Internacional
Las víctimas del terremoto haitiano siguen sin techo
Al menos 600 mil personas viven en los campamentos hechos por lonas y sábanas
terremoto en Haití, un promesa clave sigue incumplida: la creación de refugios temporales resistentes para acoger a la masa de haitianos sin techo, que sobrevivieron en la capital y sus alrededores.
El gobierno haitiano, apoyado por una larga lista de aliados internacionales, ha distribuido alimentos y brindado atención médica a millones desde el devastador sismo del 12 de enero, pero unas 600 mil personas en el área de desastre siguen hacinadas en campamentos improvisados, viviendo bajo carpas, tiendas de campaña o sólo sábanas.
Trabajadores humanitarios alertan que estos refugios están destinados a convertirse en focos de enfermedades, que además pueden sufrir inundaciones cuando lleguen las lluvias primaverales.
"Es una situación desesperada, es realmente desesperante'', dijo Alex Wynter, vocero en Haití de la Federación Internacional de la Cruz Roja y Sociedades de la Media Luna Roja. "Tiene todos los componentes de un desastre''.
Funcionarios gubernamentales aseguran que avanzan en la obtención de tierras para la construcción de nuevas viviendas, mientras que grupos de ayuda afirman estar listos para empezar la construcción de refugios temporales con mayor resistencia al medio ambiente. Pero el tiempo se acaba ante la inminencia de la temporada de lluvia.
Desde un principio, el gobierno haitiano y la ONU, que coordina la ayuda, han insistido que la distribución de alimentos y el refugio de los sobrevivientes son las prioridades principales.
A finales de enero, grupos de asistencia humanitaria empezaron a subrayar la importancia de distribuir lonas y cuerdas, en lugar de tiendas de campaña. La idea es brindar una mayor protección ante las lluvias, hasta que los refugios de transición y eventualmente viviendas permanentes puedan construirse en tierras otorgadas por el gobierno.
El gobierno todavía debe obtener los terrenos, que en Haití son escasos y con tendencia a inundarse, y prepararlos para la llegada de miles de personas.
Generalmente la temporada de lluvias empieza el 1 de abril, pero ya han caído algunas precipitaciones.
La gente en los campamentos sobrepoblados, en los cuales el aire está lleno de moscas y un olor putrefacto se desprende de las letrinas, señalaron que no pueden esperar mucho más.
"Necesito que el gobierno me traslade a algún lado'', dijo Jean-Claude Saintil, un hombre de 55 años que durante los últimos dos meses ha vivido junto a su esposa y seis hijos en el jardín de una escuela secundaria católica.
Daphne Gerlaine, de 21 años y madre de un recién nacido, señaló que su familia no ha recibido alimentos. La mujer teme por la suerte de su bebé. Agregó que la única ayuda que ha tenido es una lona azul y unos palos de madera que le sirven de casa en un campamento de 47 mil personas, instalado en un antiguo campo de aviación. "Algunos días, simplemente, no comemos''.
PUERTO PRÍNCIPE, HAITÍ.- A dos meses del
El gobierno haitiano, apoyado por una larga lista de aliados internacionales, ha distribuido alimentos y brindado atención médica a millones desde el devastador sismo del 12 de enero, pero unas 600 mil personas en el área de desastre siguen hacinadas en campamentos improvisados, viviendo bajo carpas, tiendas de campaña o sólo sábanas.
Trabajadores humanitarios alertan que estos refugios están destinados a convertirse en focos de enfermedades, que además pueden sufrir inundaciones cuando lleguen las lluvias primaverales.
"Es una situación desesperada, es realmente desesperante'', dijo Alex Wynter, vocero en Haití de la Federación Internacional de la Cruz Roja y Sociedades de la Media Luna Roja. "Tiene todos los componentes de un desastre''.
Funcionarios gubernamentales aseguran que avanzan en la obtención de tierras para la construcción de nuevas viviendas, mientras que grupos de ayuda afirman estar listos para empezar la construcción de refugios temporales con mayor resistencia al medio ambiente. Pero el tiempo se acaba ante la inminencia de la temporada de lluvia.
Desde un principio, el gobierno haitiano y la ONU, que coordina la ayuda, han insistido que la distribución de alimentos y el refugio de los sobrevivientes son las prioridades principales.
A finales de enero, grupos de asistencia humanitaria empezaron a subrayar la importancia de distribuir lonas y cuerdas, en lugar de tiendas de campaña. La idea es brindar una mayor protección ante las lluvias, hasta que los refugios de transición y eventualmente viviendas permanentes puedan construirse en tierras otorgadas por el gobierno.
El gobierno todavía debe obtener los terrenos, que en Haití son escasos y con tendencia a inundarse, y prepararlos para la llegada de miles de personas.
Generalmente la temporada de lluvias empieza el 1 de abril, pero ya han caído algunas precipitaciones.
La gente en los campamentos sobrepoblados, en los cuales el aire está lleno de moscas y un olor putrefacto se desprende de las letrinas, señalaron que no pueden esperar mucho más.
"Necesito que el gobierno me traslade a algún lado'', dijo Jean-Claude Saintil, un hombre de 55 años que durante los últimos dos meses ha vivido junto a su esposa y seis hijos en el jardín de una escuela secundaria católica.
Daphne Gerlaine, de 21 años y madre de un recién nacido, señaló que su familia no ha recibido alimentos. La mujer teme por la suerte de su bebé. Agregó que la única ayuda que ha tenido es una lona azul y unos palos de madera que le sirven de casa en un campamento de 47 mil personas, instalado en un antiguo campo de aviación. "Algunos días, simplemente, no comemos''.
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