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Cortes en el reparto de agua crea caos en Haití

Los suministros no llegan con premura a todos aquellos que los necesitan

Cortes en el reparto de agua crea caos en Haití
AYUDA EN HAITÍ

PUERTO PRÍNCIPE, HAITÍ.-
Centenares de miles de haitianos necesitan desesperadamente agua potable debido al daño causado por el sismo en el sistema municipal de distribución, en tanto los conductores de los camiones cisterna no pueden o no desean arriesgarse a repartir su carga.

"Muchos conductores temen ser atacados si salen, otros han desaparecido en el desastre y otros siguen buscando a sus familiares desaparecidos'', dijo Dudu Jean, un conductor de 30 años atacado el viernes cuando llegó con su camión al suburbio capitalino de Cité Soleil.

La falta de agua es uno de los mayores peligros que encaran los haitianos, debido en parte a que los sobrevivientes viven al aire libre todo el día pese al calor por temor a los temblores secundarios y a los edificios en mal estado. Mientras que la ayuda ha comenzado a llegar de todo el mundo, los suministros no llegan con premura a todos aquellos que los necesitan.

Incluso antes del sismo del martes, el sistema municipal en esta ciudad de 3 millones de habitantes no era confiable. Los pobres de Haití viven en viviendas precarias sin agua corriente y traen el agua para beber desde los pozos públicos. La mayoría de la gente depende del agua repartida por camiones, que cargar el líquido con la ayuda de bombas activadas por combustible diesel procedente de enormes depósitos subterráneos.

"No hay carestía de agua, aquí hay agua, aquí hay camiones, como pueden ver'', indicó Jean, según el cual sus atacantes lo dejaron ileso tras reconocerlo.

Desde el sismo, por lo menos una planta purificadora de agua fue clausurada ante la falta de electricidad. Las tuberías del servicio municipal de agua resultaron dañadas y no hay agua corriente en Cité Soleil, donde residen más de un millón de personas.

Al problema se suma que los comercios que cuentan con agua y alimentos no abren por temor a la violencia y los saqueos.

Los grupos de ayuda, empresas y gobiernos de todo el mundo se han apresurado a satisfacer las demandas de todo tipo.

Oxfam contaba con agua embotellada en Haití, que quedó de la tormenta del 2008 y ha logrado repartir tanques de dos mil y cinco mil litros en la capital. Los mandos militares estadounidenses indicaron que los helicópteros trasladas agua y otros pertrechos del portaaviones USS Carl Vinson. Procter & Gamble Co. despachó tres millones de paquetes purificadores de agua, junto con donaciones en metálico para ayudar a las víctimas.

Aunque los organismos gubernamentales y la tropa intentan sacar los suministros del congestionado aeropuerto, algunos haitianos y otras organizaciones más modestas trabajan por su cuenta a fin de repartir la ayuda entre los hambrientos y los sedientos.

Milero Cedamou, a sus 33 años propietario de una pequeña empresa repartidora de agua, realizó dos viajes para recorrer 16 kilómetros (10 millas) en las afueras de Puerto Príncipe, pagando cada vez 25 dólares para cargar combustible y regresó luego a un campamento de carpas en el que viven miles de personas sin hogar.

"Es una crisis de inmencionable magnitud, es normal que todos los haitianos ayuden'', dijo Cedamou. "No se trata de caridad''.

Jean Ponce, un albañil de 36 años, figuró entre las 200 personas con cubos de plástico congregados en torno al camión _ pintado con la consigna "Esperen a Dios'' _ cuando regresó. perdió a uno de sus hijos en el sismo y agregó que el agua que recogió sería la primera potable que probaron sus cuatro hijos sobrevivientes desde el desastre.

"Es casi como un milagro'', dijo Ponce.

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