Internacional

El último día de Salvador Allende

Recuento del golpe militar que Augusto Pinochet encabezó el 11 de septiembre de 1973

SANTIAGO, CHILE (06/SEP/2013).- Suena el teléfono en la residencia  presidencial de la calle Tomás Moro. El presidente Salvador Allende es alertado  de que la Marina se ha sublevado en el puerto de Valparaíso.

Tras colgar, Allende avisa a su custodia y parte al palacio presidencial de  La Moneda, en el centro de Santiago: después de meses de tensión ese martes 11  de septiembre de 1973 las Fuerzas Armadas finalmente se alzaron para derrocarlo.

En los principales cuarteles del país, sin embargo, la actividad comenzó  poco después de la medianoche: los tanquistas calentaron los motores de los  blindados, los aviadores asistieron a los "breafing" de vuelo y los generales  realizaron los últimos llamados telefónicos para verificar la subordinación de  sus tropas.

Mientras se trasladaba a La Moneda, Allende comprende que el Golpe se  apresuró para evitar que pudiera concretar su proyecto de convocar un  plebiscito, en un esfuerzo desesperado para salvar al gobierno de la Unidad  Popular, la coalición izquierdista que con mil días en el poder agonizaba tras  un extenuante enfrentamiento con la oposición, integrada por la derecha y la  democracia cristiana.

El enfrentamiento había comenzado desde el día de su victoria electoral, el  4 de septiembre de 1970, cuando prometió una revolución socialista "a la  chilena", a la que Estados Unidos se opuso ante la amenaza del surgimiento de  una "segunda Cuba".

7:30


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Allende ingresa al palacio de La Moneda empuñando el fusil AK-47 que le  había regalado el líder cubano Fidel Castro y la convicción de que no lo  sacarían vivo del edificio.

Vestido de traje y corbata, organiza de inmediato la resistencia: le  entrega armas a los colaboradores que decidieron permanecer a su lado, no más  de 40 personas entre ministros, amigos y su guardia privada.

En otro lugar de Santiago opera el estado mayor de la rebelión, integrado  por los comandantes de las tres fuerzas militares: el general Augusto Pinochet,  el almirante José Toribio Merino y el general de aviación Gustavo Leigh, más el  jefe de la policía, César Mendoza.

8:30


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Se difunde la primera proclama del golpe, en la que se exige la rendición a  Allende, se ordena a las personas permanecer en sus casas y a la prensa "adicta  a la UP" (Unidad Popular) a suspender sus actividades a riesgo de recibir  "castigo aéreo y terrestre".

Al interior del palacio presidencial, Allende permanece sereno y  determinado.

"Era una mezcla muy fuerte y curiosa. Es difícil ver a una persona que al  mismo tiempo tuviera ese grado de serenidad y una decisión tan clara:  inmediatamente se puso a organizar a la gente", relata a la AFP su hija Isabel  Allende, que lo acompañaba ese día.

"Conversó con sus asesores, secretarios, ministros y ayudantes, diciéndoles  que abandonaran el palacio, que él no quería muertes innecesarias y que era  importante dar el testimonio de lo que estaban ocurriendo", agrega.

9:15


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Comienza el ataque. El ejército sublevado abre fuego contra La Moneda.

Desde las ventanas de La Moneda y de algunos edificios cercanos,  francotiradores disparan contra los soldados.

Cuando los ataques se intensifican, Allende reúne a quienes seguían  combatiendo y los invita nuevamente a abandonar el palacio.

El mando militar se comunica con Allende, le exige la rendición y le ofrece  un avión para abandonar el país.

"¡Rendición incondicional, nada de parlamentar. Rendición incondicional!",  exige Pinochet, un diálogo  captado por radioaficionados.

"Se mantiene el ofrecimiento de sacarlo del país... Y el avión se cae,  viejo, cuando vaya volando", agrega, provocando risas en su interlocutor, el  jefe del Estado Mayor Patricio Carvajal, que intentaba negociar con Allende.

"¡El Presidente no se rinde!", responde Allende, descolocando a los  golpistas, que le dan un ultimátum: o se rinde o bombardean La Moneda a las 11  de la mañana.

Teniendo como telón de fondo los disparos de los tanques y el vuelo rasante  de los dos aviones Howker Hunter, Allende comprende que el golpe avanza sin  tregua y decide difundir un último mensaje al país:

"¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi  vida la lealtad del pueblo", dice Allende, con voz firme pero serena.  

"Tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia  digna de miles y miles de chilenos, no podrá segada definitivamente", agrega,  antes que sus palabras fueran silenciadas.

"Se estaba despidiendo, agradeciendo a los jóvenes y las mujeres y a todos  aquellos que lo apoyaron, pero  habló claramente y al mismo tiempo nos estaba  dejando un mensaje de esperanza", dice su hija Isabel.

11:50

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Comienza el bombardeo aéreo. Dos Hawker Hunter arremeten sobre el palacio.

Algunos cohetes estallan en el interior del edificio, que comienza a  incendiarse y emitir gruesas columnas de humo.

Un pelotón de militares ingresa al patio central.

Cercados, los últimos combatientes bajan por la ancha escalera desde la  planta alta de La Moneda para entregarse. En ese instante escuchan un disparo.

El líder socialista, de 65 años, se había suicidado de un balazo bajo la  barbilla con el fusil regalado po Fidel.

14:00

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Sobreviene el asalto final. Soldados avanzan hasta la planta alta y en el  Salón Independencia, tumbado sobre un sofá, hallan el cadáver de Allende.  "Misión cumplida. Moneda tomada. Presidente muerto", anuncia el mando golpista.
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