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Yo nací con la vocación de actor: López Tarso

Con 65 años de carrera en los que ha hecho unas 50 películas, López Tarso festejó que el reconocimiento se le haya otorgado en Guadalajara

GUADALAJARA, JALISCO (07/MAR/2013).- De pie y con la voz firme. Frente a una concurrencia que le aplaudió de pie hasta la saciedad, el primer actor Ignacio López Tarso dijo que nunca en su vida pensó tener acceso a un reconocimiento como el Doctorado Honoris Causa que la Universidad de Guadalajara (UdeG) le otorgó en una ceremonia que inició a las 12:00 horas en el Paraninfo universitario.

"Presumo de haber nacido actor. Presumo de no tener que haber hurgado dentro de mí mismo para saber cuál era mi vocación. Yo nací con la vocación de actor. No tuve que buscarla".

Quería un Ariel y lo consiguió. Quería un premio de escritores y críticos de teatro y se lo concedieron. Hizo medio centenar de películas memorables. Trabajó con directores como Buñuel, Gavaldón, Ripstein, Fons... A sus 88 años de edad se da el lujo y el placer de seguir actuando. Pero el 22 de enero pasado, durante las 100 representaciones de El cartero -obra de teatro en la que interpreta al poeta chileno Pablo Neruda-, en el Teatro Diana, le sorprendió que el exrector de la UdeG y presidente del Patronato del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, Raúl Padilla López, le anunciara que era acreedor "a este gran honor... Abrió el camino para este momento... para este día luminoso, venturoso, inolvidable".

Con 65 años de carrera, festejó que el reconocimiento se le haya otorgado en Guadalajara, lugar del que siempre tiene un recuerdo grato y en el que cursó la primaria. En la ciudad tuvo a su primer novia, hija de un panadero en el barrio de Analco, en donde el actor vivió en su niñez.

Recordó que ayer, durante una reunión que sostuvo con estudiantes de la UdeG, los instó a examinar su vocación "para no ir a dar en el caso de muchos seres humanos en el mundo que hacen lo que no quieren hacer, y lo hacen a regañadientes. Y en lugar de que su trabajo sea un deleite y un placer como ha sido mi trabajo en el cine, en el teatro, en la televisión, para gozarlo, para disfrutarlo, para divertirme en él, hay mucha gente que sufre terriblemente en el trabajo que hace diariamente".

Acentuó que su carrera ha sido grata, agradable, divertida y feliz. Sin embargo, dijo que con el reconocimiento de la UdeG se cierra una etapa en su vida.

"A los 88 años, a mí que no me gusta pensar en la muerte, que digo no tenerle miedo, a mí me da miedo no saber ni cómo ni cuándo ni dónde, pero la muerte sé que va a llegar, y cuando tengo 88 años la veo cada vez más cerca. De manera que no sé cuánto pueda yo disfrutar de la oportunidad de poder sostenerme en un escenario y poder expresar con toda la fuerza interior que requieren los personajes, no sé cuánto tiempo dure más, pero este día ha sido un cierre de una etapa maravillosa que le agradezco mucho a ustedes. Y llevaré esta medalla con un gran orgullo de ser, desde hoy, doctor".

Luego de la ceremonia, en una conferencia de prensa, López Tarso dijo que uno de los problemas del cine y el teatro actual es que se han vuelto caros. Recordó que anteriormente la industria del cine fue la más importante para el país después del petróleo y el turismo. En ese entonces, los cines se llenaban con las esferas populares de las ciudades y los productores se hacían millonarios con películas importantes. Sin embargo, el actor pidió no culpar al gobierno de todo lo que sucede.

Resaltó que su lejanía en el cine se debe a que en los últimos 15 años le han enviado libretos que no le convencen. "Hace 15 años que yo no recibo un buen libreto de cine que me entusiasme como los primeros libretos de cine que me mandó Clasa, aquella compañía antiquísima que estaba en Tlalpan... En donde estaba Gabriel Figueroa y Gavaldón...".

En el evento estuvieron presentes el rector de la UdeG, Marco Antonio Cortés Guardado; el exrector universitario Raúl Padilla López; el secretario General de la UdeG, Alfredo Peña Ramos; Mario Alberto Orozco, rector del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), y el director general del FICG, Iván Trujillo.

EL INFORMADOR / GONZALO JÁUREGUI
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