Internacional

Gobierno de Micheletti rechaza a la OEA y se aísla más

La OEA había anunciado el envío de una misión preparatoria para efectuar una mediación que buscaría poner fin a la crisis política

Gobierno de Micheletti rechaza a la OEA y se aísla más
TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Cinco miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA), fueron “detenidos” seis horas a su llegada ayer al aeropuerto de Tegucigalpa y cuatro de ellos fueron expulsados, declaró el único miembro del equipo que permaneció en Honduras, el chileno John Biehl.

“Llegamos acá en una misión enviados por el secretario general de la OEA, en el aeropuerto fuimos detenidos”, declaró Biehl, consejero del jefe del organismo, José Miguel Insulza.

En el equipo “había dos americanos, un canadiense, un colombiano y yo”, explicó. “Uno fue deportado directamente a Estados Unidos y tres irían camino a Costa Rica”.

La OEA había anunciado el envío de una misión preparatoria para efectuar una mediación que buscaría poner fin a la crisis política que se opone al Gobierno de facto de Roberto Micheletti y al presidente depuesto Manuel Zelaya, quien ingresó clandestinamente a Honduras el 21 de septiembre y se refugió en la embajada de Brasil.

“Estuvimos seis horas encerrados (...) Como chileno le debo decir que me trajo muy malos recuerdos”, dijo Biehl.
El Gobierno de facto de Honduras se aisló más internacionalmente ayer al rechazar el ingreso al país de una delegación de la OEA, después de dar un ultimátum a Brasil para que defina la situación del depuesto presidente Manuel Zelaya, refugiado en su embajada.

Negó la entrada de un grupo de funcionarios de la OEA que llegó a Tegucigalpa, lo que frustraría una misión de cancilleres anunciada por Hillary Clinton, secretaria de Estado del Gobierno de Barack Obama.

El director de Población y Política Migratoria, Nelson Mejía, dijo que no se les permitió el ingreso porque “nuestro país fue suspendido como miembro de esa organización”, días después del golpe.

Lula rechaza ultimátum

La decisión contradice un comunicado del Gobierno de facto, que días atrás dijo que cancilleres de la OEA serían bienvenidos para mediar en la crisis, y ocurre en medio de versiones sobre que habría sido deportada desde Estados Unidos la hija del presidente de facto, Roberto Micheletti.

La tensión con Brasil por el regreso de Zelaya aumentó después de que Micheletti diera a Brasilia 10 días para definir la situación de Zelaya, ultimátum que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva rechazó.

Ofensiva final


Zelaya participó ayer en una misa dentro de la embajada brasileña en Tegucigalpa, sitiada por un fuerte dispositivo de policías y soldados armados a guerra.

Micheletti había dicho previamente que Brasil debía decidir si le da asilo político o lo entrega a la justicia hondureña para ser juzgado por una supuesta violación de la Constitución.

Por su parte, Zelaya llamó a sus partidarios a redoblar sus movilizaciones, que se han repetido durante toda la semana.

Manuel Zelaya (centro), presidente hondureño expulsado, y su mujer Xiomara Castro de Zelaya, participan en una misa en la embajada brasileña en Tegucigalpa. Las presiones subieron en Honduras después de que Zelaya visitara a sus partidarios para una ofensiva final.


FRENTE A FRENTE

Posiciones de los presidentes

Roberto Micheletti

El retorno de Manuel Zelaya al poder ocurriría “solamente que vengan los países del mundo a invadir a Honduras”, dijo Micheletti, tras reiterar su rechazo a esa exigencia de la Organización de Estados Americanos (OEA), Naciones Unidas y el Acuerdo de San José.

“Yo no voy a permitir que se derrame una gota de sangre del pueblo hondureño, en el sentido que nuestras leyes nos permitan lo que estamos haciendo”.

“Lo principal para nosotros” son las elecciones generales del 29 de noviembre, administradas por el Tribunal Supremo Electoral, y la transferencia del poder prevista para el 27 de enero, conforme a la Constitución hondureña vigente desde hace tres décadas.

“Llegué al poder no para complacer mi ‘ego personal’, sino porque el Congreso me eligió”, y reitero mi decisión de renunciar en caso de que Zelaya también lo haga y acepte las próximas elecciones.

Manuel Zelaya

El depuesto presidente, Manuel Zelaya, por su parte, defendió su regreso a Honduras –con la asistencia de Nicaragua, Guatemala y El Salvador– para dialogar y “acompañar al pueblo aquí, en el dolor y en la tragedia que está viviendo”.

A tres meses de su expulsión del país, los maestros y obreros han mantenido huelgas y denunció que muchos de los que celebraron el posible retorno a la democracia tras su llegada a Tegucigalpa fueron reprimidos “violentamente” con gases lacrimógenos.

Rechazó la petición de Micheletti para que renuncie, al indicar que “sólo puede haber un presidente”: el que fue elegido por el pueblo.

Los militares hondureños mantienen suspendidos los servicios de agua y electricidad a la embajada de Brasil, que permanece cercada por los uniformados.

El Gobierno de facto se niega a que lo visite su familia, y que las autoridades instalaron “aparatos de alta frecuencia” para “desestabilizar” a los que se encuentran en la sede diplomática.
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