Internacional
Erdogan preconiza la reconciliación en Turquía
Tras ganar las elecciones, el primer ministro turco asegura buscara una solución del conflicto kurdo
Turquía por cinco años que prometió de reconciliación y unidad, negando cualquier deriva autoritaria.
Tan pronto se conocieron los resultados, que le otorgan cerca de un 52% de votos, Erdogan se dirigió a la mezquita histórica Eyup Sultán de Estambul para orar, como lo hacían los sultanes otomanos antes de subir al trono, anunciaron los canales.
"Agradezco a todos aquellos que contribuyeron a este resultado", declaró el nuevo jefe del Estado electo ante centenares de partidarios reunidos frente a la mezquita. "Vamos a elevar el nivel de nuestra democracia y a continuar en la vía del proceso de paz" para una solución del conflicto kurdo, añadió.
El principal candidato de la oposición, el historiador septuagenario Ekmelettin Ihsanoglu, obtuvo un 38.9% de votos, y el de la minoría kurda, Selahattin Demirtas, cerca del 10%.
Aunque sin arrasar como vaticinaban los sondeos, esta victoria supone un éxito personal para Erdogan, en el poder desde 2003, quien se suma de esta forma al padre fundador de la Turquía moderna y laica, Mustafa Kemal Atatürk, en el palmarés de los dirigentes más emblemáticos del país.
El primer ministro, que falló en 2013 en su intento de instaurar un régimen presidencial, había dejado claro que utilizaría todos los poderes a su alcance para reformar la Constitución y "presidencializar" el gobierno.
"Cerramos hoy una era y entramos en una nueva", dijo Erdogan en un discurso ante miles de partidarios en Ankara, y prometió ser "el presidente de los 77 millones de turcos", olvidando "las disputas del pasado".
"Ruego a todos quienes me califican de dictador y autócrata que revisen su posición", dijo desde el balcón de las oficinas de su partido a quienes le acusan de querer restringir las libertades o islamizar el país.
Obligado a ceder el sillón de primer ministro en las elecciones legislativas de 2015, Erdogan ya había expresado su deseo de conservar las riendas del país desde la presidencia, un cargo fundamentalmente simbólico.
"El presidente electo y el Gobierno actuarán de la mano", dijo al acudir a votar en familia en Estambul.
Como se esperaba, Erdogan se impuso ante sus adversarios tras una campaña electoral marcada por su carisma, el poder financiero de su partido, Justicia y Desarrollo (AKP), y su influencia en los medios de comunicación del país.
Frente a los enardecidos discursos del jefe del Gobierno, Ihsanoglu solo había conseguido dar una imagen de abuelo tranquilizador, pero sin destacar. Este domingo, denunció una campaña "injusta y desproporcionada" de su rival.
El candidato de los kurdos, abogado de 41 años de fotogénica sonrisa, no consiguió arañar votos más allá de su comunidad, de 15 millones de personas.
Acusaciones de despotismo
"He votado por Erdogan porque creo que es el único mandatario capaz de dirigir nuestro país correctamente", dijo a la AFP Zahide, una enfermera jubilada de 52 años desde un colegio electoral del barrio de Sisli, en Estambul.
"Estoy aquí para que Erdogan no pueda ser elegido", afirmó por el contrario Melih Kocak, de 40 años, al salir de una cabina electoral del barrio de Besiktas, en Estambul. "Pero por desgracia, ya sabemos que será presidente", reconoció.
Paradójicamente, el anunciado triunfo de Erdogan llega tras unos complicados meses.
En junio de 2013, millones de turcos salieron a las calles para denunciar un giro autoritario e islamista del poder. La severa represión de esta revuelta empañó la imagen del gobierno.
En invierno pasado, salió a la luz un escándalo de corrupción sin precedentes. Erdogan denunció entonces un "complot" de su ex aliado islamista Fethullah Gülen, procedió a una purga en la policía y adoptó leyes de control de internet, levantando una nueva ola de críticas.
A pesar de las críticas sin precedentes, Erdogan ya había ganado cómodamente las elecciones locales de marzo, y conserva una gran popularidad en el país.
Pero su deso de reforzar los poderes del presidente alimentaron las críticas y las alertas sobre las derivas "autocráticas".
"Por muchos motivos, la principal dificultad para Erdogan no es ganar la presidencial, sino lo que vendrá después", consideró Ziya Meral, de la Universidad británica de Cambridge. "Su futuro político depende en gran medida de la forma en que pueda mantener su poder sobre el AKP".
