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Aceleran proceso de santidad de Juan Pablo II

El líder de la Iglesia Católica allanó el camino para que su antecesor llegue a los altares

Aceleran proceso de santidad de Juan Pablo II
CIUDAD DEL VATICANO, ITALIA.- El proceso que convertiría en santo de la Iglesia Católica al Papa Juan Pablo II avanzó ayer cuando su sucesor, Benedicto XVI, aprobó un decreto en el que reconoce que el fallecido Pontífice vivió la fe cristiana de forma heroica.

El Vaticano precisó que el Papa Benedicto XVI firmó el decreto de las “virtudes heroicas”, un paso clave en el proceso por el cual la Iglesia Católica reconoce a sus santos, después de ser recomendados a la Santa Sede por un panel de expertos.

El fallecido líder religioso ahora tendrá el título de “venerable”.

El siguiente paso será el reconocimiento de un milagro atribuido a Juan Pablo II, quien murió en 2005. Se espera que eso ocurra a principios del próximo año, lo que implicaría que puede ser beatificado, su paso final antes de la santidad.

El Papa Benedicto XVI proclamó “venerables” a dos figuras emblemáticas de la historia reciente de la Iglesia Católica, el carismático Juan Pablo II y el controvertido Pío XII, acusado por “su silencio” ante el Holocausto nazi.

El anuncio relacionado con Pío XII, al término de la celebración de los 40 años de la creación de la Congregación para la Causa de los Santos, provocó sorpresa.

Con la firma de los decretos que reconocen “las virtudes heroicas del venerable Siervo de Dios” Pío XII, quien fue Papa de 1939 a 1958, y de Juan Pablo II, quien reinó de 1978 a 2005, se abre el camino hacia la beatificación  de dos pontífices sumamente diferentes.

Benedicto XVI defendió en varias ocasiones la figura de Pío XII y expresó su deseo de que fuera beatificado, pese a las controversias sobre su actitud “pasiva” durante la Segunda Guerra Mundial frente al exterminio de los judíos.

En un discurso pronunciado ante la Congregación para la Causa de los Santos, el Papa elogió la “sabiduría pedagógica” con la que la entidad selecciona y examina la historia de los beatos y santos de la Iglesia. “Después de un minucioso juicio son propuestos como modelos de vida cristiana”.

La causa para la beatificación de Pío XII fue abierta en la década de 1960 por el Vaticano; estuvo bloqueada muchos años, hasta que en noviembre de 2007 una comisión de cardenales y obispos de la Congregación para la Causa de los  Santos se pronunció a favor de su proclamación como “venerable”.

Debido a las controversias que suscita la figura del Papa italiano, cuyo nombre era Eugenio Pacelli (Pío XII), Benedicto XVI creó una comisión especial para revisar el caso, cuya labor se cierra con la firma del decreto.

Camino hacia la santidad

Tres son las etapas por las que debe pasar el candidato para poder ser proclamado santo: confirmación de las “virtudes heroicas”, beatificación y canonización, para las cuales se necesita un milagro comprobado.

El primer paso para el proceso de beatificación lo da generalmente el obispo de la diócesis a la que pertenecía el candidato y difícilmente antes de  los cinco años posteriores a su muerte.

Durante la investigación, primero se demuestra que gozaba de “fama de santidad” y que merece ser propuesto como candidato a la canonización.

El obispo y/o los laicos, o incluso el llamado “postulador” (suerte de abogado defensor), elevan posteriormente la propuesta a la Congregación para las Causas de los Santos —más conocida en Roma como la “fábrica de santos”—, que es la encargada de dar el “nihil obstat” (permiso) para iniciar el verdadero proceso de las “virtudes heroicas”.

El postulador debe reunir toda la información, desde testimonios hasta cartas y escritos, para demostrar que el candidato practicaba de forma “heroica” y continuada las virtudes de la fe.


El informe pasa entonces por las manos del famoso y antiguamente llamado “abogado del diablo” —porque ponía mil trabas y obstáculos en el camino del candidato—, que ahora se llama en cambio “promotor de la fe”, quien ha pasado a ser casi un colaborador del futuro santo, tratando de ayudarle indirectamente a demostrar sus cualidades.

Los teólogos consultores, los cardenales y hasta el Papa tienen derecho a opinar en esta etapa del proceso, después de la cual se puede prever la beatificación, siempre y cuando se haya demostrado al menos la existencia de un milagro que pueda ser atribuido al candidato.
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