los helicópteros brasileños, así como al equipo de la Cruz Roja.

El colombiano liberado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) hizo referencia a los otros compañeros de la milicia que aún están secuestrados, a nombre de ellos mostró su agradecimiento a quienes "han hecho posible que la voz de nuestras familias llegue a nosotros a través de la profundidad de la selva".

Más tarde haría referencia a la senadora Piedad Córdova y a la iglesia Católica, quienes también participaron en la gestión para su liberación-

"Es un orgullo para mi haber portado el uniforme a lo largo de todo este tiempo", dijo momentos antes de que fuera interrogado sobre la posibilidad de continuar trabajando para el ejército de Colombia, pregunta a la cual no respondió de inmediato.

El militar liberado hoy se negó a opinar sobre la existencia de las FARC o sobre la actualidad política de su país. Aunque refirió que le duele haber escuchado declaraciones que consideraban a los secuestrados como parte de la guerrilla, y que él siempre respetó las leyes de su país.

"Lo que yo piense de las FARC no va a cambiar el rumbo de Colombia. Parecen invisibles pero ahí están", dijo tajante.

Reiteró la felicidad de haber sido liberado: "No saben cuan hermoso es volver a ver civilización", afirmó  ante cientos de periodistas en el aeropuerto de Florencia.

Desde su llegada, el sargento colombiano estuvo acompañado por su padre Gustavo Moncayo, un profesor de  ciencias sociales de 58 años que se hizo célebre en la lucha por la liberación de su hijo. En 2001, se colocó cadenas en las manos, para llamar la atención sobre  las condiciones de cautiverio de su hijo, Pablo Emilio Moncayo, y recorrió  cientos de km en caminatas por Colombia, Ecuador, Venezuela y Europa.

Moncayo había sido entregado durante el mediodía en algún lugar no revelado de la selva colombiana a una comisión del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), a la senadora Piedad Córdoba y al obispo católico Leonardo Gómez. 

El suboficial fue secuestrado el 21 de diciembre de 1997 en un remoto puesto militar ubicado en el cerro de Patascoy, suroeste de Colombia, por las rebeldes FARC.
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