Internacional
Las nuevas santas latinoamericanas despiertan esperanza
La canonización de la madre Lupita y de la colombiana Laura Montoya despertó la emoción y alegría de los fieles en la plaza de San Pedro
Entre estos asistentes había numerosos devotos de la colombiana Laura Montoya Upegui, la primera santa de Colombia, fundadora de la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Beata Virgen Inmaculada y de Santa Catalina de Siena, que se ocupó de la evangelización de indígenas y marginados.
También los había de la mexicana María Guadalupe García Zavala, segunda mujer santa de México y fundadora de la Congregación de las Siervas de Santa Margarita María de los Pobres, enteramente dedicada a curar a los enfermos particularmente necesitados.
Unos 200 mexicanos llegaron especialmente para la canonización de la diócesis de Guadalajara, según contó a la AFP la hermana María Elena Ruiz de la congregación de la Madre Lupita.
"Esta canonización, el hecho de darla a conocer nos hace profundizar nuestras raíces, nuestra misión", confesó con voz entrecortada por la emoción Lucía Casas, quien viajó desde Guadalajara, donde Madre Lupita trabajó.
"Saber que tenemos una nueva santa nos da mucha alegría", dijo conteniendo las lágrimas.
Maria del Pilar Rosales Gómez, también de Guadalajara, contó que la santa le ha concedido a ella también un milagro.
"Le pedí por un nietecito que nació malito, hace 14 años, y gracias a ella mi nieto vive. Yo quería venir, quería venir y mi hijo me hizo el favor de mandarme", aseguró.
En la plaza de San Pedro, algunas madres jóvenes con bebés se habían sentado al borde de los pasillos creados por la seguridad, esperando que el Papa pasara por ahí en el papamóvil al finalizar la ceremonia.
Una de ellas, la colombiana Mary Alfonso, con un bebé de pocos meses, José Francisco, le daba de comer mientras esperaba.
"Ojalá que esta santa pueda dar nuevas esperanzas a mi país", comentó.
Mary Alfonso soñaba también poder pasarle el bebé al papa Francisco para que lo besara, como ha hecho con tantos otros niños en las audiencias públicas en la plaza.
La hermana Blanca Pérez Ortiz pertenece a la Congregación de las Misioneras de la Madre Laura. "Lo más importante de la Madre Laura fue su entrega total a Dios y la pedagogía del amor, con los indígenas, con los pobres", explicó a la AFP.
"Esto puede ser un ejemplo para Colombia porque la guerra, la violencia, es ausencia de amor. Si todos nos propusiéramos amar, hacer el bien, si ponemos junto todo ese bien, Colombia se transformaría", concluyó.
Ante un espléndido sol de primavera después de varios días de nubes, algunos no pudieron resistirse al hecho de demostrar su espíritu colombiano, con banderas del propio país, que si bien no expusieron al comienzo, porque así lo pidió el director de la ceremonia, terminaron por desplegarlas después.
Otros mostraron su orgullo mexicano, como algunas monjitas que llevaban sombreros de mariachis, mientras a la plaza seguía llegando gente para escuchar también el rezo del Regina Coeli y el saludo del Papa, como cada domingo.
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