Internacional
Aprueba el Senado argentino la expropiación de YFP
La Cámara Alta del país sudamericado da el primer paso para la nacionalización del crudo
Luego de casi 13 horas de debate, la Cámara Alta avaló el proyecto enviado la semana pasada por la presidenta Cristina Fernández y el cual desató un conflicto con el gobierno de España, que tildó la medida de "confiscatoria".
De esta manera, el Senado dio el primer paso para poner fin a los 20 años de privatización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), la empresa más grande del país que fue privatizada en 1992.
El dictamen pasará ahora a la Cámara de Diputados, donde será votado el próximo miércoles mediante un trámite exprés en el que se espera también una aprobación mayoritaria.
La nueva ley declara de interés público y nacional, y como objetivo prioritario de Argentina, el autoabastecimiento energético, así como la explotación, industrialización, transporte y comercialización de hidrocarburos.
A lo largo de 19 capítulos, prevé también la recuperación del control de YPF, declarando de interés público y sujeto a expropiación del patrimonio de la empresa.
Una vez que el proyecto culmine su trámite legislativo, el 26.03 por ciento de las acciones de YPF serán del Estado; el 25.46 por ciento, del argentino Grupo Petersen; el 24.99 por ciento, de las provincias; el 6.43 por ciento, de Repsol y el 17.09 por ciento cotizará en Bolsa.
Hasta la semana pasada, el grupo español tenía el 57.43 por ciento de las acciones de la principal empresa petrolera argentina, en tanto que el 25.46 por cierto pertenecía del Grupo Petersen y el resto a pequeños accionistas.
El principal argumento de Fernández para promover la expropiación fue un supuesto incumplimiento de inversiones por parte de Repsol, lo que derivó en una brusca caída de las reservas y de la producción energética en el país sudamericano.
Según los datos oficiales, la producción petrolera argentina se desplomó de los 43 millones metros cúbicos registrados en 2002, a los 33.2 millones alcanzados el año pasado.
Con estos niveles de producción, Argentina dejó de autoabastecerse y tuvo que comenzar a importar energéticos, en una crisis que tuvo su máximo nivel en 2011, ya que por primera vez en 17 años, el país tuvo un saldo deficitario energético de tres mil millones de dólares.
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