¿Los adictos son necios?
Sin que se lo propongan son muy tenaces y persistentes.
Tienen un extraño don de la constancia. Lo que se proponen lo consiguen a base de terquedad. Por lo que podemos concluir que si son necios.
Lamentablemente ese maravilloso fin de la constancia lo aplican para un vicio y no para una virtud.
Sin ánimo de ofender, son cabezas duras, es decir testarudos. Por eso no entienden, no van a entender que lo que hacen con tremenda regularidad, se ha convertido en una mayor fuerza, que ya su débil voluntad no la puede dominar.
Hay que reconocer que su necedad no tiene que ver con falta de inteligencia, porque muchos adictos suelen ser muy brillantes. La cuestión más bien tiene que ver con su gusto y placer, que es mucho más grande que su inteligencia.
Si además agregamos que en realidad su principal carencia es que no tienen la voluntad para frenar su adicción, sino más bien para fomentar fomentarla persistentemente. Hasta lograr que se convierta en un hábito casi invencible.
El enfoque que se le han dado a las campañas para disminuir o prevenir las adicciones están dirigidas al mundo más necio y testarudo del consumidor. De aquí su muy poca efectividad.
Repetirle mil veces que no al necio, es perder el tiempo.
En cambio, repetirle que si puede hacer algo mejor por si mismo y crear un hábito bueno, puede contrarrestar positivamente su lado necio.
Por lo que parece más viable buscar transformar su necedad en una tenacidad y persistencia favorable a su bienestar y salud. Entonces es un tema más de la voluntad y del cómo enfocarla; que del entendimiento, es decir de la inteligencia.
Aún no sabemos cómo, pero el día que encontremos la manera de transformar su don de la constancia, para que lo usen en una virtud y no en un vicio, estaremos realmente aportando algo para vencer las adicciones.
Pero hasta ahorita son irredentos necios.