Internacional
Benedicto XVI justifica el uso del preservativo
El Papa señala que la Iglesia Católica podría aprobar el empleo de anticonceptivos con la intención de reducir enfermedades sexuales
Es la primera vez en la historia de la Iglesia Católica que un Papa justifica el uso del preservativo, en el contexto de la lucha contra el sida. Sin embargo, el Pontífice insistió que no es la verdadera manera para combatir la enfermedad, ya que antes de eso es necesaria una humanización de la sexualidad.
“En el caso de los hombres dedicados a la prostitución, para quienes la anticoncepción no es un asunto central, los métodos de control natal no constituyen una solución moral (…) se justifica que los utilicen con el propósito de reducir el peligro de infección”.
El periódico del Vaticano difundió extractos del libro “Luz del Mundo: el Papa, la Iglesia y las señales de los tiempos”, de entrevistas que realizó el periodista alemán, Peter Seewald a Benedicto XVI.
A la pregunta “¿No está la Iglesia Católica fundamentalmente en contra de la utilización de los preservativos?”, el Sumo Pontífice respondió: “No los ve, por supuesto, como una solución real y moral”.
En el libro de entrevistas, que abarca un gran número de temas como pedofilia y celibato, Benedicto XVI critica la banalización de la sexualidad, que implicaría el uso del anticonceptivo.
“Centrarse sólo en anticonceptivos significa banalizar la sexualidad, esta banalización representa la peligrosa razón por la que muchas personas han dejado de ver en la sexualidad la expresión de su amor, sino sólo la suerte de droga, que asumen por sí mismos”.
Las enseñanzas de la Iglesia Católica se han opuesto desde hace mucho tiempo a la utilización de los preservativos debido a que son una forma artificial de anticoncepción. El Vaticano ha sido objeto de fuertes críticas debido a su postura ante la crisis del sida.
En marzo de 2009, Benedicto XVI provocó críticas sin precedentes de parte de gobiernos europeos, organizaciones internacionales y científicos cuando afirmó durante un viaje a África que los métodos de control natal no resolvían el problema del sida “por el contrario, agudizan el problema”.
Francia, Alemania y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a cargo de combatir el sida, condenaron tal declaración y la calificación de irresponsable y peligrosa.
Aunque la oposición de la Iglesia a los preservativos data de hace mucho tiempo, el Vaticano se vio obligado a intervenir y afirmar que el Papa había querido subrayar que la confianza en los anticonceptivos era una distracción ante la necesidad de una educación adecuada en conducta sexual.
Reciben título cardenalicio
América Latina, región más católica de la tierra
CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Benedicto XVI creó a 24 nuevos cardenales de todo el mundo en una solemne ceremonia en la Basílica de San Pedro, en su última ronda de nombramientos que podría incluir a su sucesor como líder de la Iglesia Católico Romana de mil 200 millones de fieles.
Cada uno de los 24 hombres juró lealtad al Pontífice, a los futuros papas y a la Iglesia, incluso si ello implicaba dar su vida.
De los nuevos cardenales, 20 tienen menos de 80 años, por lo tanto, según las normas de la Iglesia, pueden formar parte del cónclave que elegirá al sucesor tras la muerte o dimisión del actual Pontífice.
Con el otorgamiento de 24 nuevos cardenales, América Latina es la región más católica de la tierra, pues cuenta en el Colegio Cardenalicio con 31 cardenales, entre ellos 21 con derecho a voto.
Brasil, México y Argentina son los tres países latinoamericanos con mayor cantidad de cardenales.
El Papa alemán ha nombrado a 50 de los 121 cardenales que pueden elegir a su sucesor entre sus iguales, lo que eleva la posibilidad de que el próximo pontífice sea un conservador como Benedicto XVI.
El Pontífice dijo a los cardenales, sus asesores más cercanos en el Vaticano y el resto del mundo, que “en la Iglesia, nadie es un propietario” pero todos son llamados a ser fieles seguidores de Jesucristo.
Benedicto XVI, de 83 años, no ha descartado la posibilidad de renuniciar por cuestiones de salud. La última vez que un Papa renunció voluntariamente fue en el siglo XIII.
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