Militares golpistas se dicen inocentes
Los generales son encausados por abuso de autoridad y expatriación ilegal del presidente depuesto, Manuel Zelaya
Con sus uniformes de gala, los oficiales concurrieron al máximo tribunal en m
Decenas de pa rtidarios de Zelaya los abuchearon en las afueras de la Corte, donde también estaban sus familiares y simpatizantes con pancartas de respaldo.
Tras dos horas de indagaciones, salió del despacho del juez el general Carlos Antonio Cuéllar, inspector de las Fuerzas Armadas, quien dijo: “Sólo vengo a decirles que todo está bien y rendimos declaraciones en este momento en un proceso normal porque somos ciudadanos de este país”.
“Contamos con suficientes evidencias para demostrar la inocencia de nuestros clientes”, dijo el abogado defensor de los oficiales, Juan Carlos Sánchez.
Los imputados son el jefe del Estado Mayor Conjunto, Romeo Vásquez, y los comandantes Luis Prince, de la Fuerza Aérea; Miguel Ángel García, del Ejército, y Juan Pablo Rodríguez, de la Fuerza Naval. También los comandantes Venancio Cervantes, subjefe del Estado Mayor, y Cuéllar.
Los militares han sido encausados por el Ministerio Público por los delitos de abuso de autoridad y expatriación ilegal, cuya pena es de tres a seis años en prisión.
Según el Gobierno de facto de Roberto Micheletti, los militares acataron la orden de captura contra Zelaya que en su momento emitió la Corte Suprema por intentar convocar a una constituyente.
Pero Fredín Fúnez, abogado de los seguidores de Zelaya, dijo: “Este juicio no es más que un circo porque los comandantes debieron ser acusados por otros delitos como atentar contra la forma democrática de Gobierno, traición a la patria, allanamiento de morada y secuestro”.
El presidente de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y juez especial, Jorge Rivera, dictó la medida cautelar de prohibición de salir del país a la Junta de Comandantes de las Fuerzas Armadas.
General de cinco estrellas, al banquillo
El 28 de junio de 2009, los militares entraron en la residencia de Zelaya para, a punta de pisto, expulsarlo a Costa Rica.