Ideas

Ética, Leyes y Servicio

Para los ciudadanos, como para las autoridades –particularmente las Judiciales y todas las que tenga que ver con lo policial- es importante conocer las leyes que nos rigen, en las cuales seguramente encontraremos toda una serie de derechos, pero también de obligaciones, empero, el primer paso para cumplirlas es conocerlas, para luego poder cumplirlas.

De manera particular quiero referirme a quienes la naturaleza de su trabajo les exige tener trato directo con la ciudadanía, pues además de poder orientar a quienes le solicitan apoyo, orientación y/o información, tienen la obligación profesional, moral y ética de atenderles “bien y de buenas” como dicen en mi pueblo, sobre todo porque en caso de no contar con un sentido ético, moralidad alguna, ni orgullo profesional, deben de recordar que su salario –el cual les permite llevar de comer a su familia- es producto del esfuerzo de todos los ciudadanos que vía impuestos contribuyen con sus impuestos a quitarles el hambre.

Es el caso de aquellos Ministerios Públicos, policías de todos los rangos y especialidades; Secretarios de Juzgado, Actuarios, y demás realeza; encargados (no dueños, que conste) de administrar la Justicia; encargados del SEMEFO; “responsables” –simple eufemismo- de alguna área de atención al público; guaruras; en fin, todos, todos los “servidores públicos” que tienen ese privilegio del contacto directo que les permitiría sentirse útiles, orgullosos de servir al próximo y a su patrón, pero no. Tal parece que la premisa constante es hacer absolutamente lo contrario.

Así tenemos que para presentar una denuncia por robo, violencia de cualquier tipo, inconformidad u lo que sea, se tiene que pasar por un verdadero vía crucis, en donde lo primero es saber cuál es nuestro derecho, para luego investigar en que dependencia o ante cual autoridad habrá que presentarse, el o los domicilios en que éstas se encuentran, los horarios de atención al público y el humor en que se encuentran tan dilectos servidores públicos.

El proceso antes descrito se pudiera considerar como normal, si no fuera porque de un área o dependencia lo mandan a otra y a otra, y para cuando termina todo el proceso de “atención” ya pasaron por lo menos 6 horas, 254 berrinches y como otras tantas men…ciones de progenitora.

Y la verdad es que con estas actitudes pueden sentirse influyentes, poderosos y hasta soñados, pero con ello no le ayudan al gobernador del estado, ni al fiscal general, ni al central y ni a ellos mismos, pues con su falta de atención y de dignidad, acumulan el coraje y hasta odio de la ciudadanía.

Si no les gusta servir, pues total, que agarren su escoba y trapeador y se pongan a realizar un trabajo de acuerdo a su capacidad, porque quien no vive para servir, no sirve para vivir.
 

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