ANKARA, TURQUÍA (10/AGO/2014).- El primer ministro Recep Tayyip Erdogan, en el poder desde 2003, fue elegido el domingo presidente de
Tan pronto se conocieron los resultados, que le otorgan cerca de un 52% de votos, Erdogan se dirigió a la mezquita histórica Eyup Sultán de Estambul para orar, como lo hacían los sultanes otomanos antes de subir al trono, anunciaron los canales.
"Agradezco a todos aquellos que contribuyeron a este resultado", declaró el nuevo jefe del Estado electo ante centenares de partidarios reunidos frente a la mezquita. "Vamos a elevar el nivel de nuestra democracia y a continuar en la vía del proceso de paz" para una solución del conflicto kurdo, añadió.
El principal candidato de la oposición, el historiador septuagenario Ekmelettin Ihsanoglu, obtuvo un 38.9% de votos, y el de la minoría kurda, Selahattin Demirtas, cerca del 10%.
Aunque sin arrasar como vaticinaban los sondeos, esta victoria supone un éxito personal para Erdogan, en el poder desde 2003, quien se suma de esta forma al padre fundador de la Turquía moderna y laica, Mustafa Kemal Atatürk, en el palmarés de los dirigentes más emblemáticos del país.
El primer ministro, que falló en 2013 en su intento de instaurar un régimen presidencial, había dejado claro que utilizaría todos los poderes a su alcance para reformar la Constitución y "presidencializar" el gobierno.
"Cerramos hoy una era y entramos en una nueva", dijo Erdogan en un discurso ante miles de partidarios en Ankara, y prometió ser "el presidente de los 77 millones de turcos", olvidando "las disputas del pasado".
"Ruego a todos quienes me califican de dictador y autócrata que revisen su posición", dijo desde el balcón de las oficinas de su partido a quienes le acusan de querer restringir las libertades o islamizar el país.
Obligado a ceder el sillón de primer ministro en las elecciones legislativas de 2015, Erdogan ya había expresado su deseo de conservar las riendas del país desde la presidencia, un cargo fundamentalmente simbólico.
"El presidente electo y el Gobierno actuarán de la mano", dijo al acudir a votar en familia en Estambul.
Como se esperaba, Erdogan se impuso ante sus adversarios tras una campaña electoral marcada por su carisma, el poder financiero de su partido, Justicia y Desarrollo (AKP), y su influencia en los medios de comunicación del país.
Frente a los enardecidos discursos del jefe del Gobierno, Ihsanoglu solo había conseguido dar una imagen de abuelo tranquilizador, pero sin destacar. Este domingo, denunció una campaña "injusta y desproporcionada" de su rival.
El candidato de los kurdos, abogado de 41 años de fotogénica sonrisa, no consiguió arañar votos más allá de su comunidad, de 15 millones de personas.
Acusaciones de despotismo
"He votado por Erdogan porque creo que es el único mandatario capaz de dirigir nuestro país correctamente", dijo a la AFP Zahide, una enfermera jubilada de 52 años desde un colegio electoral del barrio de Sisli, en Estambul.
"Estoy aquí para que Erdogan no pueda ser elegido", afirmó por el contrario Melih Kocak, de 40 años, al salir de una cabina electoral del barrio de Besiktas, en Estambul. "Pero por desgracia, ya sabemos que será presidente", reconoció.
Paradójicamente, el anunciado triunfo de Erdogan llega tras unos complicados meses.
En junio de 2013, millones de turcos salieron a las calles para denunciar un giro autoritario e islamista del poder. La severa represión de esta revuelta empañó la imagen del gobierno.
En invierno pasado, salió a la luz un escándalo de corrupción sin precedentes. Erdogan denunció entonces un "complot" de su ex aliado islamista Fethullah Gülen, procedió a una purga en la policía y adoptó leyes de control de internet, levantando una nueva ola de críticas.
A pesar de las críticas sin precedentes, Erdogan ya había ganado cómodamente las elecciones locales de marzo, y conserva una gran popularidad en el país.
Pero su deso de reforzar los poderes del presidente alimentaron las críticas y las alertas sobre las derivas "autocráticas".
"Por muchos motivos, la principal dificultad para Erdogan no es ganar la presidencial, sino lo que vendrá después", consideró Ziya Meral, de la Universidad británica de Cambridge. "Su futuro político depende en gran medida de la forma en que pueda mantener su poder sobre el AKP".
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