Internacional
Las urnas en Israel abrirán el camino a una coalición derechista
El partido derechista Likud, de Benjamín Netanyahu, se perfila como ganador de las elecciones
Desde que fueran convocados estos comicios a finales de octubre, el dirigente del Likud y ex jefe del Ejecutivo entre 1996 y 1999 aparece de forma constante como favorito en la intención de voto.
Netanyahu aventaja en cinco diputados a la ministra de Exteriores y jefa de la formación gobernante Kadima, Tzipi Livni, según el último sondeo del diario "Maariv", que le otorga la victoria con 27 de los 120 escaños del Parlamento.
El diario "Haaretz", en otra encuesta anterior, también lo corona como triunfador con un número similar de diputados, mientras que los apoyos a Livni rondan entre 23 y 25 diputados.
El Partido Laborista, que encabeza el actual ministro de Defensa, Ehud Barak, lograría entre 17 y 14 escaños, y se disputa ser la tercera fuerza más votada con el ultranacionalista Israel Beitenu (Israel es Nuestro Hogar), dirigido por Avigdor Lieberman, que podría superarlo incluso con 19 escaños.
Les siguen de lejos los ultra-ortodoxos de Shas, con una decena de escaños y el pacifista Meretz con 6, mientras que el resto se los reparten un grupo de pequeños partidos cada uno con menos de cinco.
Israel acude a estas elecciones anticipadas a raíz de la dimisión del primer ministro, Ehud Olmert, que deja su cargo azuzado por un rosario de sospechas de corrupción por las que aún es investigado.
Si se cumplen los pronósticos, lo sucederá en el cargo Netanyahu, pues los analistas vaticinan que incluso llegando a un empate técnico con Livni, es el candidato con mejores posibilidades de formar una coalición de gobierno sólida.
Sobre sus aspiraciones en caso de que gane las elecciones y logre formar un Gobierno, el líder del Likud básicamente se fija dos objetivos: restaurar la seguridad en el país e impulsar una "paz económica" con las fuerzas moderadas palestinas.
"Debemos cambiar la actual ecuación y construir la paz desde la base de la pirámide", manifestó en un encuentro con la prensa poco antes de los comicios, al explicar su iniciativa que propone impulsar un proceso para mejorar la prosperidad en Cisjordania pero que en ningún momento habla de un futuro estado palestino.
El Likud se ha encargado de recalcar durante su campaña su rechazo a futuras evacuaciones de territorios palestinos o "a que se divida Jerusalén", intención de la que acusa a su más directa competidora, Livni.
"No consideramos que la población en Judea y Samaria (nombre bíblico de Cisjordania) deba ser evacuada de sus hogares en futuras retiradas, ni creemos en una negociación (con los palestinos) cuyo resultado nos haga parecer más débiles", explicó Tzipi Hotobeli, candidata de la lista del Likud.
Tras esas declaraciones se esconden las intenciones de su partido de atraerse a los sectores más conservadores, incluidos colonos, a fin de poder consolidar una coalición en sintonía con las posturas más reaccionarias del espectro político israelí.
La clave para garantizar esa base es "Israel es Nuestro Hogar", formación de tintes xenófobos que aboga por realizar un "test de lealtad" a los ciudadanos árabes del país o "separar físicamente" a judíos de árabes y sólo permitir la residencia a "los que se sintieran conectados con el Estado Judío".
En la campaña electoral tanto el Kadima de Livni, como el Partido Laborista de Barak, han elevado el tono de sus declaraciones para mostrar dureza con objeto de atraerse a un electorado que no se siente atraído precisamente por eslóganes pacifistas.
"Acabamos de salir de la guerra (en Gaza) y la palabra "paz" no es muy popular en plena campaña", reconoce Nachman Shai, representante del Kadima.
Coincide con él la laborista Einat Wilf, para quien "la población está influida por la sensación de fracaso e inseguridad de los últimos tres años" y "lo importante en estos momentos es quién es la persona más fuerte".
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