Ideas

* Balance

Los fanáticos de la estadística subrayaron el hecho de que la victoria como visitante del Puebla, ayer, cerró un ciclo de un año sin ganar en patio ajeno por parte del Guadalajara.

Los analistas, más aplicados a ponderar la trascendencia del resultado, repararon en dos circunstancias favorables para los rayados: una, que se colocan entre los aspirantes a conseguir boleto para la “Liguillla”… aunque a la etapa clasificatoria del Torneo de Clausura aún le cuelga, porque los equipos van apenas a la tercera parte de la ruta; otra, que resultados como el de ayer representan un alivio en el tema del descenso, de cara a las próximas campañas.

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Así como una semana antes habían caído, sin apelación, ante el Cruz Azul, en casa, ahora los rojiblancos ganaron en patio ajeno, sin ningún detalle que demeritara su triunfo. Ya el tiempo se encargará de decir si la conclusión es que este Guadalajara, que no incorporó figuras a su plantel pero sí puso en el puente de mando a un técnico serio, diligente, objetivo para dimensionar los alcances de su equipo, sin vender ilusiones a base de saliva endulzada, está –permítase la perogrullada-- para ganar los partidos que deben ganarse… y para perder los que deben perderse.

En todo caso, una sombra amenaza, de manera permanente, la continuidad de José Luis Real al frente del “chiverío”: el dueño del juguete, si se aferra a la insostenible tesis de que “este Guadalajara está para campeón”, y saca del polvoriento desván de sus muletillas el cuento aquel de la “filosofía chiva”.

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El Atlas, en tanto, tuvo que esperar unas horas para enterarse de que el empate ante el Morelia, en el Jalisco, fue un buen resultado…

Mediocre en primera instancia, porque era favorito y porque Millar y Barraza tuvieron en los pies sendas oportunidades de dar la victoria a los rojinegros, el resultado fue positivo gracias a la previsible victoria del Cruz Azul –motivado por la perspectiva de afianzarse en la cima de la clasificación general-- como visitante  de un Atlante que languidece… por no decir, de plano, que agoniza.

Lo mejor del partido sabatino del Atlas fue, quizá, que el paraguayo Ortigoza, al mostrar su tarjeta de presentación en los minutos del segundo tiempo que le dio Tomás Boy, dio indicios de que puede ser, en efecto, un refuerzo en toda la extensión de la palabra
 

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