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Expectativas dependen de las reformas

La noticia económica que dominó durante toda la semana pasada, por ella misma y por sus implicaciones, fue sobre las disminuidas expectativas de crecimiento para México en 2013, que bajaron, tanto para la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, como para las demás fuentes analíticas mexicanas y externas.

Ya no se espera 3.1% anual como proyectaba la SHCP, ni entre 3% y 4% como lo esperaba el Banco de México, sino más bien una cifra ligeramente inferior a 2 por ciento. Incluso, el ritmo anual de 2% proyectado para el segundo trimestre resultó ser de 1.5%, después de 1% del primer trimestre.

Y a ello le siguieron los análisis de sus implicaciones en otras variables de la economía. Por ejemplo, las relacionadas con la generación de empleos, como lo estima la Secretaría del Trabajo y Previsión Social —de 200 mil menos empleos nuevos en el 2013— y las de menor recaudación tributaria, por su impacto en el IVA y en el ISR, como lo prevé el Instituto Mexicano de Contadores Públicos. También impactará la desaceleración a los bancos —se dijo— por la disminuida capacidad de consumo de las familias mexicanas.

Además hubo consecuencias analíticas, constructivas y bien pensadas, sobre la creciente importancia de las estrategias para las reformas estructurales, que se tienen en el tintero, como lo destacó el Subsecretario de Hacienda y Crédito Público, Fernando Aportela.

“México estará creciendo entre 2% y 4% en función de lo que suceda en el entorno externo, y sin expectativas favorables —dijo— si no se atiende la agenda de reformas estructurales. Sin medidas, si el entorno externo es mejor, crecemos un poco más y si es peor, crecemos un poco menos”.

Pero eso no es bueno. México debe volver a tener capacidad de influir en el comportamiento de su economía.

La actividad económica, por grupos o segmentos, según el Inegi, tuvo sus respectivos resultados. Las primarias, por ejemplo, crecieron a un ritmo anual de 1.3% sobre el mismo período en 2012, después de haber caído 0.7% en el primer trimestre del año. Por su parte, las actividades secundarias cayeron por segundo trimestre consecutivo, debido al desplome reportado de 2.1% en la minería, y 4.0% en la construcción, entre los principales.

Por su parte, las actividades terciarias fueron las más activas. Aumentaron 2.6% por el comercio, que creció 3.8% y por los servicios financieros que aumentaron 3.8% a ritmo anual.

Las expectativas son ahora de una gradual mejora en el segundo semestre, en parte por el resultado de las reformas ya logradas e instrumentadas.

Esperemos que así sea, y que el ambiente político mejore.
 

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