Internacional
La Biblia no es un manual de ciencias naturales: Papa
El Santo Pontífice sentencia que en el Génesis se encuentran todos los elementos para comprender la historia de la humanidad
Esto durante su audiencia semanal, encabezada ante más de cinco mil personas en el Aula Pablo VI del Vaticano y durante la cual se cuestionó: "¿Tiene sentido en la era de la ciencia y la tecnología, hablar todavía de creación?".
Según Joseph Ratzinger el libro bíblico del Génesis, que relata la creación de la tierra en siete días, no debe ser tomado a la letra y, más bien, revela que el mundo no es un conjunto de fuerzas contrastantes sino que tiene su origen y su estabilidad la "razón eterna de Dios".
"Dios es la fuente de todas las cosas y la belleza de la creación revela su omnipotencia de padre amoroso. En cuanto origen de la vida, se ocupa de lo que ha creado con un amor y una fidelidad que nunca cesan", indicó.
"Por lo tanto, la creación se convierte en un lugar en el que conocer la omnipotencia de Dios y su bondad, y en una llamada a la fe de los creyentes para que proclamamos a Dios como creador", añadió.
El Papa estableció que en el Génesis se encuentran todos los elementos para comprender la historia de la humanidad, como por ejemplo la dignidad de la persona.
Precisó que habla del ser humano hecho "a imagen y semejanza de Dios", que es la razón más profunda de la inviolabilidad de la dignidad humana frente a cualquier tentación de evaluar a la persona según criterios utilitarios o de poder.
Sostuvo que Adán y Eva fueron colocados en el Edén, un jardín y no en un bosque salvaje, señal que los hombres deben reconocer al mundo no como propiedad para saquear y explotar, sino como un don para cultivar y cuidar con respeto siguiendo los ritmos y la lógica.
"La serpiente levanta la sospecha de que la alianza con Dios sea como una cadena que priva de la libertad y de las cosas más bellas de la vida. La tentación se convierte en la de construir un mundo propio sin aceptar los límites de ser una criatura, los límites del bien y del mal", señaló.
"Vivir de fe significa reconocer la grandeza de Dios y aceptar nuestra pequeñez, nuestra condición de criaturas, dejando que Dios la colme con su amor. El mal, con su carga de dolor y de sufrimiento es un misterio que ilumina la luz de la fe, que nos da la certeza de ser liberados de él", apuntó.
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