Internacional
Aún muerto, Muamar Gadhafi divide a Libia
La oposición y el primer ministro aún deben enfrentar los problemas del control de las armas y el dominio de la riqueza petrolera
Con una herida de bala visible a través de su familiar cabello enrulado, el cadáver mostrado en Misrata tenía señales de un final violento a una vida violenta que fue exhibido al mundo en imágenes borrosas tomadas por un teléfono celular.
El primer ministro interino ofreció una historia de “fuego cruzado” para explicar la muerte del derrocado líder después de ser sacado a rastras, con vida, de una alcantarilla.
Pero las imágenes que lo mostraban antes de ser golpeado, mientras exigía que se le respetaran sus derechos, en medio del ruido de tiros, hicieron asumir a muchos que simplemente fue baleado sumariamente.
La mujer de Gadhafi, Aisha, quien encontró refugio en la vecina Argelia mientras su marido y varios hijos mantenían su palabra de pelear hasta la muerte, pidieron una investigación de Naciones Unidas (ONU). El comité de derechos humanos de la ONU dijo que correspondía.
La controversia sobre los momentos finales de un hombre que alguna vez mantuvo al mundo subyugado con una mezcla de excentricidad y matonería elevó cuestionamientos sobre la habilidad del Consejo Nacional de Transición (CNT) libio para controlar a los hombres armados.
También desató el malestar de los aliados occidentales sobre el respeto de los derechos humanos entre quienes dicen estar combatiendo por esos mismos ideales.
El cuerpo parecía ser el último objeto de disputa entre las facciones de combatientes que lo derrocaron, junto con el control de las armas, los ministerios y el dominio de la riqueza petrolera del país.
Los libios, y los aliados occidentales que respaldaron su revuelta que puso fin a los 42 años del régimen de Gadhafi hace dos meses, se han mostrado impacientes por comenzar lo que Estados Unidos calificó como una “nueva era” democrática.
Un fracaso por encontrar al hijo de Gaddafi y aparente sucesor, Saif al-Islam, dejó otra puerta abierta después del clímax sorpresivo alcanzado el jueves al poner fin a ocho meses de guerra, cuando se descubrió al fugitivo de 69 años escondido en una alcantarilla.
Addul-Salam Eleiwa, un comandante de los combatientes de Misrata que llevaron el cuerpo de Gadhafi a la ciudad cuya resistencia la convirtió en un símbolo del coraje de los rebeldes, dijo que será tratado con respeto y enterrado pronto.
Mostrando el cadáver, reflejó la costumbre musulmana de enterrar los restos dentro de las 24 horas siguientes a la muerte.
“Como cualquier musulmán, su cuerpo será lavado y tratado con dignidad. Preveo que sea enterrado en un cementerio musulmán dentro de las 24 horas”.
Los hijos de Gadhafi, en el exilio, prófugos o muertos
Los ocho hijos de Muamar Gadhafi, que ocupaban sus vidas en asuntos tan dispares como ser jefe de seguridad, embajadora de buena voluntad de la ONU o “playboy”, ganaron una reputación por su comportamiento extravagante y extraño que casi igualaba al de su padre.
En el caos de la guerra, tres de ellos parecen haber muerto, al igual que el depuesto líder libio, cuatro están en el exilio y uno continúa fugitivo. Sus vidas privilegiadas se han visto alteradas o esfumadas por la caída del régimen de 42 años de Gadhafi.
La envidia y la codicia habían envenenado las relaciones en el seno de la familia, pero cuando la rebelión estalló en febrero, los siete hijos y una hija de Gadhafi cerraron filas en torno a su padre, dejando a un lado sus vidas, que en muchos casos desarrollaban en el extranjero.
Pero ahora, luego de la muerte de su padre, permanecen prófugos, muertos o desaparecidos.
Manifestaciones
Muerte de ex dictador alienta a opositores en Siria
AMAN, SIRIA.- La muerte de Muamar Gadhafi en Libia reavivó las protestas contra el Gobierno en Siria tras las oraciones del viernes, y Fuerzas de Seguridad mataron a 13 personas durante la represión sobre manifestantes que buscan expulsar al presidente Bashar al Assad, dijeron activistas.
Los manifestantes afrontaron una presencia mayor de Fuerzas de Seguridad en Siria un día después de la muerte de Gadhafi, que podrían incitar las protestas en todo el mundo árabe, donde las revueltas han derrocado este año a tres líderes autocráticos y han desafiado a otros gobernantes, como Assad.
Buena parte de los fallecimientos del viernes se produjeron en la ciudad central de Homs y en la sureña Hama, ambos semilleros de las marchas opositoras a Assad y objetivos de dos grandes incursiones militares para terminar con la disidencia.
Homs, ciudad de un millón de habitantes, también ha sido escenario de una incipiente insurgencia surgida tras reiterados intentos del Ejército de reprimir la revuelta, que pide el fin de los 41 años de mandato de la familia de Assad y mayores libertades políticas.
