Internacional

Llama HRW a la ONU a investigar quema de aldeas en Birmania

Denunció la quema de aldeas de la minoría rohinyá en el oeste de Birmania y llamó a la ONU a investigar las denuncias de abusos

BANGKOK, TAILANDIA (30/OCT/2016).- Human Rights Watch denunció hoy la quema de aldeas de la minoría rohinyá en el oeste de Birmania (Myanmar) y llamó a la ONU a investigar las denuncias de abusos de las fuerzas de seguridad contra este colectivo desde principios de octubre.

El Ejército birmano declaró como "zona de operaciones" el norte del estado Rakhine, en la frontera con Bangladesh y donde vive el grueso de esta minoría musulmana, tras el ataque de un grupo armado contra tres puestos de la policía fronteriza el pasado nueve de octubre.

El asalto y posteriores disturbios causaron al menos 40 muertos entre policías, militares, asaltantes y vecinos, y llevó al despliegue del Ejército al que activistas locales acusan de cometer ejecuciones, violaciones y saqueos contra la población rohinyá.

HRW utilizó imágenes de satélite para basar su nueva denuncia que hizo horas antes de la llegada a la zona de una delegación de la ONU y del gobierno birmano, al que la organización recriminó sus "excusas" para impedir el acceso de agencias humanitarias.

"Nuevas imágenes de satélite revelan una destrucción en Rakhine que exige un investigación imparcial e independiente, algo que el gobierno birmano aun no ha sido capaz de hacer", dijo el subdirector para Asia de HRW, Phil Robertson, en un comunicado.

Según HRW, las imágenes muestran rastros de incendios que coinciden con las denuncias de organizaciones locales y alertó que si bien el número de casas afectadas es "incierto" los daños en la zona pueden haber sido subestimados.

Más de un millón de rohingya viven en Rakhine, una minoría que reside en Birmania desde hace siglos, pero cuyos miembros no son reconocidos como ciudadanos birmanos sino como inmigrantes bengalíes.

Unos 120.000 de ellos viven confinados en 67 campos en ese estado y sufren todo tipo de restricciones desde el brote de violencia sectaria en 2012 que causó al menos 160 muertos.

El de los rohingya es un asunto sensible en la política birmana, condicionada por grupos radicales budistas que llevaron al anterior Ejecutivo a adoptar múltiples medidas discriminatorias contra este colectivo, incluida la privación de movimientos.

El actual gobierno, liderado por la nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, creó en agosto una comisión encabezada por el exsecretario general de la ONU, Kofi Annan, que elaborará un informe con recomendaciones para solucionar el conflicto sectario.
 

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