Ideas

Las lecciones de Nayarit

El país entero se quedó pasmado ante la detención, cuando intentaba cruzar la frontera, del fiscal de Nayarit, Edgar Veytia. Hay algo terriblemente perverso en que sea un fiscal quien esté al mando del crimen organizado, pues a la vez que resulta patético que quien debe perseguir al crimen organizado sea su cabecilla, queda la duda de en manos de quién estamos, hasta dónde el Estado está infiltrado y qué queda de creíble en las instituciones. Pero más allá de eso hay dos puntos en este caso concreto que dañan profundamente el Estado en su conjunto.

Nayarit fue uno de los pocos estados de la República que logró bajar los índices de criminalidad en los últimos años. Fue reconocido e incluso aplaudido por organizaciones de la sociedad civil. El mensaje es terrible: para dar resultados en seguridad hay que entregar la plaza. El gobernador de Nayarit puso la seguridad de su Estado en manos del crimen organizado y, en el corto plazo, le dio resultados. La tentación es enorme, aunque, como hemos viste reiteradamente, no hay forma de que a largo plazo salga bien; pero, también lo sabemos, no hay político que vea, si bien nos va, más allá de su periodo. Pero lo más espantoso aún es que las instituciones del Estado mexicano, la PGR, el Cisen, las Fuerzas Armadas, no hayan, sospechado, investigado o, si sabían, actuado contra este personaje. No sé qué es peor, si el cinismo o la ineficacia.

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Los políticos son justamente el segundo gran tema de esta intriga: ¿Qué responsabilidad tiene el gobernador Sandoval en este enredo?, ¿qué tan grave es que el señor Veytia haya contribuido a la campaña del gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez? Ambos se sacudieron la responsabilidad, uno con más elegancia que otro, como si fuera una mosca que ronda la comida. El gobernador Sandoval es total y absolutamente responsable de su decisión. Si no sabía que estaba poniendo la seguridad de su Estado en manos de la mafia lo que merece es que lo corran por inútil. Si, que es lo más probable, algo sabía, merece ser desaforado e investigado. Si Jaime Rodríguez “El Bronco” recibió dinero de un fiscal de uno de los estados más pobres del país y no le pareció sospechoso que un funcionario público con un sueldo de 59 mil pesos mensuales tuviera dinero extra para invertir en la campaña de un Estado lejano y en un candidato que ni siquiera era de su partido, hay algo podrido en la visión que el señor tiene de la política y del país. >

No. No es normal. No dejemos que los políticos normalicen con sus declaraciones este amasiato entre política y crimen que quedó al descubierto en Nayarit.

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