Internacional
Macri y Scioli cierran campaña en Argentina
El próximo domingo se celebrará la segunda vuelta electoral en ese país
Mientras que Daniel Scioli, del gobernante Frente para la Victoria, se promovió como el defensor de "los más humildes, de los trabajadores y de la clase media" contra la "expresión del demonio del capitalismo salvaje" que, dijo, representa su rival en el primer balotaje en la historia del país sudamericano.
"Se terminó la época de las banderas que nos pongan de un lado y del otro. Es momento de trabajar todos juntos, tirar para el mismo lado", dijo Macri, del frente Cambiemos, a miles de partidarios desde un escenario al aire libre en Humahuaca, un poblado turístico rodeado de sierras coloridas en la provincia norteña de Jujuy, limítrofe con Bolivia, mil 600 kilómetros al noroeste de Buenos Aires.
El opositor, que encabeza las encuestas para el domingo, eligió Jujuy para cerrar la campaña ya que lo considera un símbolo del "cambio" que se avecina en Argentina si logra derrocar al kirchnerismo, el movimiento de centroizquierda dentro del peronismo creado por el fallecido ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007) y su sucesora, Cristina Fernández (2007-2015).
En ese distrito, un dirigente del espacio de Macri ganó la gobernación que durante más de dos décadas gobernó el peronismo.
"No peleemos, no discutamos, guardemos la energía para construir la Argentina que soñamos", pidió Macri, el actual alcalde de Buenos Aires que ha logrado capitalizar el descontento que siente una parte importante de la población por el estilo de confrontación que ha caracterizado al kichnerismo.
Sin nombrarla, Macri también deslizó una crítica contra Fernández al prometer que "viene una etapa en Argentina que necesitamos más escuchar que hablar". La mandataria ha sido criticada por el exagerado uso de la cadena de radio y televisión para sus anuncios de gobierno.
"Voy a estar siempre listo para escuchar", prometió.
Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires, cerró su campaña más tarde en un polideportivo cubierto de La Matanza, suburbio al sureste de la capital donde el peronismo tiene una importante base de votantes.
A tono con la campaña más agresiva que llevó adelante desde la primera vuelta el 25 de octubre, Scioli apeló a términos religiosos para advertir sobre el riesgo de un triunfo de Macri, a quien considera expresión de las políticas neoliberales aplicadas en la década de 1990 y que generaron las condiciones para la crisis de 2001.
Dijo que enfrenta "una opción liberal, expresión del demonio del capitalismo salvaje" y acusó a Macri de haber rubricado "un pacto con los diablos: los fondos buitres, el FMI que quiere venir a imponernos la quita de subsidios en luz, gas, y transporte".
Agregó que el domingo no se vota "por amarillo o naranja", por los colores que identifican a sus fuerzas, sino "por la Argentina, por el orgullo nacional y la autoestima de nuestro país".
Gane quien gane el domingo, el próximo presidente tendrá que resolver la inflación de al menos 27% anual que estiman los economistas privados, las restricciones a la compra de dólares, el retraso cambiario, el estancamiento del crecimiento, la inseguridad y el avance del narcotráfico.
También está pendiente de resolución un largo litigio con acreedores estadounidenses que exigen cobrar una deuda millonaria por bonos en cese de pagos desde 2001.
Macri evitó dar precisiones sobre futuras medidas y cerró su discurso de 20 minutos arengando a sus partidarios al grito de "vamos Argentina, cambiemos, cambiemos".
Scioli, por su parte, exhortó a su tropa a no desmoralizarse por lo que vaticinan las encuestas: "Tendré muchos defectos, pero hay algo que tengo: una inquebrantable voluntad... No aflojen un minuto, no se dejen llevar por lo que se dice".
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