Internacional
La estela Kennedy se apaga en el Capitolio
La decisión del legislador, sobrino del otrora presidente, deja el apellido fuera del Congreso estadounidense, por primera vez en 60 años
WASHINGTON, EU.- La dinastía política de los Kennedy se extingue irremisiblemente del paisaje político estadounidense, tras el anuncio de Patrick Kennedy, el hijo del recientemente fallecido Ted Kennedy, de no contender por la reelección al escaño que ocupa desde 1994 en la Cámara de Representantes, por el Estado de Rhode Island.
“Habiendo pasado ahora dos décadas en la política, mi vida ha tomado una nueva dirección y no seré candidato para la reelección este año”, aseguró Patrick en un video cargado de simbolismo y emotividad en el que adelantó que, a partir de hoy, sus esfuerzos estarán encaminados a defender y abogar por “quienes sufren depresión, adicción, autismo y estrés postraumático”.
La renuncia Patrick Kennedy, un hito en la dilatada historia del clan más aristocrático en la política de Estados Unidos, se produce a sólo tres semanas de la humillante derrota de los demócratas en Massachusetts, donde su candidata, Martha Coakley, fue incapaz de retener el escaño que durante casi medio siglo ocupó Ted Kennedy, “El León de Massachusetts”, el patriarca de una dinastía política que parece lanzar sus últimos estertores.
La decisión de Patrick Kennedy de no buscar la reelección dejará por primera vez en medio siglo al clan de los Kennedy fuera de un escaño en el Congreso estadounidense.
En medio de un torbellino de especulaciones, se negó a hablar sobre las verdaderas razones de su renuncia. Sin embargo, más allá de sus razones personales para renunciar al escaño que ocupó desde que cumplió los 21 años, todo parece indicar que la reciente muerte de su padre, el resultado de las elecciones que propinaron una humillante derrota a los demócratas en Massachusetts, la falta de avances en la negociación de una reforma sanitaria y sus propias dificultades para asegurarse la reelección, se han convertido en factores que al final le aconsejaron arrojar la toalla.
Desde su entorno familiar, sin embargo, fuentes citadas por distintos medios aseguraban que la renuncia de Patrick Kennedy de la política no tiene un carácter definitivo y que la posibilidad de retornar en busca de un escaño senatorial en el futuro “nunca estará descartado”.
Protegido del ala paterna
Perseguido por sus demonios internos, la trayectoria política de este político siempre estará marcada por sus legendarios episodios depresivos y sus continuos ingresos a clínicas de rehabilitación para superar su alcoholismo.
De 42 años, Patrick Joseph Kennedy II es uno de los miembros de la Cámara de representantes de Estados Unidos.
Eclipsado por la larga sombra de su padre, Ted Kennedy, Patrick nunca fue capaz de sacudirse el estigma del hijo que nunca pudo salirse del ala protectora paterna y del político que nunca estuvo a la altura una estirpe de grandes estrategas y estadistas que inauguraron sus tíos, el ex presidente John F. Kennedy y Robert Kennedy, el ex senador demócrata que murió asesinado en plena contienda por la presidencia.
Patrick ha tenido batallas personales y legislativas. En 2006, chocó con su automóvil contra una barrera cerca del Capitolio, y pocos días después fue internado en una clínica de rehabilitación por adicción y depresión, aunque esos fantasmas no le impidieron ganar la reelección en dos ocasiones.
“Habiendo pasado ahora dos décadas en la política, mi vida ha tomado una nueva dirección y no seré candidato para la reelección este año”, aseguró Patrick en un video cargado de simbolismo y emotividad en el que adelantó que, a partir de hoy, sus esfuerzos estarán encaminados a defender y abogar por “quienes sufren depresión, adicción, autismo y estrés postraumático”.
La renuncia Patrick Kennedy, un hito en la dilatada historia del clan más aristocrático en la política de Estados Unidos, se produce a sólo tres semanas de la humillante derrota de los demócratas en Massachusetts, donde su candidata, Martha Coakley, fue incapaz de retener el escaño que durante casi medio siglo ocupó Ted Kennedy, “El León de Massachusetts”, el patriarca de una dinastía política que parece lanzar sus últimos estertores.
La decisión de Patrick Kennedy de no buscar la reelección dejará por primera vez en medio siglo al clan de los Kennedy fuera de un escaño en el Congreso estadounidense.
En medio de un torbellino de especulaciones, se negó a hablar sobre las verdaderas razones de su renuncia. Sin embargo, más allá de sus razones personales para renunciar al escaño que ocupó desde que cumplió los 21 años, todo parece indicar que la reciente muerte de su padre, el resultado de las elecciones que propinaron una humillante derrota a los demócratas en Massachusetts, la falta de avances en la negociación de una reforma sanitaria y sus propias dificultades para asegurarse la reelección, se han convertido en factores que al final le aconsejaron arrojar la toalla.
Desde su entorno familiar, sin embargo, fuentes citadas por distintos medios aseguraban que la renuncia de Patrick Kennedy de la política no tiene un carácter definitivo y que la posibilidad de retornar en busca de un escaño senatorial en el futuro “nunca estará descartado”.
Protegido del ala paterna
Perseguido por sus demonios internos, la trayectoria política de este político siempre estará marcada por sus legendarios episodios depresivos y sus continuos ingresos a clínicas de rehabilitación para superar su alcoholismo.
De 42 años, Patrick Joseph Kennedy II es uno de los miembros de la Cámara de representantes de Estados Unidos.
Eclipsado por la larga sombra de su padre, Ted Kennedy, Patrick nunca fue capaz de sacudirse el estigma del hijo que nunca pudo salirse del ala protectora paterna y del político que nunca estuvo a la altura una estirpe de grandes estrategas y estadistas que inauguraron sus tíos, el ex presidente John F. Kennedy y Robert Kennedy, el ex senador demócrata que murió asesinado en plena contienda por la presidencia.
Patrick ha tenido batallas personales y legislativas. En 2006, chocó con su automóvil contra una barrera cerca del Capitolio, y pocos días después fue internado en una clínica de rehabilitación por adicción y depresión, aunque esos fantasmas no le impidieron ganar la reelección en dos ocasiones.
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