Internacional
América Latina se lanza en una carrera regional militar
Renovación de arsenales tensiona Sudamérica
El apoyo de Estados Unidos de 46 millones de dólares, anunciado a mediados del presente mes, para obras en siete bases colombianas pareció confirmar el recelo en los vecinos sudamericanos que renuevan sus ejércitos.
La estrategia estadounidense en la región dio argumentos a gobiernos como Venezuela, Bolivia, Brasil, entre otros, para hacerse de nueva infraestructura bélica por sí mismos, antes que pensar en lograr acuerdos en el Consejo Sudamericano de Defensa (CSD), uno de los logros consolidados del bloque.
Los flamantes fusiles del presidente venezolano, Hugo Chávez, los modernos tanques chilenos o el futuro submarino nuclear de Brasil, emergen en el contexto del interés del Gobierno de Washington en la región, y para los países del Sur, la reacción es aumentar el gasto en Defensa.
El rearme de América Latina llegó a tal punto que casi se duplicó en cinco años, de acuerdo con el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, un incremento en el que los gobiernos sudamericanos no justifican abiertamente de la estrategia estadounidense.
Y es que la idea de la presencia militar de Estados Unidos sólo logró algunas simpatías, tras una gira del presidente Álvaro Uribe por seis países. Sin embargo, no fueron todos los vecinos de Colombia.
Por lo pronto, China y Rusia tienen una lista de propuestas de créditos para vender aviones y armas de infantería, entre otras, solicitudes de las naciones sudamericanas.
Renovación de arsenales tensiona Sudamérica
MADRID.- El acuerdo entre Colombia y Estados Unidos para el uso de siete bases militares colombianas disparó los nervios de muchos mandatarios sudamericanos. Los vientos de guerra que vislumbró el presidente de Venezuela, Hugo Chávez son, sin embargo, otro episodio, no por ello menos importante, en el agitado tablero militar sudamericano.
Desde entonces, en apenas un mes, Venezuela ha incrementado sus pedidos a Rusia, el Ejército ecuatoriano ha adquirido nuevo material en Beijing... Y Brasil ha confirmado que pondrá en marcha un plan de estrategia militar para, dicen, preservar el Amazonas.
Un lustro de bonanza económica ha propiciado que los presupuestos para Defensa se dispararan. En lo que va de año, dos informes de prestigiosos centros internacionales han disipado cualquier duda sobre el gasto militar.
El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, en inglés), señaló que el gasto de América Latina y el Caribe aumentó 91% entre 2003 y 2008, pasando de 24 mil 700 millones de dólares a 47 mil 200. Recientemente, el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, en inglés) indicó que el consumo el año pasado sólo en Sudamérica fue de 48 mil millones de dólares, 6% más que en 2007, y supuso un aumento de 50% en la última década.
Si se tienen en cuenta las cifras totales, puede ser comprensible que las alarmas salten. El porcentaje con relación al Producto Interno Bruto (PIB) de los países, sin embargo, no es excesivo. Los analistas advierten de la informalidad de las economías latinoamericanas a la hora de hacer cálculos.
La duda está servida: ¿Existe una carrera armamentista? “En cierta medida la había hasta finales del año pasado. La crisis lo ha enfriado todo y ha ajustado las compras”, explica Diego Fleitas, director de Asociación de Políticas Públicas argentina, quien puntualiza que una compra de armas no genera una carrera armamentista, una opinión que comparte Armen Kouyoumdjian, analista de defensa radicado en Chile. “El grueso de los presupuestos de Defensa, en la gran mayoría de países, está destinado a sueldos, comida, pensiones... y si queda algo, para equipamiento, aunque no siempre bélico”.
Nadie duda que la renovación es necesaria. Algunos ejércitos habían dejado deteriorarse su material hasta tal punto que se caía a pedazos. Pero, si sólo México y Colombia libran una guerra interna, ¿cómo se justifica que Chile tenga cientos de tanques Leopard 2, los más poderosos del Sur del Continente? O que Venezuela haya adquirido material tan sofisticado. Las tensiones regionales subyacen tras esa renovación del material bélico. Cada vez que un país se arma, el vecino anuncia nuevas adquisiciones.
El principal foco de tensión abarca una delgada línea de miles de kilómetros. La que separa Venezuela de Colombia: el país que ha adquirido mayor cantidad de armamento y más sofisticado frente al segundo ejército tras Brasil, que ha incrementado su gasto militar en 142% en los últimos 10 años.
El presupuesto colombiano de Defensa el pasado año fue de cinco mil 500 millones de dólares, 13.5% mayor que en 2007. Frente a los obuses más potentes de la región, en poder del Gobierno de Álvaro Uribe, el Ejército de Hugo Chávez no ha hecho más que comprar armamento.
Una de las adquisiciones que más polémica causó fue la de 100 mil fusiles AK-103, compatibles con los que utilizaban las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Las compras de Chávez a Rusia, Bielorrusia, China y España han sobrepasado en apenas tres años los seis mil 500 millones de dólares, una cifra que mañana puede quedarse corta, ya que los anuncios de nuevas adquisiciones son constantes, siempre con Rusia como principal suministrador.
Los analistas no sólo dudan que vayan a concretarse; también cuestionan la utilidad que Venezuela pueda dar a, por ejemplo, 24 aviones caza Sukhoi Su-30MKV. “Es una opción muy arriesgada. Las adquisiciones van a ser tan caras de mantener que, dentro de poco, tendrá unas Fuerzas Armadas irrelevantes”, opina Salvador Raza, analista brasileño experto en temas de seguridad.
Al margen de cualquier foco de tensión está Brasil. El Ejército más poderoso de América Latina es también quien invierte. El año pasado desembolsó 23 mil millones de dólares, 5% más que en 2007, según datos del SIPRI. Tomando sólo los años de mandato del presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, el incremento del gasto militar fue de 50 por ciento.
Según el centro de Estocolmo, los motivos que llevan a los brasileños a mejorar e incrementar su arsenal no tienen que ver con fines bélicos. Una mejora del sistema de control aéreo, preservar el Amazonas y fomentar los recursos para la extracción de petróleo son los tres principales factores que apuntan. Este último motivo propició que, con el apoyo de Francia, el gigante sudamericano construya un submarino nuclear, que estará listo dentro de 20 años. Mientras, Brasil sigue firme en su camino de consolidarse como potencia mundial. Y como argumenta Fleitas: “para ser potencia hay que tener cómo demostrarlo”. (El País/Agencias)
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