Internacional

La agonía de la supervivencia

Por Orestes E. Díaz Rodríguez

Se presentía que hacia el final de 2010 Haití podía ser azotado por un nuevo  “cataclismo”. Aunque el país es una carpa gigantesca que alberga a más de un millón de desplazados, en su mayoría mujeres y niños acosados por el cólera y pandillas de violadores, las fuerzas políticas y los representantes de organismos internacionales coincidieron en que era imprescindible respetar un inoportuno calendario electoral que fijaba la celebración de las elecciones presidenciales para esa fecha.

El reto era épico. En condiciones normales los comicios casi siempre habían sido motivo de impugnaciones y encono. El fraude y la violencia un ingrediente indiscutido. Hubo que elegir entre lo peor y lo malo: extender el mandato de René Preval despojándolo por esa vía de legitimidad y exponerse a la reacción virulenta de gran parte de la sociedad o encarar un proceso electoral sin garantías mínimas.

La reconstrucción de Haití necesita un liderazgo legítimo. Es fundamental para canalizar la ayuda internacional y mantener el precario orden interno. Pero las elecciones no aportaron certezas sino incertidumbre. La OEA se vio obligada a rectificar su respaldo inicial a los resultados de la primera vuelta que dieron como ganadores a Mirlande Manigat y al candidato oficialista y yerno del actual presidente, Jude Celestin, este último con una diferencia de menos de un punto porcentual del ocupante de la tercera plaza Michel Martelly.

Los expertos de la OEA consideran ahora que Celestin debe ceder su lugar a Martelly ante las múltiples irregularidades detectadas.

Un cable filtrado por Wikileaks puso en conocimiento en el mes de diciembre que René Preval confesó a miembros del cuerpo diplomático su temor a que un representante del oficialismo no ganara las elecciones, los nuevos gobernantes le impedirían continuar su vida con normalidad.

A un año del terremoto Haití continúa en vilo. ¿Cómo reaccionará el oficialismo ante el informe de la OEA que los inhabilita de presentarse en la segunda vuelta y favorece a los que acogieron el resultado preliminar con violencia y fuego? ¿Será posible desarrollar una segunda etapa cuando se han multiplicado los obstáculos que descarrilaron a la primera?

Las alarmas no cesan de sonar. La agonía elevada a forma de vida.

Mtro. Orestes E. Díaz Rodríguez / UDG
www.orestesenrique.wordpress.com
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