Internacional
Los beneficios del petróleo se pintan de negro
Mediante el Petrocaribe, Hugo Chávez favoreció con energético a bajos precios a varios países de la zona; tras su muerte el acuerdo ve un futuro incierto
Más de una decena de países latinoamericanos y del Caribe, en su mayoría con problemas económicos, se han beneficiado de miles de millones de dólares en petróleo a través del Petrocaribe, que se creó en 2005 con la meta de unificar la industria petrolera regional bajo el liderazgo de Venezuela.
La muerte de Chávez abre la incógnita sobre el futuro de su “petrodiplomacia”, que ayudó a construir alianzas alternativas a Estados Unidos y colocó a Venezuela en el mapa político regional.
Uno de los mayores beneficiados con el petróleo de Venezuela es Cuba, que recibe alrededor de 100 mil barriles de petróleo diarios, en tanto que a Nicaragua llegaron 22 mil barriles diarios en 2011 y 10 mil a Uruguay, según datos de PDVSA, que asegura que produce tres millones de barriles diarios (mbd), pero que la OPEP rebaja a 2.3 mbd.
Tras la muerte de Chávez, los cubanos temen un regreso de las vacas flacas del Periodo Especial de los años noventa, cuando el repentino desplome de la Unión Soviética provocó en la isla años de depresión económica.
El petróleo venezolano representa para Cuba la cobertura de la mitad de sus necesidades de consumo, por un valor de tres mil 200 millones de dólares al año, según un cálculo de Jorge Piñón, analista de energía de la Universidad de Texas. La Habana paga la mitad de su factura petrolera mediante un sistema de trueque en que miles de médicos, maestros y otros asesores, prestan su servicio en Venezuela. El resto va a créditos a 25 años con un interés de uno por ciento.
Aunque el partido de Chávez sigue en el poder en Venezuela, y las primeras declaraciones del actual presidente encargado, Nicolás Maduro, apuntan a que no se cambiará el programa, por lo menos no a corto plazo, una victoria de la oposición en una elección presidencial que se realizaría en abril pudiera cambiar por completo el juego. El líder opositor Henrique Capriles ha dicho que reevaluaría el programa si lo eligen.
En la incertidumbre
Los cubanos no son los únicos preocupados tras la muerte de Chávez. Nicaragua, el segundo país más dependiente del crudo venezolano, recibe más de ocho millones de barriles al año de Caracas, por un valor aproximado de mil 200 millones de dólares, según Néstor Avendaño, economista y director ejecutivo de la firma Consultores Para el Desarrollo.
El presidente nicaragüense Daniel Ortega, un firme aliado de Chávez, paga la mitad del costo petrolero y financia el resto a 23 años con un interés de 2% anual. Ha usado el efectivo extra que le permiten los envíos de petróleo venezolano, para dar vivienda y financiar la salud pública en un país donde 80% de la población vive con menos de dos dólares diarios.
De acuerdo con información del diario La Prensa, Ortega ha tratado de aumentar las reservas económicas en meses recientes, y elevó los impuestos en enero, aparentemente en anticipación de una reducción en la ayuda venezolana.
República Dominicana recibe sólo 40% de su petróleo a través de Petrocaribe y ahorra 400 millones de dólares al año con el acuerdo, en tanto que Jamaica, abrumada por una deuda equivalente a 140% de su PIB, recibe aproximadamente dos terceras partes de su crudo a través de este programa. Ha usado los 22 mil barriles de crudo venezolano que recibió a diario en 2011, para generar 95% de su electricidad. Haití, por su parte, ha usado millones de dólares en asistencia venezolana para comprar combustible, renovar estaciones electrogeneradoras y construir viviendas para personas de bajos ingresos en ese país devastado por un terremoto en 2010.
Pero es China, obsesionada con garantizar su suministro energético, el que más podría resentirse de un eventual deterioro de las relaciones privilegiadas que tejió con Chávez.
Tras conceder a Caracas créditos por 30 mil millones de dólares a través del Banco Chino de Desarrollo (CDB), a cambio de hidrocarburos, “Pekín se va a preocupar del futuro de esta inversión”, predice Jean-François Dufour, experto de la agencia de asesoría DCA Chine-Analyse.
