Internacional
El destino de Italia, en juego: Giorgio Napolitano
A pocos meses de dejar el mando, el presidente pide a los partidos no desprestigiar la confianza electoral
Napolitano pidió a los partidos que no quemen en la inminente campaña electoral la confianza recuperada por Italia durante el breve mandato de Monti, y advirtió con dureza: “Está en juego el país, nuestro futuro común, y no sólo un puñado de votos para tal o cual partido”.
Más que hablar, Napolitano tronó. Ante las principales autoridades del Estado, reunidas en el Palacio del Quirinal con motivo de la tradicional recepción de Navidad, el presidente italiano exhibió su contrariedad por un fin de legislatura “demasiado brusco”.
Napolitano hizo alusión a la retirada de la confianza en el Gobierno técnico puesta en escena el 8 de septiembre por el Pueblo de la Libertad (PDL), el partido de Berlusconi, y el anuncio de dimisión al día siguiente de Monti. “Esta interrupción in extremis”, insistió, “no puede oscurecer la fecundidad de la acción de Gobierno”.
A continuación, Giorgio Napolitano pronunció unas palabras que, en medio de la expectación política que vive Italia, pueden ser interpretadas como la constatación de que Monti no se presentará.
“Con las elecciones que se acercan”, dijo, “está claro que se volverá a una natural recuperación por las fuerzas políticas de su papel...”.
Lo más llamativo de la intervención del jefe del Estado italiano fue el dibujo tan sombrío que realizó del país.
Dijo que la corrupción sigue siendo “un foco insoportable de descrédito y daño para Italia”, que el desaliento que va golpeando a los ciudadanos (sobre todo a los jóvenes que buscan oferta de trabajo) puede alimentar peligrosamente el fantasma de la “antipolítica”.
Giorgio Napolitano lanzó un mensaje de apoyo a los jueces (desde Palermo a las grandes ciudades del norte) para que combatan hasta el final, con rigor, al “enemigo mortal, la Mafia”.
No obstante, el presidente dedicó la parte más beligerante de su discurso a los partidos. Insistió en la gravedad de que en la legislatura no se haya aprobado una nueva ley electoral, “sobre la que el Tribunal Constitucional ha planteado serias dudas de legitimidad”. Y acusó: “Han sido fuertes y tenaces las llamadas de muchas voces de la sociedad civil y del mundo del Derecho y del presidente de la República, pero más fuertes han resultado las disputas entre las distintas fuerzas políticas. Ninguno podrá salvarse de rendir cuentas a los ciudadanos, y la política en su conjunto se arriesga a pagar un alto precio por no haber sabido escuchar”.
El tono grave del discurso ahuyentó los aplausos, que sí llegaron, cuando (en forma de pregunta) puso el dedo en la llaga de otra vergüenza crónica, la situación de las cárceles.
“Está por concluir el tiempo”, dijo, “para aprobar la reforma en el Senado que permite las penas alternativas a la cárcel, pero, ¿con qué sentido de responsabilidad, de humanidad o de civismo constitucional nos podemos sustraer a un serio, a un mínimo esfuerzo por aligerar la vergonzosa realidad carcelaria que mancha a Italia?”.
A Napolitano sólo le quedan unos meses en el cargo. De hecho, el anciano y respetado presidente esperaba que fuese el nuevo Gobierno salido de las urnas el que eligiera a su sustituto, pero en cambio tendrá que ser él quien (en función de los resultados electorales) proponga la formación del nuevo Ejecutivo. ¿Con Monti o sin Monti al frente? Esa es la pregunta que aún está en el aire.
Si el calendario previsto se cumple, los partidos aprobarán antes del fin de semana la ley de presupuestos, tras lo cual Monti presentará su dimisión a Napolitano y explicará sus planes. El lunes, el primer ministro técnico se reunió con Pier Luigi Bersani, secretario general del Partido Democrático (PD) y candidato del centroizquierda. Si Monti le confió su secreto tan preciado a Bersani, éste lo supo guardar. “Está todavía reflexionando”.
Si ya era complicado el panorama, las últimas noticias apuntan a que Antonio Ingroia, un magistrado siciliano famoso por su lucha contra la Mafia, ha pedido autorización para presentarse a las elecciones. Ingroia está reflexionando sobre la oferta del alcalde de Nápoles, Luigi de Magistris, de bajar a la arena para limpiar la política.
FRASE
''La corrupción sigue siendo un foco insoportable... el desaliento que va golpeando a los ciudadanos''.
Giorgio Napolitano, presidente de Italia
MONTI, EN DUDA
Una crisis interminable
En un movimiento sorpresivo, el ex mandatario Silvio Berlusconi retiró su apoyo al Gobierno de Mario Monti en dos votaciones cruciales.
El 7 de diciembre, y tras haber declarado que no aspiraría al cargo de primer ministro, Berlusconi cambia de opinión y anuncia su candidatura para las elecciones de 2013.
Reunidos al margen de la cumbre de la UE de la semana pasada, los líderes del Partido Popular Europeo dejan muy claras sus preferencias, dan la espalda a Berlusconi y apoyan sin reservas a Mario Monti, un tecnócrata que llegó al poder con el visto bueno de Europa.
Esta semana tienen que despejarse muchas incógnitas. Monti dimitirá después de que se aprueben los presupuestos. Los medios apuestan porque Monti despejará la incógnita de la vida política italiana.
Síguenos en