Internacional
Católicos irlandeses, tristes por cierre de embajada en Vaticano
En la misa del domingo, menos de un tercio de las bancas estuvieron ocupadas
Las revelaciones de abusos infantiles y violaciones por parte de sacerdotes irlandeses y la orden religiosa los Hermanos Cristianos han echado por tierra el papel dominante de la Iglesia Católica en Irlanda, que según las investigaciones, encubrió estos delitos.
El Gobierno insiste en que el cierre de la misión del Vaticano fue para ahorrar dinero como parte de una campaña de austeridad económica. Pero pocos de los asistentes a la misa de la catedral de Dublín creen que fue la única razón.
"Es una lástima. Es otro aspecto del desapego al catolicismo. Es el fin de una era", dice Kathleen Ryan, de 75 años.
La lucha de Irlanda por la independencia contra siglos de dominio inglés protestante y la histórica supresión de la religión católica por la Corona inglesa unieron al catolicismo a la identidad nacional del país.
Históricamente, la relación del Gobierno irlandés con el Vaticano fue cercana.
En 1937, el Gobierno consultaba al arzobispo de Dublín mientras redactaba la Constitución, que reconocía la posición especial de la Iglesia Católica, una cláusula que solo se eliminó a inicios de la década de 1970.
La pertenencia de Irlanda a la Unión Europea y la creciente influencia del pensamiento laico ayudaron poco a poco a desmantelar las leyes influidas por el catolicismo. La prohibición de la homosexualidad terminó en 1993 y el veto al divorcio se levantó en 1995.
Sin embargo, una larga lista de escándalos de abuso en los últimos tiempos ha llevado las relaciones con el Vaticano a un mínimo histórico. Dos investigaciones en el 2009 condenaron a sacerdotes y órdenes religiosas de hermanos y monjas por golpizas, castigos de hambre y en algunos casos violación de niños durante décadas.
En julio, el primer ministro Enda Kenny dijo al Parlamento que el manejo del Vaticano de los escándalos había sido dominado por "el elitismo y el narcisismo", y lo acusó de tratar de encubrir los abusos.
El discurso, antes impensado en un país donde los funcionarios elegidos se arrodillaban ante el báculo del obispo, llevó al Vaticano a retirar a su embajador, o nuncio, de Irlanda.
Pero Kenny, cuya popularidad subió con las críticas, había dado cuenta de una sensación nacional.
Irlanda ha perdido su devoción católica. Incluso con dos tercios vacíos, la catedral tuvo el domingo el doble del promedio que llevan las iglesias en la ciudad, normalmente un 15 por ciento.
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