La incertidumbre podría hacer que el Gobierno chino deje de hacer más petrocréditos, una especie de avance de dinero a cambio de petróleo, que resultan clave para las finanzas venezolanas.
Venezuela vende 640 mil barriles diarios de petróleo a China, de los cuales 264 mil barriles se destinan a pagar la deuda que mantiene el país sudamericano con el gigante asiático.
Para los beneficiarios de Petrocaribe, un cambio de estrategia podría significar simplemente un desastre. Pero para otros pudiera significar un aumento del descontento o incluso el potencial de inestabilidad .
¿Qué pasará ahora con la política petrolera del Gobierno venezolano? Con problemas en el frente de la inflación, que ronda 22% anual, una deteriorada industria local, falta de infraestructura e inversiones en la industria petrolera, y una deuda pública que supera 50% del PIB, “¿querrán los venezolanos seguir vendiendo crudo subsidiado?
FRASE
"Si un nuevo Gobierno cambia el programa, sería un gran impacto económico tanto para Cuba como para los países de Petrocaribe".
Jorge Piñón, analista de la Universidad de Texas.
NÚMEROS
Una economía petRolizada
> Según estimaciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Venezuela posee las mayores reservas comprobadas de crudo del planeta (296 mil 500 millones de barriles), por delante de Arabia Saudí (265 mil millones).
> La producción de crudo cayó 25% durante la presidencia de Hugo Chávez.
> La renta petrolera representa 90% de los recursos en divisas del país.
> El país aumentó su PIB en un promedio de 2.8% entre 1999 y 2011, según el Fondo Monetario Internacional, pero esa cifra fue superada por el resto de los países de la OPEP, salvo Libia.
> Cuando Chávez llegó al poder, Venezuela exportaba 49 millones de barriles a Estados Unidos al mes, pero la venta cayó a 31.9 millones de barriles en febrero del 2011.
ANÁLISIS
Después de Chávez
''El País''
Es poco probable que la formidable huella de Hugo Chávez se desvanezca en unos meses. Pero es aún más improbable que, llegado el caso, Nicolás Maduro —carente por completo del carisma que permitió al líder fallecido apuntarse todos los tantos y no ser responsabilizado por ninguno de sus fracasos— esté en condiciones de lograr la indulgencia de sus compatriotas para lidiar con el aluvión de problemas que afligen hoy a Venezuela, una economía resquebrajada para la que resulta insuficiente la reciente devaluación del bolívar del 32%. Tampoco parece fácil que el próximo presidente, sea quien fuere, tenga libre acceso a la caja de Petróleos de Venezuela o a la del Banco Central para financiar sus veleidades políticas. El mito chavista, bañado en petróleo, ha oscurecido la realidad de una nación con un gasto público insostenible, escasez de productos básicos, infraestructuras envejecidas y una industria no competitiva.
La desaparición de Chávez deja también un significativo vacío, cuando no infunde un abierto temor, más allá de las fronteras de su país. El caudillo populista trabajó incansablemente para convertir a Venezuela en un actor internacional, aunque en ocasiones fuese a costa de formalizar alianzas con cualquier Gobierno despótico que se opusiera abiertamente a EEU: la Libia de Gadhafi, Corea del Norte, Irán o Siria. Pero lo fundamental de su acción exterior se dedicó a forjar lazos con los regímenes izquierdistas latinoamericanos —Cuba sobre todo— a cambio de petróleo barato del país con las mayores reservas del mundo. Si ese crudo a precio de amigo va a seguir fluyendo sin la decisiva presencia ideológica de Chávez es ahora un tema abierto.
Nicaragua, Bolivia y Ecuador pierden con su muerte a su más estrecho aliado y potente altavoz. Argentina, a alguien que compró miles de millones en bonos para salvarla de la bancarrota. Pero ningún país como Cuba depende tanto de Caracas, de la magnanimidad petrolera de Chávez para con su ídolo y amigo Fidel Castro. Los más de 100 mil barriles diarios a cambio del trabajo en Venezuela de decenas de miles de profesionales cubanos y la multitud de proyectos de cooperación han supuesto en los últimos años un auténtico soporte vital del régimen comunista. Para nadie como para La Habana la desaparición de Chávez representa un acontecimiento trascendental.
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