Internacional

Las teorías de la conspiración

Para muchos, el gobierno de EU apoyó u orquestó los ataques del 11 de septiembre de 2001

CIUDAD DE MÉXICO (02/SEP/2011).- Los escombros del World Trade Center (WTC) aún humeaban cuando en internet había quien ya dudaba que lo ocurrido la mañana de aquel 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, Washington y Pennsylvania fuera obra de terroristas venidos de fuera.

“¿Cómo pudo suceder una cosa así en el país más poderoso del mundo?”. La respuesta no tardó en llegar: “Nadie, más que el gobierno de Estados Unidos, tiene la capacidad de montar algo semejante”. Fue así como comenzaron a surgir las llamadas “teorías de la conspiración”.

Insatisfechos con las versiones oficiales, algunos familiares de las víctimas del 11-S, estadounidenses y personas de distintas partes del mundo empezaron a buscar —y a dar— sus propias explicaciones sobre lo ocurrido aquel trágico día. Nacieron grupos como el 9/11 Truth Movement (Movimiento de la Verdad 11/S), que asegura que el 11-S fue una “Operación Bandera Falsa”; esto es, conducida por el propio gobierno y atribuida a otros.

Según los proponentes de esta teoría, el gobierno necesitaba un nuevo “Pearl Harbor” para impulsar la imagen del presidente George W. Bush, que a unos meses de haber asumido gozaba de muy baja popularidad, y para justificar guerras y leyes como la que se aprobaría justo después de los ataques, el Acta Patriota.

Poco a poco, los “escépticos del 11-S” fueron ganando terreno, principalmente en la red. En 2006, una encuesta de Scripps Howard reveló que 36% de los estadounidenses consideraba “muy probable” o “algo probable” que el gobierno hubiera permitido u organizado los ataques.

En 2008, una encuesta de WorldPublicOpinion.org aplicada en 17 países indicó que 15% creía al gobierno de EU responsable de los atentados; 7% culpó a Israel.

Las teorías de la conspiración pueden dividirse en dos tipos: las que sugieren que EU no organizó los ataques, pero los dejó ocurrir por “conveniencia”, y las que apuntan directamente al gobierno de Bush como responsable.


Explosiones controladas

La más popular de las teorías de la conspiración es la de que explosiones controladas, y no los aviones secuestrados, causaron el desplome de las torres Norte y Sur del WTC, así como de la Torre 7, que se vino abajo sin haber sido tocada por avión alguno. a gasolina de los aviones por sí sola, dicen, no bastaba para fundir el acero de los edificios y hacerlos caer.

Fotos que mostraban el polvo saliendo de varios pisos de las torres eran la prueba, dijeron, de que se produjeron detonaciones controladas. LooseChange, un video de 90 minutos defendiendo esta teoría, pronto se volvió el favorito de la red. La cinta muestra no sólo fotos, sino documentos y testimonios para avalar esta tesis.

Steven Earl Jones, físico estadounidense, es uno de los principales defensores de esta tesis, que presentó en otoño de 2006.

Otra vertiente de esta teoría es la de que los aviones que se estrellaron contra las torres Norte y Sur no eran comerciales, sino militares, y que llevaban misiles que dispararon contra los edificios. Fotos que mostraban “algo” bajo el fuselaje del avión del vuelo 11 de American Airlines que se estrelló contra la Torre Norte fueron su aval.

Sin embargo, el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) descartó esta posibilidad, diciendo que el impacto de los aviones, combinado con los incendios que produjeron al interior de las torres, causó su caída. En el caso de la torre 7, la conclusión del NIST fue que los escombros que cayeron sobre el edificio impactaron en una zona donde se encontraban los transformadores del edificio, lo que pudo causar que explotaran, y que los incendios, que duraron horas, terminaron por debilitar la estructura.

Sobre el supuesto misil, la conclusión fue que se trató, ni más ni menos, de una ilusión óptica, que fue verificada por fotógrafos.


Los israelíes y la Bolsa “sabían”


Se dijo, también, que los israelíes sabían con antelación de los atentados, que por eso aquel 11 de septiembre no se presentaron a trabajar y no hubo víctimas judías. Pero información biográfica compilada por The New York Times revela que al menos 400 de las víctimas eran judías.

