Internacional
A Juan Pablo II le preocupaba canasta básica de Puebla
Enfatizó que el Sumo Pontífice sentía curiosidad por saber cuánto costaba un kilo de carne, el precio de la leche y cuánto ganaba un obrero, es decir, un interés por el hombre como tal
En entrevista, el entonces anfitrión de la Arquidiócesis de Puebla, dijo que debido a que el Sumo Pontífice quería saber de lo que pasaba en la entidad poblana y en el país es que hizo que se sentara junto a él.
'Yo llevaba una radiografía de cuántas iglesias había, cuántos habitantes, cuántos católicos, cuántos no católicos, cuántos sacerdotes y religiosas y la fundación de la Arquidiócesis, pero fue posteriormente que preguntó eso', explicó.
Huesca Pacheco enfatizó que lo primero que deseaba saber era cuánto costaba un kilo de carne, el precio de la leche y cuánto ganaba un obrero, es decir, un interés por el hombre como tal, de ahí que le dio dichos datos de manera aproximada.
'Asimismo, me cuestionó dónde están los indios y le dije que aquí estaban con el mestizaje y que habría grupo de indígenas con sus productos, con usos y costumbres y que le hablarían en su lengua, en la misa en el Seminario Palafoxiano', explicó.
Por otra parte, el arzobispo emérito de Puebla habló sobre los antecedentes previos a la visita del papa Juan Pablo II, años antes estaba por celebrarse la tercera conferencia de los obispos de América Latina y tenían mucho interés en que el Papa Paulo VI estuviera presente, pero él estaba muy delicado de salud, por lo que no podía viajar, en 1978.
'Se pensó entonces en organizar la asamblea en Roma para que ahí pudiera estar con los obispos, pero cuando se discutía el lugar falleció, de ahí que en agosto del mismo año se reunió el conclave y en la primera sesión salió elegido Juan Pablo I el 26 de agosto de 1978', comentó.
Añadió que a los tres días recibió a los cardenales y obispo de América Latina y dijo que no viajaría, por lo que enviaría una grabación o se haría una conexión vía satélite, para octubre de 1978 y se trató de escoger la sede.
Refirió que en Puebla no se tenía arzobispo, ya que había muerto Octaviano Márquez y Toriz, de ahí que se esperaba la llegada del cardenal Ernesto Corripio Ahumada.
Por lo anterior, Rosendo Huesca estaba como encargado de la Arquidiócesis de Puebla, quien al estar en el Seminario Palafoxiano le informan que estaba en dicho lugar, el vicepresidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), el cardenal Landazuri Ricketts, sin previo aviso, y lo encontró por los campos de este sitio.
'Estoy aquí porque soy el encargado de escoger la sede de la asamblea y hemos decidió que sea en México y no hay nada que se parezca a estas instalaciones ¿aceptaría usted?', preguntó.
Ante esto, dijo que su respuesta fue que no era el arzobispo, sólo estaba como encargado, pero se lo comunicaría al cardenal Ernesto Corripio quien de inmediato aceptó, sin embargo, no se pensaba que viniera el Papa, pero el recientemente elegido Juan Pablo I muere el 28 de septiembre y otra vez quedó suspendida la asamblea, ya que no se podía llevar sin su autorización.
'De ahí que el conclave se reunió a mediados de octubre y el 16 de octubre fue elegido Juan Pablo II y al otro día los cardenales que lo eligieron de América Latina le expusieron el problema y dijo que sí viajaría, por lo que la fecha se trasladó del 27 de enero al 13 de febrero de 1979.
Huesca Pacheco expuso que para entonces, como arzobispo de Puebla tuvo del 20 de octubre que fue el anuncio del pontífice al 27 de enero, unos 100 días para preparar todo.
'De ahí a inventarlo todo, ahora hay un manual de 300 páginas para la vista del Papa, en donde se especifica desde el tipo de micrófonos en el altar en que usará para hablar y las medidas del mismo', refirió.
Recordó que inmediatamente la Santa Sede, los cardenales y el entonces nuncio apostólico en México, Girolamo Prigione, le delegaron hacer de manera rápida una encuesta personal con el gobernador de aquella época, Alfredo Toxqui Fernández de Lara, con el edil, los empresarios, laicos, religiosas y sacerdotes, 'para recoger su opinión sobre si se podía con el compromiso y si entendían que vendría el mundo sobre Puebla'.
'Todos apoyaron y en secreto, ya que hasta que el Papa Juan Pablo II informara que vendría se podrá decir y esto fue en 48 horas', indicó.
Manifestó que hubo un gran apoyo del ex mandatario estatal Alfredo Toxqui arreglando el camino que se trazó, puso tráilers con agua y con algún refrigerio en el trayecto para las personas que esperaron largas horas, por su parte el edil en los alrededores del seminario colocó la iluminación.
'Nos reunimos el gobernador y edil poblano, para acordar que un personaje como el Papa iba a venir por tierra sería recibido en los límites del estado y fuimos a esperarlo en Río Frío, estaba en el protocolo del Estado Mayor y venía en un auto cerrado', recordó.
Detalló que en el protocolo fue que Juan Pablo II bajaría su ventana y que se presentaría al gobernador, al alcalde y lo saludarían, así como las esposas, 'pero el pontífice se bajó del auto para saludar de mano, en tanto que yo traducía al italiano, además empezó a dar sus regalos'.
Huesca Pacheco refirió que diseñó dos lugares enormes, uno en San Martín y otro en Xoxtla, por lo que, se arregló un terreno y ahí hubo unas 200 mil personas en cada encuentro en donde rezó y le prepararon una página de saludo y ahí escuchó por primera vez la porra 'Papa ra-ra-ra'.
Explicó que después de todo el trayecto de ir en Papamóvil descubierto, poco antes de entrar y en todo el recorrido por las calles de la ciudad de Puebla estaba insolado y además se le hicieron unas ámpulas, por lo que, su médico le puso unas toallas y aviso que no bajaba a comer con los arzobispos, obispos y demás invitados, esto en el Seminario Palafoxiano.
'Entonces a media comida que aparece Juan Pablo II sin anuncio y se acomodó y nos dijo en italiano el Papa no puede comer sin sus obispos, de ahí que se atrasó el programa media hora', indicó.
Detalló que para la cobertura por parte de los medios de comunicación se instalaron en ese entonces unos 36 Télex, ya que no había computadoras portátiles, además de unas 25 líneas telefónicas, de esas cinco para los cardenales y obispos que con sólo levantar el teléfono contestaba una operadora preguntando '¿a qué lugar del mundo quiere hablar?'.
Agregó que además asistieron televisoras de 38 países, quienes se encargaron de transmitir un discurso maravilloso que fue una luz y palabras bondadosas por parte de Juan Pablo II.
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