Xanic
Es tapatía, se llama Alejandra Xanic von Bertrab Wilheim, pero el escritor argentino Tomás Eloy Martínez le recomendó que usara sólo Alejandra Xanic como nombre de batalla para evitar a los lectores semejante mezcla de nombres hispanos, indígenas y germanos. Comenzó en el periodismo escrito en Siglo 21 en noviembre de 1991 y seis meses después había ya ganado el Premio Nacional de Periodismo por la cobertura de las explosiones del 22 de abril. La misma Xanic que hace 21 años se metía por los agujeros de las fábricas dañadas por las explosiones del Sector Reforma a las zonas vedadas para ver con sus propios ojos los trabajos que realizaban los peritos en la Avenida Lázaro Cárdenas, ayer se convirtió en la primera mexicana en ganar el premio Pulitzer, el más prestigiado premio de periodismo en el mundo, por el trabajo de la corrupción de Wal Mart en México.
Alejandra Xanic es una reportera indomable, capaz de seguir las notas más extrañas, fascinada por los temas más difíciles y comprometida con aquellos asuntos que le permitan sacar a flote un abuso de poder, una injusticia o un escándalo de corrupción.
Las historias de Xanic son incomparables. Cuando en 1995 se anunció la privatización de trenes en México pidió un permiso sin goce de sueldo para recorrer el país en ferrocarril y hacer una radiografía de una era que estaba por terminar. Viajó de “trampa” (polizón) en el ferrocarril de carga que hoy conocemos como “la bestia” y descubrió que el aire acondicionado de los ferrocarriles del Pacífico no funcionaba por la sencilla razón de que los ductos iban llenos de paquetes de droga. Hizo, junto con Sergio René de Dios Corona, la primera gran radiografía del problema de las drogas en Guadalajara, desde la corrupción en el Poder Judicial, para lo cual sistematizaron uno por uno todos los expedientes por narcotráfico y compararon delitos y sentencias, hasta la distribución de droga en los centros comerciales y las colonias populares de la ciudad. Pero el más admirable de los trabajos de Alejandra Xanic fue un reportaje sobre el mundo de los sordomudos para lo cual dedicó, durante seis meses, sus días de descanso a estudiar el lenguaje de los sordomudos a fin de poder hablar con ellos sin intermediarios.
Inteligencia intuitiva, un interés por todo lo que se mueve a su alrededor, capacidad de asombro, dulzura de carácter y una tenacidad que raya en la terquedad son las características que hacen de Alejandra Xanic una periodista absolutamente distinta, digna de un Pulitzer.
¡Ave, Xanic!