Internacional
Bulgaria festeja la llegada de primavera con costumbres paganas
El origen de esta costumbre se remonta al año 681
La fiesta coincide este año, según el calendario ortodoxo, con la "Sirni Zagovezni", un rito por el que los jóvenes piden perdón a sus padres y abuelos por los pecados cometidos durante el año, mientras los enamorados lanzan flechas ardiendo hacia las casas de sus novias.
La decoración en honor del 1 de marzo se conoce como "martenitsa", derivado del tercer mes del año y de la llamada "Abuela Marta", un personaje mítico presente en las costumbres y la mentalidad de los búlgaros.
La leyenda cuenta que la "Abuela Marta" siempre está de mal humor porque sus hermanos se beben todo el vino que quedó del año pasado y nunca le permiten degustarlo, lo que influye en el ánimo inestable de la abuela, que, a su vez, se refleja en la variable meteorología.
Para tratar de apaciguar a la "Abuela Marta" (Baba Marta, en búlgaro), la gente se intercambia "martenitsas" que se ponen en la muñeca, como pulseras, o en el pecho, como broches.
Existe la creencia de que el 1 de marzo se despierta en la naturaleza alguna desgracia indefinida y el único remedio para liberarse de ella es el rojo, el color predominante en los adornos que se venden por las calles.
Según la mitología, el rojiblanco simboliza el origen masculino, la fuerza y la luz. Más tarde, bajo la influencia de la mitología cristiana, el color blanco comenzó a simbolizar la virginidad y la inocencia y el rojo, el origen femenino y la salud.
Desde hace semanas las tiendas venden todo tipo de "martenitsas" que cada año representan distintos motivos, como rostros de conocidos actores de Hollywood, cantantes búlgaros, futbolistas y héroes de cómics, incluyendo en años pasados lencería con motivos rojiblancos para aventuras sexuales.
El amuleto se lleva hasta la llegada de las cigüeñas o las golondrinas y, apenas se percibe una de estas aves en el cielo primaveral, uno se desprende de la "martenitsa" para atarla a un árbol floreciente, por lo que es muy habitual que se vean ramas enteras cubiertas de hilos rojiblancos.
El origen de esta costumbre se remonta al año 681, cuando el fundador de Bulgaria, Khan Asparuh, quiso liberar a sus hermanos, capturados por una tribu enemiga que habían logrado asentarse en tierras fértiles para fundar el Estado.
La noticia sobre la liberación se envió mediante un halcón al que se ató un hilo blanco en una pata, pero, cuando el ave levantó el vuelo hacia los hermanos de Asparuh, una flecha enemiga lo hirió y el hilo blanco se tiñó de rojo con la sangre.
No obstante, el halcón logró llegar hasta los hermanos capturados, que pudieron a escapar a nuevas tierras. Desde entonces, el hilo rojiblanco es el símbolo de unidad, esperanza, fuerza y salud para los búlgaros. Asparuh recibió el mensaje y ordenó desde entonces se celebra el 1 de marzo con esta decoración.
Todo el día de "Sirni Zagovezni" está marcado por festejos pero la culminación tiene lugar después de la puesta del sol. En las aldeas se encienden grandes hogueras sobre las que los niños saltan para estar sanos y felices hasta el final del año, según la leyenda.
En el campo es muy popular que los jóvenes casaderos disparen flechas con fuego hacia la casa donde viven sus elegidas para demostrar el amor que sienten hacia la muchacha y "contagiarla" de este sentimiento, lo que tiene su analogía en la mitología romana de Cupido.
"Sirni Zagovezni" es igualmente una cita gastronómica para la familia ortodoxa búlgara, ya todos se sientan a una mesa llena de manjares tradicionales búlgaros.
En la cena se come carne, tortas con queso y patatas fritas o asadas, el último ágape generoso antes de que empiece mañana la Cuaresma que dura cuarenta días y culmina con Pascua ortodoxa.
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