“Gadhafi está acabado. Ahora es tu turno Bashar”, gritaban los manifestantes en la localidad de Maaret al-Numaan, en la nororiental provincia de Idlib, de acuerdo a un testigo.
“Prepárate Assad!”, cantaban en la localidad de Tayyana, en la provincia tribal de Deir al-Zor, en la frontera con Iraq.
La OTAN terminará operaciones a finales de mes
Las operaciones militares de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) en Libia están cerca concluir y sus socios tomaron la decisión preliminar de terminar la campaña aérea el 31 de octubre, dijo el secretario general de la alianza, Anders Fogh Rasmussen.
“Acordamos que nuestras operaciones están muy cerca de ser completadas y hemos tomado la decisión preliminar de terminar la Operation Unified Protector el 31 de octubre”, dijo Ramussen luego de una reunión de embajadores de la OTAN en Bruselas.
“(Hasta el 31 de octubre) la OTAN continuará monitoreando la situación y mantendrá la capacidad de responder a amenazas contra civiles, de ser necesario”, señaló.
Ramussen afirmó que la alianza tomaría una decisión formal sobre la campaña en Libia a inicios de la semana próxima.
“Mientras tanto, consultaré con Naciones Unidas y el Consejo Nacional de Transición (libio)”.
“Estoy muy orgulloso de lo que hemos alcanzado, junto con nuestros socios, incluyendo a muchos en la región”.
El ex líder libio Muamar Gadhafi, fugitivo por más de dos meses, fue localizado y muerto en su ciudad natal de Sirte el jueves.
Consultado sobre el paradero del hijo de Gadhafi, Saif al-Islam, el jefe de la OTAN respondió que la alianza no tenía conocimiento sobre dónde se encuentra.
Reuters
Análisis
El reto de lograr la normalidad
Mauricio Meschoulam (Internacionalista, colaborador de El Universal)
La guerra en Libia llegó a su final, anuncian medios como el “Washington Post”. Pero la realidad es menos simple que eso. Por razones completamente naturales, se pone demasiado énfasis en la muerte de la figura, el dictador, el tirano, y menos enfoque en los temas que habrán de ocupar la atención no ya de los medios internacionales, sino de la gente y su día con día en la reconstrucción del convulsionado país norafricano.
El primer y más importante tema es la pacificación. Cuando se estudian los componentes de un Estado nacional, se habla siempre de la necesidad de un gobierno que sea efectivo y estable. El Estado, para que funcione, debe ser capaz de ejercer el monopolio de la violencia, en ese y en cualquier otro sitio. Lo que sucede hoy en Libia es que un gobierno dejó de gobernar sin que al mismo tiempo el nuevo gobierno sea aún dueño del poder central. Hay líderes tribales, actores y milicias en disputa que no están dispuestas a ceder su parte del nuevo pastel. Stratfor reporta que ha habido un incremento constante en grupos armados que fluyen desde Misurata hasta Zentan y Trípoli, muchos de los cuales ocupan posiciones en la propia capital y que se han negado a acatar las órdenes del Consejo Nacional de Transición.
Desde incluso antes de que Gadhafi huyera de sus cuarteles, pero sobre todo después de ello, las armas se han esparcido.
Seguramente en los próximos meses una vez que el nuevo gobierno sea conformado, estaremos viendo cómo se convoca a elecciones y se hablará de la posible democratización del país.
Pero si los conflictos derivados de estas rivalidades no son resueltos mediante acuerdos estables, algunos pueden reclamar su parte a través de la violencia. Mientras que el poder no consiga ser centralizado y las armas no sean depuestas a favor de un sólo ejército que represente a un sólo gobierno, no se puede hablar de transición ni de paz.
Otro reto es la reconciliación. Gadhafi pudo gobernar durante décadas porque contaba con el respaldo de un importante sector de la población, un número de tribus y líderes que le apoyaban, y una cantidad importante de gente que se benefició del sistema. Hoy, lo más probable es que habrá quien desee cobrar esas cuentas.
El peligro es que una cacería de brujas pudiera desatar nuevos brotes de violencia por parte de actores que teman ser sometidos. Con todo ello, el siguiente reto es cómo restablecer la normalidad en el país, la actividad económica, la entrada de capitales, el flujo del petróleo y la vida cotidiana.
Para todos estos temas, Libia va a necesitar del apoyo de la comunidad internacional.
Con cuerpos de paz, asesores en resolución de conflictos, con financiamiento y sobre todo con un compromiso por ayudar a que el país no se convierta en un triste relato de guerras civiles y golpes de estado repetidos. De lo contrario se tratará de un caso más en la historia en el que las potencias intervienen, dejan el tiradero y se retiran a atender mejores asuntos.
REACCIONES
Condena y celebración
''El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela condena de la manera más enérgica la política de barbarie conducida por la OTAN y sus aliados en Libia ''
Comunicado del Gobierno venezolano.
''Los líderes occidentales celebraron con bombos y platillos el asesinato del líder libio Muamar Gadhafi, el cual consideraron como un momento de liberación para Libia ''
Diario oficial de Cuba, Granma.
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