En cuanto a la Bolsa, se dijo que, días antes de los ataques, hubo negocios “raros”, que se colocaron “un montón” de opciones en las acciones de United Airlines y American Airlines.

Para los teóricos de la conspiración, eso sólo podía significar que los accionistas sabían algo. Las autoridades aseguran que se trató, en todo caso, de “una coincidencia”.


El misil que cayó en el Pentágono

Uno de los temas que más ha atraído la atención, no sólo de los teóricos de la conspiración, sino del público en general, es el del ataque contra el Pentágono. ¿Cómo fue posible que un avión se pudiera estrellar allí, una hora después de que ocurrieran los primeros ataques? ¿Por qué no estaba debidamente protegido, cuando ya se sabía que EU estaba bajo fuego?

Más allá de eso, escépticos como los de Reopen911.org se preguntaron cómo un avión tan grande pudo dejar un agujero tan pequeño y cómo Hani Hanjour, el secuestrador que pilotaba el vuelo 77 de American Airlines, pudo dar en el blanco tan exitosamente cuando, según reportes, apenas unas semanas antes había fracasado en sus pruebas de pilotaje.

El periodista francés Thierry Meyssan argumentó, en su libro L’Effroyable Imposture (El gran fraude), un bestseller publicado en más de 10 idiomas, que lo que impactó al Pentágono fue en realidad un misil, lanzado por el propio gobierno estadounidense.

Otros aseguraron que fue un coche-bomba. Sin embargo, fotografías de partes del avión estrellado y testimonios de gente presente en el lugar desmintieron esta versión.

En cuanto al tamaño del agujero (75 pies de ancho), ingenieros civiles de la Universidad de Purdue determinaron que una de las alas del vuelo 77 se impactó contra el suelo; la otra se destruyó al momento del impacto. Lo que se estrelló fue lo que quedaba del avión.

Otros escépticos se enfocaron más bien en el porqué este avión no fue derribado. La explicación oficial ha sido que el hacerlo se hubiera tomado horas, porque las autoridades no estaban suficientemente preparadas para un ataque de este tipo.

De acuerdo con la revista Popular Mechanics, que en 2005 publicó una edición para “desentrañar los mitos del 11-S” y un año más tarde publicó un libro al respecto (“Debunking the 9/11 Myths), sólo 14 aviones de combate estaban en alerta en los 48 estados contiguos a la zona afectada aquel día.


Vuelo 93 ¿heroísmo o montaje?

La historia de los pasajeros de vuelo 93 de United Airlines organizándose para impedir que su avión se convirtiera en el cuarto misil del día recorrió el mundo. Pero para los teóricos de la conspiración, lo que sucedió en realidad fue totalmente diferente: el avión, afirman, fue derribado.

Como prueba, alegan que se vio una aeronave blanca cerca de ahí cuando el avión se estrelló sobre un descampado en Shanksville, Pennsylvania, y que pudo haberlo derribado. También dicen que el hecho de que se hayan encontrado objetos relacionados con el incidente lejos de la zona donde cayó el aparato prueba que éste fue blanco de un ataque.

La orden de derribar el avión, dijeron, era un probable indicio de que los pasajeros habían descubierto el complot del gobierno y que éste no estaba dispuesto a ser descubierto.

Sobre la aeronave blanca, después se reveló que se trató de un Dassault Falcon 20, un avión empresarial que estaba cerca y a cuyo piloto se le pidió verificar si el vuelo 93 se había estrellado y cómo lucía todo.

De los restos del avión, la Comisión del 11 S concluyó que la zona donde se encontraron estaba dentro del rango donde podía estar, dada la magnitud del impacto.

La caja negra del vuelo 93 fue la única, de las recuperadas de los cuatro aviones impactados, que pudo ser utilizada por las autoridades.

La información obtenida avaló la versión de que los se organizaron para enfrentar a los secuestradores.


