Internacional

Lidiar con mamás de soldados es lo más duro: Gates

El cargo de secretario de Defensa será sustituido por Leon Panetta el próximo 1 de julio

WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS (20/JUN/2011).- Unos días antes de que Robert Gates asumiese como secretario de Defensa en diciembre de 2006, se percató que la presión más fuerte en su puesto no vendría de la Casa Blanca, el Capitolio o el Pentágono, sino de las madres de los soldados.

A partir de un encuentro casual con la madre de un militar, se dio cuenta que su carga más pesada como jefe del Pentágono serían sus propias emociones, por la preocupación ineludible acerca de los miles de hombres y mujeres estadounidenses que enviaría a luchar en campos de batalla en el extranjero, donde algunos morirían.

“Ella me dijo: ‘Tengo dos hijos en Iraq. Por amor de Dios, tráigalos a salvo. Y estaremos orando por usted’. Eso sí que es verdadera presión”, dijo Gates ante una comisión del Senado que analizaba su nominación.

Gates —quien será sustituido por Leon Panetta el próximo 1 de julio— dice que esa presión le ha cobrado un alto precio cuatro años y medio después.
En cierto sentido ha sido la característica que ha definido su mandato: no el desgaste personal en sí, sino cómo influyó en sus prioridades laborales. El período que el secretario cubrió es uno de los pocos en la historia estadounidense que comenzó y terminó con una guerra.

“Uno de los retos interesantes de este trabajo ha sido la responsabilidad de librar dos guerras, ninguna de las cuales inicié”, reflexionó Gates la semana pasada durante su última conferencia de prensa. Se retirará el 30 de junio.

Como dijo repetidas veces a los soldados e infantes de Marina en su último viaje a Afganistán a principios de junio, sentía una responsabilidad personal de hacer todo lo posible en Washington para mejorar sus posibilidades de supervivencia en combate y, para los heridos, proporcionarles la evacuación del campo de batalla lo más rápida posible a fin de que recibieran tratamiento.

Deja huella
El saldo de su gestión


Uno de los legados centrales de Robert Gates fueron sus avances para lograr más protección a la integridad física de los soldados.

El funcionario dejará varios asuntos pendientes, entre ellos las guerras de Iraq y Afganistán, así como un deterioro en las relaciones con Pakistán, sin duda el socio más importante de Washington en la lucha contra Al Qaeda.

Gates trabajó para reconstruir la confianza entre los militares de Estados Unidos y Pakistán, pero vio cómo esa relación se enfrió durante los últimos meses, luego de la incursión unilateral estadounidense que culminó con la muerte de Osama bin Laden en un complejo pakistaní.

Cuando Gates se retire, habrá cerca de 50 mil soldados de Estados Unidos en Iraq y alrededor de 100 mil en Afganistán. Aunque Iraq ha alcanzado una estabilidad relativa desde que Gates asumió el control del Pentágono, las perspectivas de una paz duradera son inciertas.

El secretario irritó a los dirigentes de la Fuerza Aérea cuando insistió en conseguir más aviones teledirigidos para la vigilancia de los campos de batalla. En una reprimenda pública en abril del 2008, le dijo a la Escuela Superior de Guerra Aérea que conseguir que la Fuerza Aérea hiciera más era “como extraer dientes”.
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