Internacional

En Costa de Marfil Gbagbo denuncia un complot y oposición llama a huelga

franceses y estadounidenses dicen que es Alassane Ouattara quien ganó los comicios del pasado 28 de noviembre

ABIYÁN, COSTA DE MARFIL (26/DIC/2010).- Laurent Gbagbo, uno de los dos presidentes  proclamados en Costa de Marfil, denunció este domingo "un complot" de Francia y Estados Unidos para echarlo del poder, al tiempo que los partidarios de su rival Alassane Ouattara llaman a una huelga general hasta que abandone la  presidencia.

En esta entrevista concedida al diario francés Le Figaro, Gbagbo denunció  la actuación de los embajadores de Francia y de Estados Unidos en los días siguientes a la polémica elección del 28 de noviembre.

Los embajadores "fueron a buscar a Youssouf Bakayoko, el presidente de la Comisión Electoral Independiente, para conducirlo al hotel del Golf que es el cuartel general de mi adversario", afirma Gbagbo.

Entonces "nos enteramos de que dijo a una televisión que mi adversario  resultó elegido. Durante ese tiempo, el Consejo Constitucional trabaja y dice  que Laurent Gbagbo es elegido", aseguró.

"A partir de allí, franceses y estadounidenses dicen que es Alassane Ouattara (quien ganó los comicios). Todo eso es lo que llamamos complot",  añadió el presidente proclamado, que sigue controlando el poder.

Gbagbo se encuentra además bajo la amenaza de una intervención militar de sus vecinos, reunidos en el seno de la Comunidad Económica de los Estados de  África del Oeste (CEDEAO).

"Todas la amenazas deben tomarse en serio. Pero en África, sería la primera  vez que países africanos estarían dispuestos a entrar en guerra contra otro  país porque unas elecciones salieron mal", declaró a Le Figaro.

"Por lo tanto tomo en serio las amenazas, pero sigo tranquilo. Espero a ver  qué pasa", añadió.

La crisis en Costa de Marfil, originada tras la elección presidencial del  28 de noviembre, dio un giro inesperado después de que la Comunidad Económica  de Estados de África del Oeste (CEDEAO) amenazara el viernes con una  intervención militar si Gbagbo no cede el puesto a su rival Alassane Ouattara,  al que la comunidad internacional reconoce como vencedor de los comicios.

Al mismo tiempo, el aislamiento de Gbagbo crece día a día: este domingo, el  avión presidencial fue inmovilizado en el aeropuerto de Basilea-Mulhouse "a  petición de las autoridades legítimas" de Costa de Marfil, es decir, de su  rival Ouattara, informó el ministerio francés de Relaciones Exteriores.

Una misión de la CEDEAO, compuesta por los presidentes de Benín, Cabo Verde  y Sierra Leona (Boni Yayi, Pedro Pires y Ernest Koroma, respectivamente) se  desplazará el martes a Abiyán para pedir a Gbagbo que abandone el poder.

Estos enviados serán acogidos "como amigos, como hermanos", aseguró este  domingo el ministro de Interior de Gbagbo, Emile Guiriéoulou, aunque dejó claro  que Gbagbo no tiene intención de abandonar el poder.

El más que probable rechazo a la iniciativa de la CEDEAO podría radicalizar  aún más las posiciones y aumentar el riesgo de que se agrave la ola de  violencia, que dejó ya 173 muertos entre el 16 y el 21 de diciembre según  Naciones Unidas.

Coincidiendo con la visita de la delegación de la CEDEAO, los partidarios  de Ouattara llamaron a los marfileños a "cesar todas las actividades" a partir  del lunes "hasta la salida del poder de Gbagbo".

El origen de las tensiones, según la ONU, es el uso "excesivo" de la fuerza  por parte de partidarios de Gbagbo contra presuntos opositores y partidarios de  Ouattara.

Como consecuencia de esta ola de violencia, alrededor de 14 mil marfileños  huyeron a la vecina Liberia, anunció el sábado el Alto Comisionado de Naciones  Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Esta agencia denunció también haber recibido informes en los que se  indicaba que algunos miembros de FN, que apoyan a Ouattara, impedían a los  refugiados atravesar libremente la frontera con Liberia, una acusación que fue  negada este domingo por el portavoz militar de FN, Seydou Ouattara.

El final de año se presenta difícil para un país que, con la elección  presidencial del 28 de noviembre, esperaba cerrar una década de crisis iniciada  el día de Navidad de 1999, con el primer golpe de Estado de la historia del  país.
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