Ideas

Brillante campeón

La fantasía se hizo realidad: ¡México campeón del Mundo Sub-17!, coronándose en el Estadio Azteca ante la presencia de más de 100 mil vibrantes aficionados, entregados al equipo Tricolor, viviendo el sueño junto con ellos, el Tri juvenil se convirtió en el primer anfitrión que termina levantando el trofeo de campeón, algo que nunca antes se había dado en la historia del torneo en esta categoría. México, digno y brillante campeón, invicto, ganó todos sus partidos, despachó sin distingo a equipos de todas las confederaciones, Corea del Norte, Congo, Holanda, Panamá, Francia, Alemania y a Uruguay, a todos y cada uno de ellos los derrotó. Su título es inobjetable, para propios y extraños no hay argumentos para manchar este triunfo legítimo e histórico. El mérito es únicamente de los jugadores y de Raúl Gutiérrez, quien tuvo la virtud de captar a los futbolistas producto del bien trabajar de los clubes y hacerlos jugar bien y ganar. El partido de ayer fue digno de una final porque Uruguay fue un gran equipo y que nunca dejó de luchar, su bravía actuación le dio realce al título mexicano. México se corona gracias a los goles tapatíos, primero de Antonio Briseño del Atlas y después el de Giovani Casillas del Rebaño, coincidentemente los dos equipos que han disputado las dos finales más recientes del torneo local en esta categoría, pero de la anotación del Rojinegro a la del de Chivas hubo que controlar los nervios porque el partido estuvo en el alambre con ventaja mínima. México en cada partido encontró un héroe, Carlos Fierro contra Francia, Julio Gómez ante Alemania, Casillas y Briseño frente a Uruguay, pero tuvo jugadores que manifestaron consistencia en todos los encuentros, Espericueta, Marco Bueno, Escamilla, Guzmán, ante la magnitud de la epopeya es difícil encontrar a algún elemento que haya quedado a deber; los chavos cumplieron y lo hicieron con creces y le dan a México una alegría más. Un trabajo redondo que rindió el fruto deseado, culminando con una jornada memorable que perdurará en el tiempo, muchos de estos jugadores que aún no debutan en la Primera División ya son, pese a su corta edad, unas leyendas del futbol mexicano. Hay que agradecerle a este equipo la gran satisfacción que le han dado a un país urgido de buenas noticias y de motivos para festejar, se ganó un Mundial que se juega cada cuatro años y por lo mismo no es cosa de todos los días, el Estadio Azteca vibró como en las grandes tardes, el Coloso de Santa Úrsula que ha visto coronarse a ajenos, ayer atestiguó la coronación de los suyos, algo que en su rica historia jamás se había registrado, la afición pudo festejar a sus anchas el triunfo legítimo que sus muchachos le dieron. Fue gratificante que en la categoría, que es la esencia del futbol México, es el mejor del planeta, futbolistas que disfrutan de su deporte en la cancha dedicándose a lo suyo dejando de lado las marrullerías. Los jóvenes, una vez más, ponen la muestra ¡felicidades campeones! A disfrutar del elogio ganado a pulso. Más tardes de éstas.
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