Internacional
Maras piden perdón por sus crímenes
Miembros de la M-13 y la M-18 se dicen dispuestos a detener la violencia; la OEA es mediadora
Cabecillas de ambas pandillas comparecieron por separado ante la prensa en el Centro Penal de San Pedro Sula, segunda ciudad de Honduras, con la presencia de los mediadores, el obispo de la ciudad, Rómulo Emiliani, y el representante de la Organización de Estados Americanos (OEA), Adam Blackwell.
“Queremos ante Dios pedir perdón a la sociedad si en algún momento hicimos daños, pedir perdón también a nuestras autoridades (...) lo que queremos es trabajar, lo que queremos es paz con Dios, paz con nuestra sociedad y las autoridades”, afirmó uno de los miembros de la MS-13, que se identificó como “Marcos”.
Con los rostros ocultos por pañuelos, los líderes pandilleros reafirmaron su voluntad de abrir un diálogo con las autoridades para poner coto a la espiral de violencia, que hace de Honduras el país con el mayor índice de homicidios del mundo.
El diálogo “es una semilla que se está sembrando y se espera que sea un árbol que dé buen fruto”, subrayó otro de los pandilleros, quien dijo llamarse Isaac Rageda, integrante de la MS-13, quien anunció como gesto de buena voluntad la donación a un asilo de ancianos de unas camas fabricadas por ellos en el taller de carpintería de la prisión.
Por su parte, un miembro de la M-18, que rehusó mencionar su nombre dijo: “Venimos en son de paz, de pedir perdón a la sociedad”.
Desde 2002, con la aplicación de la llamada ley antimaras, los principales líderes y cientos de miembros de las dos pandillas están recluidos.
El presidente Porfirio Lobo manifestó el lunes que el Gobierno está dispuesto “a apoyar en todo lo que sea necesario” a los mediadores, el obispo Emiliano y el delegado de la OEA, Adam Blackwell.
Con el apoyo de Blackwell, que también apadrinó una tregua entre pandillas de El Salvador, el obispo de San Pedro Sula había iniciado hace unos meses, en forma discreta, un esfuerzo para acercar a las dos pandillas en Honduras.
Según expertos en seguridad, en Honduras la lucha es más cruenta que en El Salvador, por peleas de territorios, cobro de “impuesto de guerra” y vínculos con cárteles del narcotráfico, tráfico de armas, robo de vehículos y sicarios, lo que complica una tregua.
LA CIFRA
85.5 muertes por cada 100 mil habitantes es la tasa de homicidios en Honduras, la cifra más alta del mundo
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