Ideas

La inolvidable trilogía Chionoi-“Alacrán” Torres

Por Emilio Fernando Alonso

Yo era un niño de siete años cuando mi padre me preguntó si me gustaría acompañarlo a la Ciudad de México para presenciar la pelea de boxeo por el campeonato mundial de peso Mosca, entre el tailandés Chartchai Chionoi y el mexicano Efrén “Alacrán” Torres.

Su pregunta no me sorprendió, pues de los seis hermanos que somos —todos vivos por fortuna— yo, el mayor de los seis, fungía invariablemente como su acompañante oficial a cualquier evento deportivo al que mi padre acudía, ya sea  a narrar o simplemente presenciar como aficionado. A mí desde pequeño me gustaban los deportes y disfrutaba por igual el beisbol, que el boxeo y por supuesto el futbol y por herencia de mi abuelo, Emilio Antonio Alonso López, asturiano de nacimiento, la fiesta brava, que domingo a domingo, mientras él disfrutaba fumando un puro, veíamos juntos a través de la televisión, o en la Plaza México.

Lejos estaba un servidor de imaginar en aquellos años de infancia, que el deporte formaría parte fundamental de mi vida. Aún recuerdo, la leve protesta de mi madre, Estela Rubín Parra (QEPD), quien no quería que me llevaran a ver en el Toreo de Cuatro Caminos, la pelea que resultaría la primera de una trilogía entre ambos valientes pugilistas, misma que resultó dramática y sangrienta. Lo cierto es que se impuso la voluntad de mi padre Fernando Adolfo Alonso Avilés, y mi deseo de acompañarlo.

Por lo tanto, el 28 de Enero de 1968, muy temprano salimos por carretera de mi ciudad natal, Iguala, Guerrero, en un auto blanco, era un Auto Opel, con el que mi padre solía cubrir los 175 kilómetros de distancia entre nuestra ciudad, y el Distrito Federal en algo así como dos horas y 15 minutos de caseta a caseta, por lo que todavía hubo tiempo de pasear un poco por el Zoológico de Chapultepec, antes de instalarnos en el Toreo de Cuatro Caminos para ver el que resultaría un fragoroso combate entre el tailandés Chartchai Chionoi y el michoacano, avecindado en Guadalajara, Efrén “Alacrán” Torres.

Pelea inolvidable, por lo sangrienta, dramática y espectacular que resultó, con un bravo “Alacrán” Torres peleando casi a ciegas, pues un tremendo derechazo de Chionoi, le abrió un tajo enorme en la ceja izquierda, sangrando en forma abundante todo lo que duró el combate, que fue detenido por el médico de ring en el décimo tercer asalto, cuando la hemorragia impedía al púgil mexicano ver con el ojo izquierdo, pues la sangre le cubría el rostro, y le bañaba el cuerpo y la pantaloneta negra que lucía esa noche el boxeador azteca. El “Alacrán” se fue a la lona temprano en la pelea, (apenas en el segundo round), pero se levantó para intercambiar golpe por golpe con el campeón mundial tailandés, quién al ser detenido el tremendo combate por el médico de ring, se dirigió a la esquina de su rival y se arrodilló para abrazar por la cintura al sorprendido “Alacrán” Torres, reconociendo y rindiendo así, públicamente, un homenaje sincero a su valiente retador mexicano, quién perdía por tercera ocasión, una pelea por el título mundial Mosca, pues antes de ese combate, había caído ya con el argentino Horacio Acavallo, y el japonés Susumo Hanagata, disputando el cetro mundial Mosca de boxeo.

Fue tan bueno el pleito, que hubo revancha y ésta llegó el 23 de Febrero de 1969 en el mismo lugar, con resultado diferente, pues en esta pelea, por cierto la primera en ser trasmitida a color por la televisión mexicana, el “Alacrán”, se convirtió en el primer campeón Mundial mexicano de peso Mosca en la historia, noqueando en el octavo asalto a Chartchai Chionoi, quién tiempo después el 20 de Marzo de 1970, peleando en su casa, Bankok, Tailandia, derrotaría por decisión unánime tras 15 rounds al bravo “Alacrán” Torres, siendo ésta la última pelea de la formidable trilogía que nos brindaron ambos boxeadores.

Efrén murió el miércoles 24 de Febrero de 2010, a los 66 años de edad, en Guadalajara, donde vivía desde muy niño y Chartchai Chionoi, vive actualmente en Tailandia, junto a su esposa; tras su retiro del boxeo y aunque tiene algunos trastornos provocados por su larga carrera boxística, dice que son muy gratos sus recuerdos como boxeador y no se arrepiente de haberlo sido.

Sigue navegando