Ideas
Chinches… diputados
“Perdón, ¿dijo chinche?”, preguntó la asustada telefonista de la estación de radio al indignado oyente que efectivamente, comparaba a los diputados del Congreso de Jalisco con los incómodos insectos y no con la palabra altisonante que pudimos habernos imaginado. Aunque a estas alturas resulta más barato y menos despectivo hacer la comparación con los ayudantes de cocinero que con las chinches que chupan sangre humana taladrando la piel con picaduras irritantes. “Así son los diputados, señorita, anótele para que le pase el recado al señor conductor”, continuaba molesto el radioescucha.
Y no era para menos, lo vivido el pasado martes con los diputados integrantes de la Comisión de Vigilancia, al mantener en su cargo al auditor Alonso Godoy Pelayo y determinar que no hay irregularidad en el pago que recibió por 9.8 millones de pesos extraordinarios a su salario, motivó a más de un ciudadano a manifestar de diversas y populares formas el rechazo ante la polémica decisión. Ayer, EL INFORMADOR publicó la foto en primera plana del presidente de la comisión encargada de este nuevo escándalo legislativo, Salvador Barajas del Toro, y de la diputada priista Elisa Ayón, y fue inaceptable observar las sonrisas captadas ante la complicidad del hecho. “Los diputados perdonan al auditor”, decía el encabezado, y no hay justificación, el indulto se negoció en el claroscuro sendero de la impunidad. Así se trabaja: a la conveniencia de los partidos y grupos poderosos que mueven los hilos casi invisibles de estas marionetas legislativas. “Haz como que te importa cuando te hablo”, le decía la maestra de quinto de primaria a mi compañera cuando ignoraba los regaños por su bajo rendimiento escolar. Mínimo, eso deberían de demostrar los diputados de la actual legislatura que se ha distinguido por la mediocridad de su trabajo. Porque hasta para actuar son malos. Insensibles resultaron también las palabras de la diputada Patricia Retamoza, quien defendió su postura declarando que ellos (los diputados) no eran voceros de la sociedad. Y entonces ¿quién los puso ahí? ¿De quién y por quién comen? Si la diputada y el resto de sus compañeros “no conocen” la respuesta, hay que recordársela y bien claro: por la ciudadanía a la que buscan y seducen cada tres años con falsas promesas para regatear votos y poder ocupar un lugar, percibir un sueldo sin desquitarlo, chupar los recursos que otros les dan para poder sobrevivir… como las chinches. En la conciencia de los diputados queda este lamentable capítulo, pero también en la nuestra. Tendemos a ser de memoria relajada y al paso de los días olvidamos lo que nos enoja y lo saben muy bien ésos, de los que hoy nos quejamos. Así que hagamos un ejercicio individual y colectivo, tengamos presente el mensaje que los diputados envían al Estado con estas decisiones, recordemos que usted y yo tenemos el poder de elegir… sólo nos quedan 367 días para hacerlo.
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