Las llamadas “falsas”

Entre las cosas más conmovedoras de los ataques destacaron las llamadas que pasajeros de los vuelos secuestrados hicieron a sus familias, ya sea para informarles de lo que estaba ocurriendo allá arriba o para despedirse, al darse cuenta de que iban a morir. Pero los escépticos aseguraron que a esas distancias, no podía haber recepción, por lo que dichas llamadas tenían que ser falsas. En particular, fue criticada una supuesta llamada de un hijo a su madre, en la que él se presentaba con nombre y apellido.

Las autoridades aseguraron que sí era probable que los teléfonos tuvieran señal. Después se comprobó que llamadas como las de aquel supuesto hijo, habían sido “bromas de mal gusto”.

Estas son las teorías más manejadas con respecto a lo que sucedió el 11-S. Existen, además, otras teorías, que incluso han enfrentado a los propios escépticos, algunos de los cuales aseguran que se trata de “filtraciones” cuyo único objetivo es poner en ridículo a ese movimiento e impedir una nueva revisión, que grupos como el 9/11 Truth Movement exigen. Entre ellas están:

* Que los pasajeros del vuelo 93 nunca enfrentaron a sus secuestradores, porque no estaban en el avión. El argumento es que, o bien fueron asesinados antes, o que el gobierno de Estados Unidos los secuestró y que nunca serán localizados.

* Que los secuestradores sobrevivieron. Poco después de los ataques, la cadena británica BBC publicó nombres e identidades de los presuntos secuestradores. Luego se descubrió que muchos de ellos estaban vivos, algo que los teóricos de la conspiración usaron como “prueba” de que el secuestro de los aviones nunca existió.

Sin embargo, la propia BBC, primero, y las autoridades, después, subrayaron el hecho de que los nombres de los secuestradores eran tan comunes en el mundo árabe como llamarse John en EU, y que se trató, simple y llanamente, de un caso de homónimos.

Los escépticos pusieron a la gente a pensar cuando cuestionaron cómo era posible que se hubieran encontrado los pasaportes de los atacantes, que no se hubieran quemado. Las autoridades explicaron que las maletas de Mohamed Atta, uno de los secuestradores, no fueron subidas al avión por un error, y que justo en ellas se encontró material “invaluable” que los llevó a establecer la relación con Al-Qaeda.

* Que las cintas de Osama son falsas. Poco después del 11-S, el líder de Al-Qaeda afirmó que no tenía que ver con los ataques. Pero más adelante aseguró lo contrario, en cintas que, aseguran los teóricos de la conspiración, fueron “fabricadas”.

Las autoridades aseguran que las cintas son reales y pertenecen a Osama Bin Laden.

Lo cierto es que ninguna investigación pondrá fin a las teorías de los escépticos. Para ellos todo fue y seguirá siendo un complot, y la versión oficial de los hechos no es más que “la teoría oficial de la conspiración”.


El complot en series

* En junio de 2005, una popular serie alemana de televisión, Tatort, lanzó un episodio donde una mujer asegura que los ataques del 11-S fueron orquestados por la familia Bush, por su ambición petrolera y de poder. La mujer se entera gracias a que su compañero de cuarto había sido entrenado para ser uno de los pilotos de los aviones secuestrados, pero al final se quedó atrás. El compañero aparece muerto.

El FBI y la CIA lanzan una cacería contra la mujer. Al final, los detectives que investigan la muerte del sujeto creen en la historia de la testigo, que huye a un país árabe. El episodio fue visto por siete millones de personas.

* En la temporada 10 de South Park, hay un episodio, “Mystery of the Urinal Deuce”, en el que Eric Cartman, uno de los personajes centrales de la serie, llega hasta la Casa Blanca, donde le confiesan la dramática verdad: el gobierno orquestó el 11-S.

Kyle logra escapar; luego, el pueblo estadounidense es informado de que el gobierno quería que se pensara que fue el autor del 11-S para que el mundo creyera que tiene más poder del que en realidad ostenta.

* En un episodio de “Rescue Me”, el personaje de Daniel Sunjata (un teórico de la conspiración en la vida real), asegura a un periodista que el 11-S fue obra del gobierno, que quería crear un escenario similar al de Pearl Harbor para poder justificar su gasto militar e impulsar su control petrolero.
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