Internacional
Los golpistas darían todo lo que tienen por seguir en el poder: Zelaya
Enfatiza que no cree en la palabra de Micheletti
Manuel Zelaya, dijo hoy que quienes lo derrocaron el 28 de junio pasado darían todo lo que tienen por quedarse en el poder.
"Ellos darían todo lo que tienen por quedarse en el poder, porque ellos obedecen a una argolla económica que asfixia a Honduras desde los años 90", dijo Zelaya telefónicamente desde la embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde permanece desde el 21 de septiembre pasado.
Agregó que de "los 90 para acá se dieron las privatizaciones a la economía, hubo un giro, el ser humano pasó a ser mercadería o un número en las estadísticas, paso a acoplarse a las políticas neoliberales".
Zelaya, quien fue depuesto el 28 de junio pasado, también considera que los "grupos económicos" que "han impuesto" al presidente de facto, Roberto Micheletti, "han privatizado hoy los poderes del Estado", los que "están siendo destruidos".
"Aquí en Honduras no hay separación de poderes, tienen el mismo director en este momento, que es Micheletti", subrayó Zelaya, quien además define al gobernante de facto como "un aprendiz de dictador".
A una pregunta si se ve de nuevo en el poder sin el apoyo del Parlamento, la Corte Suprema de Justicia, la Fiscalía, la empresa privada y otros sectores, Zelaya respondió: "Es que eso siempre ocurrió, nunca tuve el apoyo, no me extrañaría gobernar sin respaldo de nadie".
Según Zelaya, el "grupo económico" que decidió su separación, "ordenó a las Fuerzas Armadas" que lo sacaran del país.
"Ordenaron que me sacaran del país, me falsificaron mi firma, me abrieron un juicio por delitos que no he cometido", acotó Zelaya, quien el próximo miércoles cumple un mes de permanecer en la embajada de Brasil.
El derrocado presidente, quien es acompañado por unas 50 personas, entre ellas su esposa, Xiomara Castro, indicó que el tiempo que lleva en la legación diplomática suramericana "ha sido difícil" por el hostigamiento de policías y militares.
Dijo que los cuerpos de seguridad no los dejan dormir, con ruidos, llamadas telefónicas, amenazas con francotiradores y otras acciones, pero que él sigue esperando que la crisis política en su país se resuelva, aunque enfatizó en que no cree en Micheletti.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El depuesto presidente de Honduras,
"Ellos darían todo lo que tienen por quedarse en el poder, porque ellos obedecen a una argolla económica que asfixia a Honduras desde los años 90", dijo Zelaya telefónicamente desde la embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde permanece desde el 21 de septiembre pasado.
Agregó que de "los 90 para acá se dieron las privatizaciones a la economía, hubo un giro, el ser humano pasó a ser mercadería o un número en las estadísticas, paso a acoplarse a las políticas neoliberales".
Zelaya, quien fue depuesto el 28 de junio pasado, también considera que los "grupos económicos" que "han impuesto" al presidente de facto, Roberto Micheletti, "han privatizado hoy los poderes del Estado", los que "están siendo destruidos".
"Aquí en Honduras no hay separación de poderes, tienen el mismo director en este momento, que es Micheletti", subrayó Zelaya, quien además define al gobernante de facto como "un aprendiz de dictador".
A una pregunta si se ve de nuevo en el poder sin el apoyo del Parlamento, la Corte Suprema de Justicia, la Fiscalía, la empresa privada y otros sectores, Zelaya respondió: "Es que eso siempre ocurrió, nunca tuve el apoyo, no me extrañaría gobernar sin respaldo de nadie".
Según Zelaya, el "grupo económico" que decidió su separación, "ordenó a las Fuerzas Armadas" que lo sacaran del país.
"Ordenaron que me sacaran del país, me falsificaron mi firma, me abrieron un juicio por delitos que no he cometido", acotó Zelaya, quien el próximo miércoles cumple un mes de permanecer en la embajada de Brasil.
El derrocado presidente, quien es acompañado por unas 50 personas, entre ellas su esposa, Xiomara Castro, indicó que el tiempo que lleva en la legación diplomática suramericana "ha sido difícil" por el hostigamiento de policías y militares.
Dijo que los cuerpos de seguridad no los dejan dormir, con ruidos, llamadas telefónicas, amenazas con francotiradores y otras acciones, pero que él sigue esperando que la crisis política en su país se resuelva, aunque enfatizó en que no cree en Micheletti.
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