Ideas

El peor oficio del mundo

En una  divertida canción, Joaquín Sabina inmortalizó los oficios que le daban envidia, aquellos que él quisiera haber desarrollado, pero la vida, por más que le metió mano, no le dio oportunidad de realizar. Entre los oficios que envidiaba Sabina, chismoso y aventado, como buen trovador, estaban el de pirata cojo, confesor de la reina, taxista en Nueva York y comunista en Las Vegas. Éste último debió haber sido, por cierto, el oficio más solitario del mundo, más aún que el de farero en Gibraltar o el de porrista del Necaxa en Viernes Santo. Hay oficios que antes fueron envidiables y que hoy son los menos deseables del mundo. ¿Quién no soñó con ser piloto o aeromoza de Mexicana? Hoy día aquel glamuroso oficio que implicaba conocer el mundo y ponerse uniformes que hasta parecían decentes, se convirtió en todo lo contrario. ¿Qué tiene de glamuroso estar en plantón afuera de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, comiendo tacos parado todos los días, esperando que alguien compre la empresa para entrar a la lotería de quién se queda y quién se va? Ni qué decir de los astronautas: no hubo niño en el mundo que no quisiera ser astronauta de la NASA, y hoy ya ni los desocupados quieren trabajar para ellos. Hasta hace unos años los peores oficios del mundo estaban vinculados con asuntos de drenaje, humano o urbano. Los peores oficios imaginables eran los de limpiador de colectores, proctólogo del IMSS o limpiador de baños de central camionera. Hoy el que limpia los colectores lo hace con un equipo tan sofisticado, que con un poco de imaginación hasta se puede parecer al de astronauta de los sesenta o setenta. Las operaciones de colon se hacen con instrumental de alta precisión y con remotas que hacen menos cercano y personal el encuentro de tercer tipo. En al caso del limpiador de baños de central camionera, tengo la impresión de que el oficio desapareció y nadie se dio cuenta: los baños siguen estando igual de sucios y huelen exactamente a lo mismo sin que nadie los toque. Los nuevos peores oficios del mundo ya no tienen que ver con la limpieza, sino con el servicio público y la política.  Oficios que uno no le desea ni a su peor enemigo. ¿Se imagina usted un trabajo más rudo que el de procurador en Tamaulipas, o más desgastante que el de alcalde de Apatzingan? Hay otros peores por lo que implican y que son, incluso, más complicados que el de vocero de Fox, como peluquero de Peña Nieto, abogado de Napoleón Gómez Urrutia o maquillista de Elba Esther Gordillo. Pero puestos a escoger, hoy por hoy el peor oficio del mundo, el más inútil y digno de compasión, es el de director de Turismo de Ciudad Juárez. Ésa sí es misión imposible. Lo que haga o deje de hacer no va a convencer a nadie de que hay que poner a Juárez entre los lugares que hay que visitar antes de morir.
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