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“Ya no hay de que reírse”: Jorge Arvizu

El maestro del doblaje mexicano parece haber perdido la esperanza; el peso de la realidad lo alcanzó y nada le hace gracia

CIUDAD DE MÉXICO.- El humor es algo que se le atora en la garganta al comediante Jorge Arvizu, mejor conocido como “El Tata”. “Ya no hay de qué reírse”, asegura este señor de la actuación y del doblaje en nuestro país.  “Los mexicanos nos reímos de nosotros mismos... y lo que le provoca más risa es su desgracia, su miseria y su falta de valor, para oponerse a todas las anomalías que estamos viviendo”. 

Poco recuerda (y quiere recordar) Arvizu de su lejano pasado —nació en la ciudad de México el 23 de julio de 1932—, y detesta el halago a su figura, a pesar de ser uno de los actores de doblaje más importantes de la televisión mexicana. “Yo casi ya no participo en mi trabajo, porque las cosas como programas de televisión o comedias de teatro, que planean ya no se utilizan actores, sino a cuentachistes; a tal grado que hace poco estuve en una comedia en el teatro Blanquita, en una comedia costumbrista, popular, pero ahora a ese tipo de productores dice: ‘Vamos a quitar tal o cual escena y metemos un imitador, un cuentachistes, para que la gente se ría más’. ¿Qué es eso?, eso no tiene que ver con la comedia”.

El pasado le va mejor a “El Tata”, personaje que lo lanzara a la fama como actor de comedia en la serie Mis huéspedes de los años ochenta; allí compartió créditos con Joaquín García Borolas, Zayas y María Victoria.  “Nomás hay que ver los programas de antes, pues eran situaciones blancas, con cosas cotidianas, pero ahora todo está basado en puro sexo, y en denigrar al otro; a ver quién resulta más listo y le responda con algo que lo denigre”.  
Jorge Arvizu, quien hizo época como comediante y se convirtió en figura inabarcable del doblaje, a golpe de personajes como Pedro Picapiedra, Benito Bodoque, Mandibulín, El Pingüino, el Doctor Doom, Scooby Doo, Maxwell Smart, Lucas Addams... parece haber perdido la esperanza.  

—¿Para qué le sirve la comedia al mexicano?  
—La comedia ya no resultó comedia, ya es una gran tragedia hoy en día.  

—¿Entonces le sirve de algo la risa al mexicano?  
—El mexicano ya no se ríe, el mexicano que le sale como una risa es una especie de defensa para no darse cuenta de la situación en que vive; esa no es risa, la risa es sana. Pero su risa es una especie de lamento, como una expresión de dolor, es una queja. Cómo es posible que se esté riendo, cuando ve que el futuro de su familia, de sus hijos... ya es incierto. Ya no hay futuro.  

—¿De qué se ríe Jorge Arvizu?  
—La verdad no me río de nada; hago análisis de las cosas, porque en la vida para que te rías, todas las cosas deben estar bien, en orden, armoniosas; entonces alguna situación te causa risa o la provocas. Pero ve la tele, ¿cuáles son los chistes?: cosas ya ilógicas, muy hechas, lugares comunes, lo más tonto. La risa implica mucho ingenio.  

—¿Ya no lo llaman mucho o no le gusta ese tipo de comedia?  
—Pues ya últimamente ha habido cosas que les he dicho que no, en teatro.  

—¿Cómo es el mexicano?
—El mexicano es tragicómico y no se puede amargar porque es un inconsciente; te amargas si eres consciente de lo que vives, pero un inconsciente no se puede amargar, ¿o sí? 
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